Coger y mostrar el niño

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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La persona encargada de recibir al niño para lavarlo y vestirlo solía ser la partera (Mendiola-A; Amorebieta-Etxano-B; Elosua, Ezkio, Getaria-G) o la comadrona (Alío, Aoiz, Izal-N). En Zeanuri (B) una partera colocaba de inmediato al nacido en el suelo de la habitación sobre una sábana limpia y doblada, lurrian ixera garbi doblearen ganean.

En Ribera Alta (A) una vez que el médico o la partera tomaban al niño se lo dejaba a un miembro de la familia para que lo asease y vistiese. En Portugalete (B) y Arrasate (G) la comadrona entregaba el niño en la cocina a la abuela o a algún otro familiar.

En Carranza (B) la primera persona en tomar al bebé era la partera o la persona encargada de llevar a buen fin el parto. De hecho la actividad que desarrollaba esta persona no se conocía como ayudar en el parto o partear sino como "coger el niño". Cuando las mujeres encuestadas hacen referencia a sus propios hijos relatan qué parteras cogieron a cada uno de ellos. Esta expresión también se aplicó después a comadronas, practicantes y médicos.

En Markina (B) y Bidegoian (G) recibía al niño la partera o la abuela, quienes le proporcionaban los primeros cuidados. En San Martín de Unx (N) era recogido por su abuela u otra mujer. En Salvatierra (A) por la abuela materna si era posible, si no por la paterna y si esto tampoco podía ser por la partera del pueblo. En Gamboa (A) la persona que recibía al niño era generalmente la madre o la suegra de la parturienta y en su ausencia otra de las mujeres participantes en el parto.

En Obanos (N) si la abuela estaba en casa, que era lo normal, se encargaba ella de tomarlo y enseñárselo a los restantes miembros de la familia. En Markina (B) si vivía la abuela lo recogía, lo lavaba y lo llevaba a la madre a la cama.

En Viana (N) el comadrón entregaba el niño a alguna vecina o familiar presentes en el parto para lavarlo y fajarlo. Comentan los informantes que se creaba un cierto vínculo entre el niño y la persona que lo había cogido por primera vez; con el tiempo, al crecer, se lo solía recordar de vez en cuando.

Una partera que actuó como tal en Gernika y Markina (B) decía que en Gernika al niño recién nacido se le envolvía en el lienzo o tela donde se envolvía la ceniza y el laurel que se introducía entre la ropa enjabonada para blanquearla.

En Elgoibar (G) algunos nada más limpiar al niño se lo daban al padre envuelto en una camisa de éste y después lo llevaba a la madre.

En Abadiano (B) entregaban el niño a la mujer que estaba ayudando en el parto. Cuando el que había nacido era el primogénito varón, lo tomaba el abuelo y le enseñaba las tierras que pertenecían a la casa y que algún día serían suyas.

Nada más nacer se enseñaba la criatura a la madre (Lezaun-N). Después de lavarla y vestirla se volvía a llevar a la madre y se dejaba en la cama junto a ella (Apodaca, Artziniega, Berganzo, Bernedo, Moreda, Pipaón-A; Muskiz-B; Berastegi, Elgoibar, Getaria-G; Izal, Lezaun, Monreal, Viana-N). Después se pasaba a la cuna (Berganzo-A).

En Garde (N) se daba el niño a la madre unos minutos. Más tarde se dejaba en la cuna. En Sangüesa (N) se colocaba la criatura envuelta en una toalla junto a la madre y más tarde en la cuna junto a la cama de ella.

A veces una vez lavado y vestido se colocaba directamente en la cuna y se llevaba junto a la madre (Beasain-G).

En Amézaga de Zuya (A) lo normal era que después de lavar al niño se colocase en la cuna si bien la madre solía tenerlo un momento en brazos. Si hacía frío lo tenía durante más tiempo.

En Portugalete (B) durante el primer o los primeros días de vida el recién nacido era colocado en la cama junto a la madre para que le diese calor. Hay que tener en cuenta que no existía calefacción en las casas. Posteriormente se le ponía en una cuna en la habitación de los padres. El tiempo que permanecía en ésta dependía de las posibilidades económicas de la casa y del número de miembros de la familia. Se intentaba mantenerle en la habitación hasta que se podía; entre gente pobre normalmente hasta que llegase otro retoño. Así se daba el caso de tener hasta tres niños en el dormitorio: uno en moisés, otro en cama cuna y el tercero en la cama de los padres.

En Orozko (B) una vez lavado y vestido lo ponían en la cama junto a su madre para que se mantuviera caliente. Aún cuando tuviesen cuna, era usual que permaneciera día y noche en el lecho materno. En Lezama (B) tras lavarlo y vestirlo también se acomodaba junto a la madre.

En Artajona (N) se dejaba al recién nacido en la cama junto a la madre. Permanecía junto a ella durante siete u ocho días hasta que se le curaba el ombligo. Transcurrido este tiempo se pasaba a la cuna.

En Carranza (B) después de bañarlo lo metían en la cama con la madre y si era inviernopermanecía junto a ella tantos días como estuviese acostada, mamando cuando tuviese hambre y sin guardar horas; en cambio, en verano se le pasaba a la cuna al de tres días. Cuando la madre se levantaba le ponía en la cuna pero si hacía frío, después de mamar por la noche lo dejaba con ella en la cama. En invierno se tenía la cuna en la cocina y cuando se llevaba a la habitación de la madre se introducían dos botellas de agua caliente envueltas en paños a los costados del niño y otra a sus pies.

El niño se acababa poniendo en una cuna que se dejaba junto a la madre. Pero no en todas las poblaciones ni en todos los tiempos las familias humildes dispusieron de cuna. En la zona cerealista de Euskalerria fue común aprovechar con este fin una medida de capacidad para cereales conocida como media fanega (Berganzo, Mendiola, Valdegovía-A). En Moreda (A) los que no podían permitirse una cuna, lo cual fue bastante frecuente en tiempos pasados, ponían al niño en un robo de madera, utilizado como medida de peso equivalente a 22 kg de trigo.

Parto-galbaia. Cedazo con sábana. Zerain (G). Fuente: Karmele Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.

En la zona más septentrional del área estudiada se utilizaron los cedazos a modo de improvisadas cunas, al menos para transportar al niño hasta la cocina con el fin de lavarlo (Arrasate, Beasain, Bidegoian-G). También en Elosua (G) se envolvía al niño con un trozo de lino blanco y se colocaba en el cedazo, esta costumbre perduró hasta 1960.