En el ayuntamiento de esta localidad se «cantaban» o subastaban las corralizas y, a veces, los pastores se ponían de acuerdo entre sí para adjudicárselas a menor precio o para compartirlas.
Aunque hoy en día los agricultores estén invadiéndolas, no pueden impedir el paso del ganado, ni que éste entre a pastar en sus terrenos. En las corralizas municipales no se permiten acuerdos entre pastores para que el ganado de uno vaya a pastar a la que le ha correspondido a otro. En cambio está reconocido como un derecho el poder llevar a abrevar el ganado de una que no tiene agua a otra que sí la tiene; se estima asimismo que es una servidumbre de paso si los animales se salen del camino o cañada y las ovejas comen algo de pasto de la corraliza que atraviesan.