Portal y carrejo. Atariko tresneria
En varias localidades alavesas se han recogido testimonios de que en los portales había graneros. Así ocurría en Abezia (A) donde se ha constatado que en los portales era habitual la presencia de grandes graneros, llamados comportos, que llegaban al techo y disponían de una pequeña trampera en la parte inferior para sacar el alimento. Para introducir el grano, algunos tenían tramperas en el techo, mientras que otras veces algunas tablas del propio granero actuaban de tapas que se quitaban o ponían en función de las necesidades. Junto al comporto se situaba el banco de matar y la puerta al cuartico. En algunos portales había comederos fijos para los cerdos.
En el Valle de Zuia (A), en la mayoría de las casas había graneros en el portal de la casa y en alguno de los cuartos de abajo, con trampera de unos 30 cm en la parte inferior. Los arcones estaban en los cuartos bajos, algunos en un rincón de la cabaña. También en Apodaca (A) los graneros de madera llegaban hasta el techo, se encontraban en el portal y consignan que ya han desaparecido.
En Moreda (A) a la entrada de la planta baja solía haber un arca o arcón destinado al almacenamiento de granos y piensos para los animales. Las arcas eran de roble, alargadas, de color negro y en la parte superior poseían unas tapas con adornos y tallas de figuras de animales. Al desaparecer el ganado y perder su función original han pasado a constituir un elemento decorativo.
En Mélida (N) desde la puerta principal se accedía a un vestíbulo que recibe el nombre de entrada y que podía ser de diferentes tamaños dependiendo de cada casa. En algunas había en la techumbre un agujero del que se colgaba una criba para cerner el grano que se introducía en los graneros en tiempo de cosecha.
En otras localidades se ha señalado que eran útiles de trabajo y aperos de labranza relacionados con las labores propias de la casa lo que se encontraba en el portal. Así se ha recogido en Bedarona (B) donde la mayoría de los caseríos disponen de portalón, etartie, y en él solían encontrarse los siguientes elementos: mesa y herramientas de carpintero, el carro de bueyes y un motón de leña. En la pared, un travesaño del que colgaban los rastrillos, eskubarak; las horcas, sardak; las guadañas, segak; y las azadas, atxurrek. En algunos caseríos cultivaban tabaco y ponían las hojas a secar en el portal colgadas del techo. En Abadiño (B) en el portal, etartea, solían encontrarse el carro, burdijje; las guadañas, korainak; los rastrillos, eskubarak; las azadas, atxurrek; etc. También ha sido común a muchas localidades vizcaínas que en el portal se encontrara el escaño llamado zizilu, en Andraka (B) se ha recogido la denominación portaleko zizillu. En Gautegiz-Arteaga (B) en el portal de la casa se encontraba un banco para sentarse, txizilu; una mesa de carpintero, arotz-maie, con el barrilete, barlota, y las herramientas de trabajo.
En Ereño (B) en el portalón se dejaban el carro, burdije, y las guadañas colgadas. Si había más de un carro, uno se dejaba fuera, delante de la casa, por falta de espacio en el portalón. En este espacio también se dejaban los cestos, saranak, y otros más altos para transportar la hierba denominados bedar-otzarie. También se encontraba aquí el tronco para cortar la leña, mukurre. En Beasain (G) si el portal, ataria, era amplio solían guardarse en él los aperos de labranza e incluso el carro.
En Uharte-Hiri (BN) delante de la puerta de entrada había, generalmente, un espacio denominado samatsa, donde en otoño se acostumbraba extender helecho y aulaga, con la finalidad de que se descompusieran y transformaran en estiércol, ongarri, durante el invierno.
En Orexa (G) las casas que tenían la cocina encima del establo, ikullu, disponían de una hermosa entrada, donde solían guardar las castañas, el maíz, el trigo y las manzanas. Quienes no tenían esta entrada, guardaban estos productos en el desván, ganbara.
En Allo (N) las casas pequeñas utilizaban la entrada como improvisado almacén de piensos o guardaban en ella algunos aparejos como alforjas, albardas, azadas, layas, etc. Las casas más amplias tenían la entrada con suelo de ladrillo cocido o canto rodado y en ellas ponían alguna silla e incluso un tresillo. Solían ser muebles resistentes, con respaldo curvo y asiento de paja. A veces, se colocaba una mesa de alas extensibles, pegada a la pared para que ocupara el menor sitio posible.
En Artajona (N) cuando llevaron el agua corriente a las casas, en muchas entradas se instalaron lavaderos de ropa que, a la vez, hacían de abrevadero para las caballerías. Actualmente las entradas se decoran con algunos cuadros y, a veces, con los hierros u objetos de las antiguas cocinas, incluso con arcas.
En Berganzo y en Zuia (A) en la fachada, junto a la puerta de acceso, suele haber unos bancos de piedra corridos. En Mélida (N) junto a la puerta de entrada principal o en la portalada trasera solía haber un pilón o gran bloque de piedra monolítico tumbado sobre dos calces que se utilizaba para sentarse cuando se salía a la fresca.
En Amorebieta-Etxano (B) a partir de los años ochenta se comenzaron a arreglar los caseríos y hay quien ha puesto como elemento ornamental una rueda de carro como mesa a la entrada, algún arcón arreglado en el zaguán o un yugo como colgador de ropa.
En Bedarona (B) se ha constatado que en el carrejo, askaurrie, solían estar las barricas, un colgador de madera, la hierba y otros alimentos para el ganado, el arcón, la fresquera, el saladero, gatzuneskie; la amasadera, amasarie; estos tres últimos elementos estaban en una habitación contigua en los caseríos que disponían de ella. En Abadiño (B) en el carrejo, askaurre, estaban el hacha, azkorie, la trituradora de maíz y la de cortar nabos y remolacha. También el arcón en el que se guardaba el pienso.
En Gorozika (B) el carrejo, karrejue, servía de entrada y de lugar de almacenaje de la hierba, leche y útiles de trabajo. A veces había una artesa, que antes estaba situada en la cocina, un recipiente para salar y guardar el tocino de la matanza, gatzunaskie, los quesos colgados, una mesa y sillas. En Ereño (B) tras el portalón se abría el carrejo, karrejue, en este espacio se almacenaban herramientas que no se dejaban en el portalón. En Gautegiz-Arteaga en el carrejo estaba la artesa, artesie, para hacer la masa, orie, y las tortas de maíz. En Andraka (B) el pasillo de entrada a la casa, karreju, servía para almacenar los útiles de trabajo; también solía haber arcas, artesas y el yugo colgado. En Lezama (B) en el carrejo o en el desván solía estar el arca, que también se utilizaba para guardar la ropa blanca y la ropa de vestir.