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Abejeras erlategiak

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En el Valle de Carranza (B), desde tiempos antiguos ha existido la costumbre de ubicar el colmenar, nombre con el que se conoce el conjunto de cepos (colmenas), en lugares bien diferenciados del espacio rural del valle. Se ha situado en las balconadas de las casas, o cerca o junto a ellas, y en ocasiones en el monte. Siempre de forma que recibieran el máximo posible de horas de sol, orientados al sur. En otro tiempo los cepos se colocaban en el balcón del ''sobrao'', bajo el alero del tejado. Una vieja creencia recogida en el barrio de Salviejo decía que se colocaban en los balcones porque “las abejas tenían que oír hervir el puchero del dueño”, así éste estaba más pendiente de ellas. Los cepos situados cerca de los caseríos se han colocado en línea recta, en una o dos hileras, a resguardo de muros o paredes de piedra. A veces se ponían dentro de sencillas construcciones para protegerlos de las inclemencias del tiempo.
[[File:FIGURA2.413 Colmenar cercano a la casa. Carranza (B) 1988.jpg|frame|Colmenar cercano a la casa. Carranza (B), 1988. Fuente: Miguel Sabino Díaz, Grupos Etniker Euskalerria.png|RTENOTITLE_FIGURAclass=nofilter]]
En Abezia (A), en los terrenos cercanos a la casa había abejeras, independientes de la casa, que a menudo se colocaban contra una pared y disponían de un pequeño tejado de protección. En Apodaca (A) la mayoría de las casas tenían la abejera, un pequeño tejadillo a tres paredes abiertas al mediodía donde se ponían los vasos o cuezos en dos o tres pisos.
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