Eguzki-lorea, flor de cardo
La colocación de la flor de cardo silvestre, eguzki-lore (lit.: flor del sol), tuvo antaño una significación protectora de la morada. Todavía quedan reminiscencias de la creencia en la virtud protectora de esta planta que es la más parecida al disco solar.
En Lekunberri (N) la colocaban en la puerta de la casa para defenderse contra el rayo.
En Ataun (G) para protegerse de las brujas colocaban un cardo (Carlina acaulis) clavado en la puerta de entrada. En Zerain (G) dicen que al ver las brujas la flor de cardo, eguzkilorea, kardu santua o kardu latza, en la puerta de la casa, creen que es el sol y que por tanto ha terminado la noche que es su tiempo de acción. Por ello no entran en la casa.
También en Pipaón (A) y Arrasate (G) se consideraba que la flor de cardo preservaba la casa de los malos espíritus. En Astigarraga (G) lo mismo que en Bajauri (A) la colocaban en la puerta de entrada pero por la parte interior. También se ponía en otros tiempos en Berganzo (A), aunque esta práctica no era muy frecuente. En Beasain y Oñati (G) colocan en la puerta principal del caserío una o más flores de cardo silvestre.
En Ribera Alta (A) y Telleriarte (G) colocaban esta flor de cardo en una de las vigas de la cuadra; y en la última localidad también en la puerta de la casa.
Hoy en día es frecuente ver el eguzki-lore, en muchas puertas como nuevo elemento decorativo. Como señalan los informantes de Aoiz (N) estos últimos años son los jóvenes los que colocan esta flor en las puertas de las casas.