Presentación de los niños en santuarios

De Atlas Etnográfico de Vasconia
Saltar a: navegación, buscar

Siguiendo la tradición bíblica (Éxodo 13, 2.11. San Lucas, 2, 22-24) fue costumbre en muchos lugares de Vasconia llevar al primero de los hijos no malogrados a aquellos santuarios donde se había implorado su nacimiento. Esta presentación ritual conllevaba antaño en ciertos casos la ofrenda de trigo o de cera en una cuantía equivalente al peso del niño.

Balanza para pesar niños, Ntra. Sra. de la Antigua. Orduña (B), 1999. Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: José Ignacio García Muñoz.

Ntra. Sra. del Olmo. Quintanilla de Valdegovía y Ntra. Sra. de Angosto (A)

En Quintanilla de Valdegovía eran ofrendados los niños delicados de salud y también los muy llorones a Ntra. Sra. del Olmo; tras su curación los padres volvían al santuario, pesaban al niño en una romana y entregaban para el santuario una cantidad de trigo equivalente a su peso. Idéntico rito practicaban en Uzkiano (A) donde se hacía una ofrenda de cera[1]. De Ribera Alta (A) acuden al Santuario de Ntra. Sra. de Angosto para que los frailes bendigan a los niños.

San Antonio de Urkiola (B)

Una costumbre muy extendida en Bizkaia ha sido la de ofrecer a San Antonio de Padua el niño antes de que cumpliese su primer año. Antaño, los padres acudían al santuario de Urkiola de víspera y pasaban la noche en su interior. Al día siguiente, después de oír la misa, pedían para la criatura la bendición; ésta se llevaba a cabo con la lectura de los primeros versículos del Evangelio de San Juan. Después el niño era pesado en una balanza de peso leal y los padres hacían una ofrenda en aceite o trigo equivalente al peso del niño. En la actualidad está vigente la ceremonia de la bendición de los niños que tiene lugar durante el mes de julio.

Ntra. Sra. de la Antigua. Orduña (B)

Un rito semejante se observó en el Santuario de Ntra. Sra. de la Antigua de Orduña. Antaño se pesaba a las criaturas pequeñas en una balanza, conocida como peso de la Virgen de la Antigua. Aún se conserva esta balanza bajo el camarín de la Virgen, en la capilla de los exvotos. Se entregaba al santuario una cantidad en trigo equivalente al peso del niño. Actualmente algunas madres siguen pesando a sus niños y ofrendando a la Virgen dinero en metálico.

Ntra. Sra. de Gardotza. Berriatua (B)

En Berriatua y Ondarroa (B) era costumbre ir con el recién nacido a la ermita de la Natividad de Ntra. Sra. de Gardotza durante tres sábados consecutivos para pedir a la Virgen que le protegiese y le proporcionase buena salud. Hemos recogido esta práctica en la siguiente oración versificada:

Ama Birjiña Gardotzeko
gure umea ez da ezeteko
ez loditzeko, ez argitzeko.
Iru zapatutan etorri naz
eta mesedetxu bat beretzako.
(Virgen de Gardotza / nuestro niño está malito / ni engorda, ni espabila. / He venido durante tres sábados / y te pido un favorcito para él).

San Miguel de Aralar (N), Ntra. Sra. de Dorleta y Ntra. Sra. de Arrate (G)

También se llevaba a los niños recién nacidos al santuario de San Miguel de Aralar y a la ermita de Ntra. Sra. de Dorleta en Gatzaga[2]. Se recuerda que en estos lugares pesaban antaño al niño y ofrendaban una cantidad de trigo equivalente a su peso. La costumbre de hacer la presentación de los niños se mantiene vigente en el Santuario de Arrate, para ello se les hace pasar por un pasillo, bajo el camarín de la Virgen.

Santo Cristo de Lezo (G)

En el Santuario del Santo Cristo de Lezo el primero de septiembre, día de Mixintxo o Bixintxo (¿San Bixentetxo?) con preferencia a cualquier otra fecha del año, se practicaba un rito que consistía en leer ante los párvulos y adolescentes presentados por sus familiares el texto inicial de los cuatro Evangelios. Acudía gente de Gipuzkoa y de Lapurdi[3].

Altar del Corpus Christi. Agurain (A)

En la Villa de Agurain, por promesa o devoción, se cobijaba a los niños dentro de la mesa que a modo de altar se ponía en la calle el día del Corpus Christi para la procesión del Santísimo Sacramento. En este altar se apoyaba la custodia cuando se detenía la procesión y se impartía la bendición. Solía ser una promesa hecha por los padres para agradecer la curación de un niño o para conseguir su salud.


 
  1. Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. “La vida infantil en Álava” in BISS, XXIV (1980) p. 394.
  2. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 225.
  3. Irigoyen, que recogió esta información en la década de los años treinta se preguntaba: ¿Es este rito alguna reminiscencia de la primitiva liturgia cristiana? Porque sabido es que el día en que los primitivos catecúmenos oían por primera vez el Símbolo de los Apóstoles salían cuatro diáconos precedidos de hachas encendidas y leía cada uno el comienzo de un Evangelio. El Pontífice respondía con una homilía explicativa de la lectura. Vide Domingo IRIGOYEN. “Ermitas e Iglesias de Guipúzcoa” in AEF, XIV (1934) p. 23.