Ritos y plegarias para encontrar novio

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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El invocar la intercesión de los santos que según la tradición ayudan a buscar novio a quien lo solicite ha sido práctica conocida en muchas localidades. Así en Aoiz (N) señalan que para captar la voluntad de un hombre o mujer es bueno solicitarlo a determinados santos mediante rezos o realizando novenas, entre otros a San Antonio, que ayuda a buscar novio, o a San Judas Tadeo, patrón de los imposibles. También se solía rezar el rosario a la Virgen con el mismo fin. En la actualidad las chicas rezan a los santos para rogarles que les ayuden a conquistar a un mozo. Tampoco faltan los chicos que incluso suben andando hasta Roncesvalles para pedir a la Virgen de Orreaga este tipo de favores. Un dicho que se usaba en esta misma localidad en referencia a los jóvenes que acudían a las funciones o vísperas decía así: "Hombre víspero o no tiene novia o no tiene dinero".

De la Villa de Durango (B), al igual que de las demás localidades del Duranguesado, en tiempos todavía recordados las chicas solieras acudían al Santuario de los Santos Antonios de Urkiola y solicitaban a San Antonio de Padua encontrar pareja. Materializaban su deseo clavando un alfiler en un panel que para este menester había en la capilla de exvotos del Santuario. Se decía que el alfiler tenía que ser de cabeza negra si la preferencia se inclinaba por un novio moreno, o de cabeza blanca, si lo era por uno rubio. En el buzón para "Peticiones y Limosnas" del mismo santuario se introducían cartas pidiendo novio a San Antonio.

Romería en el Santuario de Urkiola (B), 1918. Fuente: Aguirre, Rafael. Trikitixa. Billabona, Martin Musika Etxea, 1992.

En Gatzaga (G) los jóvenes de ambos sexos, ya desde los diecisiete años peregrinaban en animadas cuadrillas al Santuario de Urkiola. La solicitud de novio la hacían al igual que se ha descrito anteriormente. Al clavar los alfileres decían: "San Antonio, (chico) bueno o malo, matrimonio"[1].

En Gamboa (A) se sabía de solteros que también acudían a dicho santuario para pedir novio. En Bernedo (A) las chicas ponían una vela a San Antonio para casarse.

López de Guereñu señala que en Alava el santo abogado en asuntos casamenteros también era San Antonio de Padua, a quien fervorosamente se encomendaban las mozas casaderas con la siguiente cantinela:

San Antonio bendito,
ramo de flores;
a las descoloridas
danos colores.

Asimismo señala que las solteras de Aramaiona acudían a Urkiola y, aparte de sus oraciones y plegarias, arrojaban en el templo un alfiler para conseguir su petición: de cabeza negra o blanca según deseasen novio moreno o rubio. También se solía recurrir, medio en serio medio en broma, a otros varios santos, explicándoles las condiciones que se deseaban en los presuntos acompañantes, según se recogió en Vitoria (A):

San Aquilino, que no le guste el vino;
San Honorato, que no sea boato;
San Bonifacio, que no sea zafio;
San Crispín, que no sea galopín;
San Tadeo, que no sea feo[2].

En Nabarniz (B) los jóvenes varones dirigían sus peticiones para encontrar novia a San Antonio de Urkiola, como se recoge en este dicho:

Goazen Urkiolara
San Antoniori eskatzen
nobie bana.
(Vamos a Urkiola / a pedir a San Antonio / una novia para cada uno).

Las muchachas por su parte recurrían a la Magdalena. A este respecto recordaba una informante la siguiente copla;

Neskazarrak joaten dira
bai Madalenera
santuari eskatutera
nobio on bana.
Santuak oi dirautse
buruari eraginda
ai oi ai salada
hoy no vale nada.
(Las solteronas acuden / a [la ermita de] La Magdalena / a pedir a la santa / un buen novio para cada una. / La santa les responde / meneando la cabeza / ai oi ai salada / hoy no vale nada).

Azkue señala que en Barkoxe (Z) las muchachas también iban a la capilla de la Magdalena a pedir novio mientras que los muchachos que buscaban novia, lo hacían a la de San Antonio[3].

San Judas ha sido otro de los santos a quien han pedido ayuda las solteras en Vitoria (A). No dejaba de ser laboriosa la solicitud al mismo puesto que exigía una gran constancia: había que acudir a él nada menos que ochenta días seguidos, postrarse ante su imagen después de subir el Campillo, y seguir una determinada fórmula consistente en ir rezando de uno a cuarenta credos durante otros tantos días y por espacio de un tiempo igual bajar desde cuarenta hasta uno[4].

En Ezkurra (N) para entablar relaciones a fin de contraer matrimonio muchos visitaban el Santuario de San Miguel de Aralar y allí ofrecían una misa, se confesaban y comulgaban[5]. En Alsasua (N) las jóvenes tenían por abogado de boda al Santo Cristo de Otadia[6]. A la ermita de San Adrián de Zegama (G) también acudían las muchachas cuando querían tener un novio y le decían: "San Adriantto, arren!, batto" (San Adrianito, ¡por favor! -dame- uno)[7]. En Dima (B) pedían "San Milintto arren batto" (San Millanito, por favor, dame uno)[8].

En la ermita de San Pedro de Atierre en Ibarrangelua (B) formulaban el deseo de encontrar novio haciendo sonar su campana. En la ermita de Ntra. Sra. de la Piedad, conocida como Pidadea, ubicada en el barrio Ugarana de Dima (B), es tradición popular que quien bese la flor de hierro forjado que se halla en su verja encontrará novio o novia en breve plazo. En el Santuario de San Miguel de Arretxinaga, en Markina-Xemein (B), todavía hoy en día las solieras acostumbran pasar tres veces por el estrecho hueco que hay debajo de los peñascos que se encuentran en el interior del templo. Se rezan tres avemarías mientras se atraviesa con dificultad el angosto lugar. Esta misma operación, aunque menos frecuentemente, la hacen los chicos solteros[9].

Azkue señala que en Lekeitio (B) al finalizar el baile las muchachas iban a la Atalaya y dando tres vueltas sobre los talones, iru bira oreo gañean, alrededor de la cruz, la besaban creyendo que así lograrían tener novio[10]. Satrústegui añade que si al terminar el recorrido quedaban mirando hacia el mar, por allí les vendría el compañero, y por tierra si miraban en sentido opuesto. Y dice también que no había que tocar la cruz para evitar el riesgo de perder la vida[11].

En los pueblos de los alrededores de Eibar (G) es costumbre que los jóvenes que deseen casarse acudan al alto de Arrate y den tres vueltas alrededor de la cruz enclavada en dicho lugar, tal como lo relatan los versos de Latsurregi:

Arrateko bidean
Azitain aldetik
arrizko gurutze bat
dago aintzinetik.
An Kredo bat, an Kredo bi,
nai dunak amabi.
Laguna topatzeko
ez da gauza hoberik[12].
(Camino a Arrate / en la zona de Azitain / hay por delante / una cruz de piedra. / Allí (se reza) un credo, allí (se rezan) dos credos / el que quiera (reza) doce. / Para encontrar compañero / no hay cosa mejor).

Azkue recogió la siguiente canción que hace referencia a la consecución de un chico:

Altzola goiti dago, bai Mendaro baiño
mutila merkeago, bai neskatxa baiño.
Mutila nahi duenak beretzat erosi,
Arrateko zelaian txanponean zortzi.
Onak baldin badira, eztira garesti;
txarrak baldin badira, probatu ta utzi.
Lau, bost, sei, sardiña-makaillero;
sei, zazpi, ez gabiltza gaizki[13].
(Altzola está arriba más que Mendaro, / el mozo más barato ciertamente que la muchacha. / Quien quiera comprar para sí a un muchacho, / en el prado de Arrate hay ocho por una tarja).
(Si son buenos no son caros; / si son malos se les prueba y se les deja. / Cuatro, cinco, seis, sardiña-bacallero, /seis, siete, no andamos mal).

Antiguamente las chicas de Iturmendi (N) daban vueltas a la ermita de Santa Marina, en Urbasa, en la creencia de que se casarían en el año[14].

En la ermita de San Miguel de Ereñuzar, no lejos de Kortezubi (B), hay un antiguo sepulcro que recoge las aguas de una gotera. Lavándose con el agua y dando tres vueltas a la ermita se decía que conseguían novio las muchachas casaderas[15].

Frente al Santuario de Urkiola existe una gran piedra redonda a la que las muchachas daban y dan actualmente tres vueltas con el mismo fin de encontrar pareja (Durango-B).

En Apellániz (A) una eficaz manera de lograr novio consistía en acudir al Santuario de San Gregorio de Sorlada (Navarra) procurando pisar el ladrillo del templo que anteriormente hubiera pisado el muchacho preferido; o bien invocar al Santo casamentero por excelencia: San Antonio de Padua, aunque según aseguran también San Sebastián se consideraba eficaz en estas solicitudes[16].

En Pamplona (N) el pavimento de la parroquia de San Nicolás es de tumbas de madera. Dicen que únicamente hay un ladrillo y tiene virtud casamentera ya que la chica que lo pisa sin darse cuenta el día seis de diciembre encuentra novio[17].

En Aoiz (N) fue costumbre hasta mediados de siglo que la joven soltera que quisiera tener novio se lavase el día de San Juan al amanecer en una fuente que brota en la orilla del río Irati y que se denomina "la fuentica de Gorriz" por hallarse cerca del pueblo de este mismo nombre. Según la tradición la moza que esa mañana se lavase la cara con el agua de la citada fuente encontraría novio antes que acabase el año. Este rito era acompañado por un desayuno que debía estar compuesto por chocolate hecho y bizcochos o galletas y para beber moscatel. No falta alguna mujer que recuerda haber realizado este rito y tuvo novio a los pocos meses.

En Erbi (A) también era costumbre que la muchacha que quisiera tener novio, al amanecer del día de San Juan se lavase la primera en la fuente del pueblo. En San Román de Campezo (A) se consideraban favorecidas todas las que lo hiciesen en un arroyo cercano[18].

En la consecución de novio, además de la intercesión solicitada a los santos, existían otras costumbres que también favorecían el comienzo de unas relaciones. López de Guereñu recogió en Alava que se conseguía clavando un alfiler en el vestido de la novia. Otra fórmula consistía en coger el pañuelo de la persona amada; el mozo lo conservaba y ella lo devolvía después de lavarlo y plancharlo. Igual resultado daba el regalo de algunas flores del ramo que la novia llevaba en la ceremonia. Asimismo el trébol de cuatro hojas servía para lograr un buen casamiento[19].


 
  1. Pedro Mª ARANEGUI. Gatzaga: una aproximación a la vida de Salinas de Léniz a comienzos del siglo XX. San Sebastián, 1986, p. 128.
  2. Gerardo LOPEZ DE GUEREÑU. “El matrimonio en Alava” in BISS, XV (1971) p. 200.
  3. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I, Madrid, 1935, p. 282.
  4. Gerardo LOPEZ DE GUEREÑU. “El matrimonio en Alava” in BISS, XV (1971) pp. 200-201.
  5. José Miguel de BARANDIARAN. “Estudio etnográfico de Ezkurra” in AEF, XXXV (1988-1989) p. 57.
  6. José Mª SATRUSTEGUI. Comportamiento sexual de los vascos. San Sebastián, 1981, p. 202.
  7. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I, Madrid, 1935, p. 282.
  8. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I, Madrid, 1935, p. 282.
  9. Gurutzi ARREGI. La función de la ermita en las vecindades de Vizcaya. Bilbao, 1995, pp. 469-470. (Inédito).
  10. Gurutzi ARREGI. La función de la ermita en las vecindades de Vizcaya. Bilbao, 1995, pp. 281-282. (Inédito).
  11. José Mª SATRUSTEGUI. Comportamiento sexual de los vascos. San Sebastián, 1981, p. 202.
  12. Juan SAN MARTIN. Antzinako Eibar. Eibar, 1993, pp. 144-145.
  13. Resurrección Mª de AZKUE. Cancionero Popular Vasco. Tomo III. Barcelona, [1923], pp. 37-38.
  14. José Mª SATRUSTEGUI. Comportamiento sexual de los vascos. San Sebastián, 1981, p. 201.
  15. José Mª SATRUSTEGUI. Comportamiento sexual de los vascos. San Sebastián, 1981, p. 201.
  16. Gerardo LOPEZ DE GUEREÑU. “Apellániz, pasado y presente de un pueblo alavés” in Ohitura, 0 (1981) p. 208.
  17. José Mª SATRUSTEGUI. Comportamiento sexual de los vascos. San Sebastián, 1981, p. 202.
  18. Gerardo LOPEZ DE GUEREÑU. “El matrimonio en Alava” in BISS, XV (1971) p. 201.
  19. Gerardo LOPEZ DE GUEREÑU. “El matrimonio en Alava” in BISS, XV (1971) p. 205.