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Vasconia peninsular. Andabideak

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En Oñate (G) los caminos particulares de cada caserío a la iglesia eran conocidos como ''kurtzebidea, elizbidea, korpuzbidea y mezabidea. ''El paso tanto del viático como de la cruz de la conducción debía hacerse por el trazado íntegro e invariable de dicho camino por razón de que «variándose a antojo, puede quedar perjudicado el vecindario». El ''kurtzebidea, ''en los años veinte, debía medir siete pies y medio, o ser lo suficientemente ancho para que pudiera pasar por él un carro. Era un camino muy respetado por los de la localidad lo que dio lugar al aforismo ''kurtzebidetik joan''<ref>José A. de LIZARRALDE. “Villa de Oñate” in AEF, VII (1927) pp. 100-101.</ref> (no andarse por atajos).
En Carranza '''(B) '''existieron caminos fijos para la conducción del cadáver si bien muchos quedaron relegados al mejorar notablemente las vías de comunicación usuales entre los diversos barrios del Valle. Manuel López Gil, a principios del siglo, recogió que la conducción del cadáver en el barrio de Soscaño se hacía por los llamados «caminos de anteiglesia» <ref>AEF, III (1923) p. 2.</ref>. El paso circunstancial del féretro por fincas o terrenos particulares en situaciones excepcionales, como nieves o climatología adversa, no creaba servidumbre. Generalmente nadie lo impedía, si bien algunos lo hacían para evitar que se creara el camino.
En Muskiz (B) los caminos mortuorios eran conocidos como «caminos de misa». Fueron utilizados hasta los años veinte ''y ''hoy están en desuso, sustituidos por las carreteras y otros caminos más cómodos. Antaño servían para unir los barrios apartados con la iglesia y el cementerio. Cuando tenía lugar un entierro civil surgían problemas ya que no se dejaba pasar el cadáver por caminos particulares, lo que obligaba a transportarlo de noche o forzaba la celebración de la ceremonia religiosa.
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