Cambios

El lenguaje de los tañidos

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En Ribera Alta (A) no se voltean las campanas, se da un toque con una de ellas, se deja pasar un tiempo y se da otro con la segunda. Se repiten estos toques en cuatro ocasiones con un intervalo de tiempo entre ellos cada vez menor, para acabar con tres reclamos en caso de que el muerto sea hombre y dos cuando es mujer.
En Valdegovía (A) consiste en tocar con una campana, esperar aproximadamente 10 ó o 15 segundos y tocar con una segunda, aguardar el mismo tiempo poco más o menos y volver a tocar una campanada con la primera, esperar nuevamente y repetir con la segunda y así alternando una y otra hasta hacer sonar 15 ó o 20 campanadas en total, entonces se da un repicado que consiste en golpear las dos campanas alternativamente pero sin pausa. Si esto se hace dos veces seguidas quiere decir que la persona fallecida es mujer, si se repite tres veces es hombre.
En Muskiz (B), al igual que en la mayoría de las localidades, este toque se ejecutaba a mano, o sea, cogiendo el badajo con la mano y golpeándolo contra la campana. Se tañía un repiquete y después de pasar unos segundos se daban dos golpes secos si era mujer y tres si era hombre.
En Hondarribia (G) se tañía con la campana grande, ''mandoma, ''doce o trece toques acompasados y, para terminar, tres toques espaciados si el difunto era varón y dos si era mujer.
En Ezkurra (N) se tocaban tres campanadas con una campana y otras tres con la otra y así alternativamente hasta completar doce campanadas. Al final se hacían sonar otras tres con ambas campanas a la vez si el difunto era varón y dos si era mujer<ref>José Miguel de BARANDIARAN, «Contribución . "Contribución al estudio etnográfico del pueblo Pueblo de Ezkurra», citEzkurra.Notas iniciales" in AEF, XXXV (1988) p. 60.</ref>.
En Lezaun (N) este toque constaba de dos partes, la primera se llamaba «a agonía» y la segunda «a muerto». La parte correspondiente a la agonía era común a hombres, mujeres y niños de ambos sexos y consistía en treinta y tres campanadas que se tañían lentamente con la campana grande. La parte correspondiente «a muerto», si se trataba de un hombre, se tocaba alternando las dos campanas, unos diez toques con cada una, esto es, unos veinte en total, cuya ejecución se iba acelerando algo. Se repetía tres veces. En el caso de una mujer el toque era idéntico pero se repetía sólo dos.
A la inversa que en la situación anterior en esta ocasión el número de veces que se repite el toque es idéntico para ambos sexos, la diferencia se establece en el número de campanadas que componen la serie que se repite.
En Iholdi (BN) para anunciar que la persona fallecida era un hombre se hacían sonar tres golpes bastante próximos una quincena de veces, cuando se trataba de una mujer dos golpes<ref>Jean HARITSCHELHAR. «Coutumes funéraires à Iholdy (Basse- Navarre) » in ''Bulletin du Musée Basque. ''. N.° 37 (1967) pp. 111-112.</ref>.
En Lekunberri (BN) para un hombre se tocaban igualmente series de tres golpes de campana y para una mujer de dos.
:''Para ver a Dios nacimos.''
:''En la tierra somos polvo''
:''y en el cielo pelegrinos''<ref>Salustiano VIANA. «Estudio etnográfico de Lagrán= Lagrán» in ''Ohitura'', I (1982) p. 58.</ref>
En Lekaroz (N) cuando moría una criatura y sonaban las campanas a muerto:
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