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Recoleccion conservacion y aprovechamiento de la fruta

314 bytes eliminados, 10:57 15 jun 2018
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Las manzanas las recogían a mano a ratos perdidos. Las ataban con hilos en racimos que colgaban en las vigas de los cuartos de dormir para su protección y conservación.
 
 
 
 
 
En Viana (N) algunas frutas y verduras las venden todavía los particulares colocándolas públicamente en la calle, en cestos, junto a la entrada de la propia vivienda. Las ciruelas, sobre todo las claudias, se ''enrastraban ''con un cordel envolviéndolas en papel y se secan al aire libre. Las guindas se mezclaban con anís y se aconsejaba su consumo para el dolor de tripas. Con los membrillos se elaboraba la ''carne ''o dulce de membrillo. Con las manzanas y otras frutas como las peras y otras ya secas como los ''orejones ''de melocotón y las ciruelas pasas, se elaboraba el ''manzanate ''de frutas cocidas típico de la Navidad. Con nueces se solía hacer un licor de nuez. En el caso de los higos, además de su consumo natural, directamente del árbol, los ponían al sol en cañizos o en cribas en el granero y una vez secos los aplastaban y les echaban algo de harina. A veces se ponían en rastras mediante cuerdas.
La fruta situada a mayor altura en el árbol era recogida por los hombres. Para ello bajaban las ramas o ellos se subían a una escalera. Los hombres portaban unos ''pozales'', recipientes de plástico o de metal, con una cuerda y un gancho para poderlos colgar de las ramas. Cuando el ''pozal ''estaba lleno se lo entregaban a las mujeres o a los niños, que eran los encargados de rellenar las ''barcas ''que habían quedado incompletas. Así ''rancle ''tras ''rancle''.
A media mañana, cuando los mosquitos ya habían aparecido, se paraba para “echar el ''bocao''”, preparado siempre por las mujeres. Al atardecer los hombres cargaban el remolque ''barca ''por ''barca'', uno conducía el tractor y dos se dedicaban a cargarlo. Mientras tanto las mujeres y los niños se ocupaban de recoger la fruta caída en el suelo, que era la que luego se comía en casa.  Prácticamente la totalidad de la fruta recogida se llevaba a Pamplona. Solo una mínima parte se colocaba delante de la puerta de la casa con el cartel de “Se vende”. Para pesarla utilizaban una balanza de dos platos o una ''romanilla''.
En esta misma población navarra la recolección de los almendros se efectuaba colocando una gran sábana y vareando las ramas.
En Valtierra (N) la fruta que estaba muy madura o picada era la que solían comer fresca; la otra la pelaban, cocían y embotaban con medios rudimentarios hasta que aparecieron las fábricas conserveras, en los años sesenta.
En Bera (N) la manzana que, generalmente, se recogía de septiembre a octubre se transportaba y medía en un recipiente de madera que se llamaba ''konporta ''con el que se calculaban las cargas. Las manzanas para sidra eran las llamadas dulces, ''gezak''<nowiki>; las ácidas se usaban para comerlas asadas y había más variedades. Con la sidra se mezclaba una de calidad inferior llamada </nowiki>''ollo-kaka10kaka''<ref>CARO BAROJA. “Un estudio de tecnología rural”, cit., p. 224.</ref>.
En el Valle de Carranza (B) las manzanas maduran a finales de septiembre y sobre todo en octubre. Ha solido haber variedades más tempranas, por julio, en la época en que se trillaba. Las peras primeras eran las de ''san Juan''<nowiki>; también las había que maduraban en agosto y otras en septiembre. Las más tardías eran las de los perales de </nowiki>''invierno ''cuyo fruto se consumía por Navidad. Estos árboles conservaban las peras en sus ramas después de haber perdido las hojas. Las peras que se almacenaban en casa tenían una duración mucho menor que las manzanas, aún así los informantes cuentan que eran más duraderas que las procedentes de los árboles que en las últimas décadas se han adquirido en comercios.
La cereza era una fruta muy apreciada y además era la Las peras primeras eran las de ''san Juan''; también las había que “primero venía” pues algunas variedades maduraban en agosto y otras en septiembre. Las más tardías eran las de los meses perales de ''invierno ''cuyo fruto se consumía por Navidad. Estos árboles conservaban las peras en sus ramas después de mayo y juniohaber perdido las hojas. Como Las peras que se solía contar con distintas clasesalmacenaban en casa tenían una duración mucho menor que las manzanas, iban alcanzando la sazón escalonadamente, lo aún así los informantes cuentan que facilitaba su consumo además de prolongarlo. Las primeras cerezas eran más duraderas que las del mes procedentes delos árboles que en las últimas décadas se han adquirido en comercios.
La cereza era una fruta muy apreciada y además era la que “primero venía” pues algunas variedades maduraban en los meses de mayo y junio. Como se solía contar con distintas clases, iban alcanzando la sazón escalonadamente, lo que facilitaba su consumo además de prolongarlo. Las primeras cerezas eran las del mes de mayo, también las había ''de san Juan ''(junio) y ''de Santiago ''(julio). Las últimas eran las ''monchinas'', es decir, las que rendían los cerezos silvestres que no se injertaban. Algunos producían cerezas de sabor agradable y de un tamaño aceptable. Las cerezas ''monchinas ''suelen tener un sabor un tanto desagradable que se denomina “a madera”, son pequeñas, con poca carne y un güito desproporcionadamente grande en relación al tamaño del fruto. Había muchos grados de calidad de las mismas, de modo que las más apreciadas eran las que tuviesen el menor gusto de madera. Aún así los informantes reconocen que el mismo puede resultar desagradable al principio, pero en cuento se consumen unas cuantas ya apenas se aprecia.
10 CARO BAROJALas brevas se maduran en agosto. “Un estudio de tecnología rural”, cit., p. 224.  {| style="border-spacing:0;width:15.505cm;"|- style="border:none;padding:0cm;"|||-|}mayoLos higos más tarde, también las había ''de como muy pronto por san Juan ''Miguel (junio) y ''29 de Santiago ''(julioseptiembre). Las últimas eran las ''monchinas'', es decir, las que rendían los cerezos silvestres que no se injertaban. Algunos producían cerezas de sabor agradable y Antaño era frecuente comer higos durante todo el mes de un tamaño aceptableoctubre. Las cerezas ''monchinas ''suelen tener un sabor un tanto desagradable Para que se denomina “a madera”la cosecha perdurase debía haber buen tiempo, son pequeñassoleado. Si llovía, con poca carne muchos higos se abrían y un güito desproporcionadamente grande en relación al tamaño del frutocabo de unos días se estropeaban. Había muchos grados El principal enemigo de calidad de las mismasesta fruta es la helada, de modo que las más apreciadas eran las que tuviesen el menor gusto de maderadestroza toda la cosecha. Aún así los informantes reconocen que el mismo puede resultar desagradable al principioPor ello, pero en cuento otoños excepcionalmente benignos se consumen unas cuantas ya apenas podían seguir comiendo higos en noviembre y a veces hasta en diciembre. Antes se apreciadecía que si llovía el día de san Pedro (29 de junio) ese año se estropearían los higos.
Las brevas La cosecha de avellanas se maduran recoge en agostoy en septiembre. Los higos más tardeLas avellanas, como muy pronto por san Miguel (29 dependiendo de septiembre)sus razas, maduran escalonadamente. Antaño era frecuente comer higos durante todo Se sabe cuál es el momento preciso cuando al presionar con el mes pulgar sobre la avellana se desprende fácilmente de octubre. Para las brácteas que la cosecha perdurase debía haber buen tiempo, soleadoalojan. Si llovía, muchos higos Cuando eso ocurre se abrían y al cabo de unos días se estropeaban. El principal enemigo de esta fruta es la helada, dice que destroza toda la cosecha“están ''loras''”. Por ello, Los avellanos ''monchinos ''suelen ser los últimos en otoños excepcionalmente benignos se podían seguir comiendo higos en noviembre madurar y a veces hasta en diciembre. Antes por lo regular sus frutos se decía que si llovía el día de san Pedro (29 de junio) ese año se estropearían los higosrecogen del suelo.
La cosecha de avellanas se recoge en agosto y en septiembre. Las avellanas, dependiendo de sus razas, maduran escalonadamente. Se sabe cuál es el momento preciso cuando al presionar con el pulgar sobre la avellana se desprende fácilmente de las brácteas que la alojan. Cuando eso ocurre se dice que “están ''loras''”. Los avellanos ''monchinos ''suelen ser los últimos en madurar y por lo regular sus frutos se recogen del suelo. El membrillo es un árbol que produce abundantes frutos y la única forma de consumirlos es transformándolos en el dulce denominado igualmente membrillo. Se guardaba en recipientes que no garantizaban su conservación a largo plazo, pero como la cantidad elaborada solía ser escasa se consumía más bien pronto. El dulce de membrillo era muy apreciado por lo que también se adquiría en el mercado. Mezclado con queso constituía el postre de algunos días festivos y la merienda en “el tiempo de los trabajos”, en verano.
El níspero es más conocido por el refrán que habla de su sabor desagradable que por haber sido cultivado y su fruto consumido con alguna frecuencia.
:''El que ''mísperos/ bísperos ''/come''bísperos :''come espárragos chupa '':''y besa a una vieja '':''ni come, ni chupa, ni besa.''
En Bedarona (B) las manzanas se consumían directamente o se hacía sidra con ellas. Para recogerlas se cimbreaba fuertemente el árbol y las que no caían se echaban con una vara, ''kakua''.
Había manzanas que duraban casi todo el año, conservándolas en el camarote bien extendidas sobre la paja, ''galtzue''. Así ocurría por ejemplo con las ''kanak'', ''boskantoiek ''y ''altzondoak''. Se recogían en octubre. Con las manzanas en muchos caseríos se elaboraba sidra para consumo doméstico. También se producía txakoli.
Las castañas se recogían por la festividad de san Miguel (29 de septiembre) con erizo, ''lokotza'', y delante de la casa se hacía con ellas un montón, ''montorra'', sin otra protección que cubrirlas con ''azpigarria ''(hierba con la que se hacía la cama del ganado) o helecho. Aguantaban hasta bien entrado el invierno, en primavera comenzaban a dar brotes y ya no servían. Se comían asadas y cocidas. Para cocinarlas hay que quitarles el erizo y pelarlas para que no peguen tiros al asarlas, en tiempos pasados en el tamboril, ''tanboliñe''<nowiki>; para cocerlas basta con darles un corte.</nowiki>
En Gautegiz Arteaga (B) del nogal se recogen las nueces que van cayendo y las demás se varean con un palo largo, ''kakoa''.
En Sara (L) se daba comienzo a la recolección de la castaña por san Miguel (29 de septiembre) o antes. Vareaban, ''erautsi'', los castaños con un palo largo llamado ''haga ''al que se hacía cimbrear. Una vez caídas las recogían en cestas con su erizo sirviéndose de unas pinzas de madera de nombre ''martxola''.
El erizo del castaño se denomina ''karloa''<nowiki>; las púas de mismo, </nowiki>''ileak'', ''puntak''<nowiki>; el grano, </nowiki>''pikorra'', ''bihia''<nowiki>; el grano agusanado, </nowiki>''maskorra''<nowiki>; el grano arrugado por defecto de desarrollo, </nowiki>''zizpela''<nowiki>; la castaña pilonga, </nowiki>''gaztain ximurra''<nowiki>; la corteza del grano, </nowiki>''azala''<nowiki>; y la película que envuelve la carne, </nowiki>''atorra''.
Una vez recogidas las castañas se llevaban a casa en carretadas, ''burkadak'', y se apilaban contra la fachada o en la tejavana envueltas en helechos. Para que se mantuviesen en condiciones debían estar húmedas y por ello se dejaban a la intemperie. Así las cortezas se iban pudriendo, pero los frutos aguantaban bien por lo menos hasta Navidad. Unos tres o cuatro días antes de consumirlas se llevaban dentro para que se secasen. En el interior no aguantan más de quince días, pues se endurecían, ''txikoldu''. Si se guardaban durante demasiado tiempo les salían brotes, ''ernemine emon''.
En Uhartehiri (BN) una parte de las frutas recogidas se consumían en casa y la otra parte se vendía. En Liginaga (Z) con las frutas se hacían confituras.
En Zeberio[[#ftn10|[10]]] <ref>Juan Manuel ETXEBARRIA. “Kirikiñusiek” in ''Etniker Bizkaia''. Núm. 2 (1976) pp. 43-45.</ref> y en Zeanuri (B) las ericeras, ''kirikiñuusiak, ''eran los depósitos donde se almacenaban en pleno monte las castañas una vez vareadas.
Para su construcción se hacía un murete con piedras de forma circular de un metro de altura y unos tres metros de diámetro. También podía levantarse contra la misma ladera cerrando por su parte inferior una pared tosca de piedra o con estacas entrecruzándolas con varas flexibles. Solía estar provista de una abertura lateral para extraer por ella las castañas. Estos depósitos se llenaban de frutos con sus caparazones, ''kirikiñoak ''y se cubrían por encima con ramas y helechos. De allí se llevaban al caserío a lo largo del invierno.
En el Valle de Carranza (B) se utilizaba un ''rastrillo ''similar por su forma a la ''rastrilla ''de recoger hierba, si bien tenía el ''peine ''más corto y más grueso y los ''pinos ''de mayores dimensiones y grosor. Se empleaba en las ''oriceras ''u ''ordineras ''para ''batir las castañas ''almacenadas y separarlas de su envoltura espinosa, el ''orizo ''u ''ordino. ''Este proceso se llamaba ''desorizar''. Para ello se sacaban algunas castañas por un margen de la ''oricera''<nowiki>; se le daba vuelta a la herramienta y se golpeaban con la parte plana del </nowiki>''peine. ''Los restos de la envoltura, al ser más ligera, quedaban encima mientras que las castañas, por pesar más, quedaban debajo. Después se iba ''arrastrillando ''la masa batida; eso permitía retirar las envolturas y dejar las castañas sueltas. Después con el mismo ''rastrillo ''se cargaban en un cesto para voltearlas en la ''cama ''del carro de bueyes en que se llevaban a casa. En Ataun (G) para recoger el erizo, ''morkotsa'', de la castaña se servían de una horquilla de madera llamada ''matxardea ''(''morkots-sardea'', horquilla para erizos de castaña). En siglos pasados la castaña constituyó el alimento ordinario durante buena parte del año. La cosecha se conservaba durante meses depositada sobre arcilla y sin despojarla del erizo. Se removía con frecuencia, echándole cascabillo de trigo, ''garinjaulkea'', y permanecía fresca hasta el mes de mayo e incluso más tarde. Podía ser conservada durante más tiempo si la recolección se llevaba a cabo antes de que se le abriera el erizo. La enfermedad conocida como el mal de la tinta terminó con la mayor parte de los castañares[[#ftn11|[11]]].  [[#ftnref10|[10]]] Juan Manuel ETXEBARRIA. “Kirikiñusiek” in ''Etniker Bizkaia''. Núm. 2 (1976) pp. 43-45.[[#ftnref11|[11]]] ARIN, “La labranza y otras labores complementarias en
En Ataun (G) para recoger el erizo, ''morkotsa'', de la castaña se servían de una horquilla de madera llamada ''matxardea ''(''morkots-sardea'', horquilla para erizos de castaña). En siglos pasados la castaña constituyó el alimento ordinario durante buena parte del año. La cosecha se conservaba durante meses depositada sobre arcilla y sin despojarla del erizo. Se removía con frecuencia, echándole cascabillo de trigo, ''garinjaulkea'', y permanecía fresca hasta el mes de mayo e incluso más tarde. Podía ser conservada durante más tiempo si la recolección se llevaba a cabo antes de que se le abriera el erizo. La enfermedad conocida como el mal de la tinta terminó con la mayor parte de los castañares<ref>ARIN, “La labranza y otras labores complementarias en Ataun”, cit., pp. 75-76.</ref>.
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