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La atracción no es sólo infantil sino que nos acompaña el resto de nuestras vidas. Así hablamos del poder hipnótico que sobre nosotros ejerce el fuego y el mismo ha entrado a formar parte de nuestro lenguaje relacionándolo con la propia vida o con el amor. Expresiones como avivar el fuego, decir que es mortecino el que está a punto de extinguirse o estar al amor de la lumbre, constituyen el contrapunto a hablar del fuego de la vida o del amor o de apagarse la llama de la vida.<div style="margin-left:0cm;"></div>
Por elemental que parezca este hecho que nos aporta la arqueocivilización, es necesario tenerlo presente para interpretar el desarrollo ulterior de la cultura doméstica en la diversidad de los pueblos.