Banquetes de Cofradías y Hermandades

En Bernedo (A) y en pueblos de su comarca como Urturi y Navarrete han tenido gran arraigo las Cofradías de la Vera Cruz que conmemoraban el día 3 de mayo la festividad de la Invención de la Santa Cruz.

En Bernedo una de las actividades de esta celebración era una merienda de fraternidad compuesta de cordero asado y lechuga. Se preparaba por turno, a renque, cada año en una casa. La merienda tenía lugar en la sala del Ayuntamiento y la Cofradía facilitaba el vino que se sufragaba de la cuenta en trigo que se cobraba a los cofrades.

En Urturi (A) se comenzaba con el canto de las Vísperas al que seguía la merienda constituida por los siguientes platos: primeramente guisado de cordero o cabrito, después ficachia, que era la asadura con huevo, y a continuación el patorrillo que lo forman las patas de cordero, las tripas y la cabeza. Como postre, higos secos.

Al cofrade que no hubiera podido asistir a esta comida de hermandad se le reservaba para entregársela en su casa la ración correspondiente de todos los platos. Los gastos eran cubiertos a escote entre los cofrades. Ese mismo día y en el domicilio del abad, cargo para el que se turnaban cada año los cofrades al igual que para el cargo de mayordomo, tenía lugar una comida restringida en la que participaban el abad, el mayordomo y el párroco. Disponían en sus mesas de gallina por cuenta de la Cofradía y preparaban la reunión de la tarde. También los niños participaban de este acto, ya que finalizada la merienda se les repartía higos secos.

En Navarrete (A), la merienda prevista para después del canto de Vísperas, se preparaba en casa de un cofrade por turno anual. Con este fin se mataba un cordero o cabrito y con la asadurilla y huevos se hacía un revuelto. Se servía con ensalada y vino. La aportación del cofrade se limitaba a huevos, pues el vino y el animal los pagaban a escote entre todos. Antes de merendar el mayordomo y no el cura recitaba la oración.

En Moreda (A), la Cofradía de la Santa Vera Cruz organizaba la cena de los hermanos cofrades la noche del Jueves Santo. Se componía de lechuga, bollos de pan con anís, higos pasos, queso, confitura y vino. Según los libros de la Cofradía se observa que hacía otras dos colaciones, una el 3 de mayo, fiesta de la Invención de la Cruz y la otra el 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Cruz. Cena similar organizan los vecinos de Urbina de Eza y Zuazo de Cuartango (A) tras el Via Crucis que transcurre entre los dos pueblos. Esta costumbre que había caído en desuso se ha recuperado el año 1985.

En Apéllaniz (A), el año 1784, el día de San Bartolomé, patrón de la Cofradía, se dispuso que cada cofrade tomara un panecillo, un azumbre de vino, libra y media de carnero, media libra de vaca, dos libras de tocino, un celemín de garbanzos, una docena de huevos y seis reales de especias, añadiendo que «además se harán morcillas y se dispondrá jigote con la asadura, y otro plato con pies y cabeza».

Igual minuta parece ser que tuvieron los cofrades de Nuestra Señora de Ocón de Bernedo (A), ya que según cuentas que hicieron constar en el Libro correspondiente, el 16 de agosto de 1810 consumieron: garbanzos y berza, un carnero, carne de vaca, tres docenas y media de huevos, así como también especias, pimentones (pimientos) y tomates. Bebieron cuatro cántaras de vino y comieron trece otanas de pan. Se reunieron un total de 17 cofrades y el predicador.

En Llodio (A) la Cofradía de San Roque data del año 1599. Se mantiene vigente la celebración de la fiesta de la Cofradía que tiene lugar en el mes de agosto y constituye un día importante en las fiestas patronales.

A principios de siglo, el año 1907, en Junta de esta Cofradía, se tomaron, entre otros, los siguientes acuerdos:

«El día señalado para la celebración de la Cofradía, será el último domingo de Agosto.
Se compondrá el Menú de sopa de pistola, dos cocidos con su tocino y carne, guisado, bacalao a la vizcaina y peras de postre, como de costumbre.
El mismo día y terminada la comida según está establecido, se procederá al cobro de la misma y de los quince céntimos de pesetas por cada uno, para los fondos de la Cofradía»[1].

En este acuerdo se prohibe cantar, bailar y echar vivas de ninguna clase durante la comida, así como dar de comer y beber en la mesa a ninguno que no fuera cofrade. Esta última prohibición es recogida por tratarse de costumbre antigua y evitar así desórdenes. Se añade que serán los mayordomos los encargados de distribuir lo sobrante entre los pobres[2].

Esta comida de Cofradía se sigue cocinando y organizando en el pórtico de la Iglesia de San Pedro de Lanuza. Cada cuatro cofrades comen de un mismo plato o fuente, sirviéndose dos azumbres de vino en jarras y un pan para cada cuatro comensales. En el año 1985, siguiendo la tradición, el menú de la comida a la que asistieron 250 cofrades consistió en sopa de pistola; berza con garbanzos y vainas; carne cocida con tomate; un cuarto de pollo y una pera. Café, copa de licor y cigarro puro.

Día de la Cofradía de S. Roque. Llodio (A), 1989. Fuente: Alberto González de Langarica, Grupos Etniker Euskalerria.

En Améscoa Baja (N) la Cofradía más antigua ha sido la de San Cristóbal, cuya fundación se remonta, cuando menos, a principios del siglo XVI. Estaba extendida por todo el valle de Améscoa Baja. Cada cofrade pagaba un cuartal de trigo al año y el importe obtenido se destinaba a estipendios de misas por los cofrades vivos y difuntos.

El domingo anterior a la fiesta de la Natividad de Nuestra Señora, 8 de septiembre, se reunían los Cofrades en Junta General para rendir cuentas y renovar cargos. Ese día tenía lugar una comida de hermandad después de la misa.

En las cuentas de 1567 se hacen constar los gastos de tres vacas, un cuartal de sal para el condimento, así como el importe de las dos cántaras de vino que se sirvieron. El alquiler de una caldera que se trajo de Eulate costó por aquellas fechas 2 reales.

En Murchante (N) había tres Cofradías y celebraban sus fiestas los días de Santa Bárbara, 4 de diciembre, San José, 19 de marzo y San Roque, 16 de agosto, respectivamente.

El acto era organizado cada año por dos cofrades que resultaban ser los mayordomos salientes. La comida tenía lugar en la vivienda de uno de ellos.

La Cofradía de Santa Bárbara, a cuyos miembros se les denominaba «Barbaros», era la de los pobres mientras que la de San José era la de los ricos.

Por los años treinta la comida de los cofrades de Santa Bárbara era muy frugal: guindillas, nueces, vino a granel y copas.

Cuando los Cofrades de San Roque celebran la fiesta de su patrón reparten el llamado pan bendito que consiste en pequeños trozos de bollo dulce, bendecido en el altar mayor durante la ceremonia de la misa.

En Los Arcos (N), las Ordenanzas de la Cofradía de San Blas, disponen en uno de sus capítulos que: «el rancho será de pescado en memoria de la espina que el Santo sacó de la garganta de un niño desahuciado de los médicos».

En cumplimiento de esta Ordenanza, anualmente, el día de la fiesta de San Blas es de rigor comer abadejo frito. Es costumbre prepararlo en una gigantesca sartén. Los cofrades obsequian a los asistentes con bacalao, pan y vino[3].

El barte. Reparto de vino. Larrea (A), 1986. Fuente: Gerardo López de Guereñu Iholdi, Grupos Etniker Euskalerria.

En Obanos (N) solamente la Cofradía de San Sebastián mantiene actualmente una parte de sus antiguas costumbres. Es el día de su festividad, el 20 de enero, cuando se reúnen «a misa y mesa». Tras la ceremonia religiosa se congregan en casa del mayordomo quien presenta las cuentas y se nombra a su sucesor. La comida es obsequio del saliente. Popularmente se conoce a estos cofrades como «los triposos» o «triperos», aún cuando el menú actual no justifica tal calificativo.

Preparando bocadillos el día de S. Guillermo. Obanos (N), 1985. Fuente: M.ª Amor Beguiristain, Grupos Etniker Euskalerria.

Hubo en Obanos en tiempos pasados otra Cofradía, la de San Martín, que fue absorbida por la de San Sebastián. En un documento referente a aquella desaparecida Cofradía se dice:

«... obligaciones de la comida que se debe poner el día de las cuentas, Corpus, Soterraña y San Juan Bautista. Primero. Escarola, dos sopas una de pan y otra de fideos; una olla de Berzas con tocino, otra de potage, las Fricacias de los corderos. El Puchero esto se pone en dos con más comodidad; llebaran dos libras de Baca; dos colas de carnero; dos gallinas, una libra de Tocino y una libra de chorizo. Para cada dos hermanos que se lleben una gallina; dos corderos; Postres lo que dispense la casa y si algún hermano pusiera mas de esto sea multado con cinco pesetas»[4].

Una costumbre derivada de estas últimas comidas debía ser el vino y chorizo a que invitaba -hasta hace pocos anos- el mayordomo los días en que decían misa y sacaban el estandarte: Reyes, Corpus, San Juan y San Martín.

Vino y agua de S. Guillermo. Obanos (N), 1985. Fuente: M.ª Amor Beguiristain, Grupos Etniker Euskalerria.

En la actualidad el menú del «día de las cuentas», festividad de San Sebastián, consiste en entremeses (opcional); sopa de pescado (no es obligatorio prepararla), garbanzos con pella; merluza rebozada y cordero en chilindrón. No es obligatorio servir postre, aunque suele tomarse fruta y tarta. El café y la copa se lo pagaban entre todos. Ha pasado a hacerse cargo de ello el mayordomo.

De merienda preparan fricacia, es decir, cabeza y corada de cordero. Asisten los hermanos cofrades.

En San Martín de Unx (N), las Cofradías eran parcas en sus refecciones. En realidad éstas estaban limitadas a la Cofradía de Santiago que debió de estar compuesta, probablemente, por las personas más pudientes. Era condición para ingresar en esta Cofradía el haber peregrinado a Santiago de Compostela.

En 1791 en sus cuentas se registra un gasto de 10 r.f. y 18 ms. para «bolados, vino, chocolate, carne y especias».

Las Constituciones de la Cofradía de Santa Ana, redactadas en 1833, dicen expresamente: «Por acuerdo de todos, la Cofradía no tendrá comida anual».

Pan de “el barte”. Larrea (A), 1986. Fuente: Fernando Díaz de Corcuera, Grupos Etniker Euskalerria.

En Viana (N), la Cofradía de la Veracruz o de Nuestra Señora de la Soledad data probablemente del siglo XV y ha conservado, en el aspecto alimentario, una de las costumbres más típicas de la localidad: la cena de hermandad del Jueves Santo que llaman «comer las migas», aunque también se toman otros alimentos. Tras la procesión, se reúnen los cerca de trescientos cofrades todos varones en la sala alta de la basílica para la cena ritual.

Está prohibida la entrada de las mujeres en el comedor y la labor de sirvientes está encomendada a los cofrades recién incorporados. En teoría, según las capítulas, no pueden asistir los enemistados con su prójimo sin haberse reconciliado previamente. Los manjares son frugales conservando todo su primitivismo: habas chiquis de entrada, migas de pan a continuación y para postre higos y pasas de uva, todo ello regado con vino. Están prohibidas las aportaciones individuales de otro tipo de viandas, excepto alguna guindilla o piporras en vinagre.

El modo de proceder además de la clase de viandas nos transporta a tiempos pasados, pues no se utilizan platos y en cada mesa comen de un mismo recipiente. El vino se sirve de jarros de barro -algunos ya muy antiguos- a vasos individuales. Cada comensal debe acudir con sus cubiertos. Una porción del postre e incluso el panecillo se acostumbra llevarlos a casa como algo bendito para repartirlo entre los familiares.

Viana cuenta también con la Cofradía de Nuestra Señora de Cuevas de origen medieval compuesta actualmente por alrededor de ochocientos cofrades de la misma ciudad y de otros pueblos cercanos. La Cofradía celebra en honor de la Virgen dos fiestas en su antigua ermita, parroquia del antiguo poblado de Cuevas. La más concurrida, que data del siglo XIX, es la romería del lunes de Pascua de Resurrección. Tras la misa al aire libre, los mayordomos invitan a familiares, amigos y sacerdotes a un almuerzo consistente en embutidos, vino, pastas, café y licores diversos. Luego las cuadrillas de jóvenes y las familias se expanden por la falda del cercano cerro, almuerzan y preparan los típicos calderetes o las costillas al sarmiento.

En Elorrio (B), la Cofradía de Argiñeta viene celebrando desde antiguo el día de la Cofradía el primer domingo de agosto en la campa y pórtico de la ermita de San Adrián. Junto a esta ermita existe un área sepulcral altomedieval.

En tiempos pasados de víspera se sacrificaba una vaca del país, erribeie, de raza pirenaica, que arrojase cuando menos, un peso de 32 erraldes (150 Kg. aproximadamente). Junto a la puerta de entrada de la ermita, hay una mesa de piedra donde se sacrificaba la res, para proceder después a asarla en una gran hoguera que se encendía en la misma campa de la ermita. Al comienzo de la comida se santiguaban todos los comensales. El banquete, invariablemente, consistía en caldo, zuku, al que añadían trozos de pan; cocido de berza con lonchas de tocino, garbanzos y ternera en trozos de a cinco libras que se servían en una fuente para cuatro comensales. Vino y limonada. Cada comensal estaba obligado a la aportación de pan, tenedor y cuchara[5].

Este banquete sigue aún vigente. Cada asistente acude con pan y cubiertos. La comida actual consiste en caldo, bacalao, ternera, zezina o giarra, fruta y vino. Se congregan alrededor de cien cofrades. Luego sus familias se unen a ellos, haciendo una merienda con la zezina y giarra sobrante ya que siempre se compra más de la necesaria.

En la misma Villa de Elorrio (B) la Cofradía de la Purísima Concepción celebraba con una comida lo que sus constituciones denominaban la Función de Mesa. Esta tenía lugar el primer día laborable que seguía a la fiesta de la Inmaculada Concepción. Ya en 1714 un acuerdo de la Cofradía estableció la composición de este banquete.

Más recientemente, el 8 de diciembre de 1887, se acordó por unanimidad que la comida de los hermanos cofrades consistiera en lo siguiente:

«...Pan fresco y buen vino clarete; buenas sopas de pan y de arroz; galletas cocidas para servirlas después de la sopa; dos cocidos: uno de berza con tocino, nabitos, chorizos y longanizas, y otro de garbanzos con carne fresca, longanizas, tocino y chorizos; cecina cocida y lenguas cocidas; dos asados, que serán lomo de cerdo y capones. Postres: queso de Holanda, manzanas crudas, castañas y peras asadas y bizcocho de elomo. Con el bizcocho se servirá al final, vino blanco».

Una advertencia final señala que «no se fija la cantidad y solamente se previene que la comida debe ser abundante para los que a ella asistan»[6].

En Izurza (B), desde tiempos antiguos el día de la Cofradía de Santa Agueda se viene celebrando en su ermita el primer domingo de septiembre[7].

La comida o colación que celebraban los cofrades estaba ya determinada en las Ordenanzas de 1655-1760. Así la ordenanza tercera de la Cofradía señalaba que a los cofrades que en el primer domingo de septiembre asistieran a la ermita a confesar y comulgar, si pidieren, se les dé por los mayordomos «un desayuno leve como una escudilla de caldo con unas migajas o lo equivalente». En la ordenanza cuarta se detallaba la composición de la comida que los mayordomos habían de preparar para el día de la Cofradía:

«Para el desayuno o comida del mediodía una olla competente para el caldo que dispondran con carnero, vaca y adherente. Un asado de Aves, un platillo de Jigote o estofado, y una petitoria de menudos.»

Se indica que «los platillos del carnero y vaca y olla de berza contengan su tozino, zezina y vaca y para postre fruta que produjere la estacion del tiempo, y el vino necesarios». Se ordenaba expresamente no poner otra cosa más que lo indicado.

El año 1750 un acuerdo de la Cofradía suprimió este banquete.

Actualmente se mantiene la costumbre de obsequiar con vino a los asistentes a la fiesta de Santa Agueda que se sigue celebrando igualmente el primer domingo de septiembre.

En Zeberio (B), la Cofradía de Andramari de Zeberiogane celebra su día, kofradie egune, el domingo siguiente a la festividad de la Asunción de Nuestra Señora. Hasta antes de la última guerra civil ese día se preparaba la comida de Cofradía en el mismo pórtico de la ermita. La composición de la comida de hermandad consistía en cocido de garbanzos y treinta erraldes de carne (150 kg. aproximadamente). A esta fiesta se le denominaba ratillu.

Ronda del rosco el día de S. Cristóbal. Oquina (A), 1986. Fuente: Gerardo López de Guereñu Iholdi, Grupos Etniker Euskalerria.

En Miravalles (B), desde antiguo, tiene lugar la fiesta de la Cofradía el primer domingo de septiembre. La conmemoración se desarrolla junto al Santuario de Nuestra Señora de Udiarraga. Se le ha denominado también fiesta de la caldera porque este día es costumbre hacer caldereta o comida de hermandad. Antiguamente, en grandes ollas -una se conserva en el Santuariose cocía la carne de una res sacrificada el día anterior.

Actualmente, esta comida de hermandad consiste en sopa, cocido de garbanzos, alubias, pollos asados y bacalao. Pueden participar en ella cuantos varones lo deseen.

En Osintxu de Bergara (G) se designa con el nombre de Karidadeko eguna al último domingo de agosto de cada año. Ese día la Cofradía procedía y procede al reparto de raciones de carne y pan entre sus miembros y cuantos acuden a la misa.

En 1922 recogió D. José Miguel de Barandiarán esta costumbre, posteriormente publicada en su Diccionario Ilustrado de Mitologia Vasca en la voz Karidadea:

«...Cada cofrade contribuye con tres panes de a dos libras y entre todos pagan a escote una vaca que se sacrifica en la mañana del sábado, víspera de la fiesta. El domingo, a las dos de la madrugada, encienden dos cofrades una hoguera en medio de la plaza y en ella colocan tres calderas en que cuecen la carne. Al amanecer, el cura del pueblo bendice el contenido de las calderas. Luego empiezan a desfilar por allí muchas personas: los cofrades encargados ofrecen a todos sendos zoquetes de pan para que los puedan empapar en el caldo de dos de las calderas que están al fuego y comerlos. Todos cuantos se acerquen allí tienen derecho a esta ración. A las ocho y media retiran del fuego las calderas y las trasladan a la escuela pública. Aquí parten la carne en trozos, colocan éstos en cestitos y los reparten con pan entre la gente que acude. Esta ración es la que recibe el nombre de karidadea «la caridad»[8].
Reparto de porciones de carne. Cofradía de Oxintxu. Bergara (G), 1987. Fuente: Antxon Aguirre, Grupos Etniker Euskalerria.

En nuestros días se mantiene aún el rito. La víspera se sacrifica en la plaza un novillo y tras despiezarlo se prepara un caldo que se da a cuantos acuden la madrugada del domingo. El domingo y tras la misa se reparte entre los asistentes su carne con pan.

Una fiesta similar a la de Osintxu se celebraba en Plazentzia (G) el día de San Marcial. Junto a su ermita sacrificaban una ternera. Mientras se cocía en las calderas, muchas personas se acercaban provistas de pan que, en riguroso turno, empapaban en el caldo de la carne. Algunos llevaban estos trozos de pan a casa para hacer con ellos una sopa, participando así toda la familia. Después de cortar la carne en raciones regulares se distribuía con pan entre los asistentes. Esta fiesta es denominada así mismo Karidade eguna.


 
  1. CHASCO, Feliciano. «Fiestas patronales del Valle de Llodio y su tradicional Cofradía del Señor San Roque» in Avance, XI. Vitoria, 1961.
  2. LÓPEZ DE GUEREÑU, Gerardo. «Calendario Alavés» in Boletín de la Institución «Sancho el Sabio», XIV. Vitoria, 1970, pp. 274-275.
  3. IRIBARREN, José María. De Pascuas a Ramos. Pamplona, 1970, p. 153.
  4. Estos datos están tomados de un papel suelto, que está roto e incompleto y que se halla en el primer Libro de la Cofradía de San Sebastián.
  5. ARRIAGA, José de. «La Cofradía de Arguiñeta» in Vida Vasca, XXIII. Vitoria, 1946, pp. 185-186.
  6. ARRUE, Antonio. Jan-edanak. San Sebastián, 1979, pp. 259- 260.
  7. ARREGI, Gurutzi. «Estudio etnográfico de la Ermita y Cofradía de Santa Agueda de Izurza» in Anuario de Eusko Folklore, XXXV. San Sebastián, 1990, pp. 40-42.
  8. BARANDIARAN, José Miguel de. Diccionario Ilustrado de Mitología Vasca. OO.CC. Tomo I. Bilbao, 1972, p. 131.