Vigencia de la bendición
La recitación de alguna plegaria antes de las comidas domésticas ha sido costumbre general en toda el área de Vasconia, hasta hace unas décadas. También ha sido común santiguarse al iniciar el desayuno, la merienda o una refección individual.
Aunque estas prácticas siguen vigentes en algunas familias, el rito de la bendición de la mesa se ha reducido, por lo general, a las comidas y banquetes que se celebran con ocasión de acontecimientos familiares, cena de Nochebuena, aniversarios, etc.
La pérdida de esta costumbre, antes mayoritaria, ha seguido un proceso gradual. A partir de los años setenta el abandono del rito de bendición de la mesa familiar se hace más patente. Este hecho se produce uniformemente y por razones similares en todas las regiones de Vasconia. Las constataciones de las encuestas realizadas son significativas a este respecto:
Bizkaia:
En Carranza casi ha desaparecido la costum-
bre, años atrás generalizada, de recitar plegarias antes de las comidas y se mantiene en aquellas ocasiones en que, debido a una celebración o festividad, se reúne toda la familia.
En Trapagarán, se recita esta oración solamente en algunos hogares, pero cuando el ambiente del valle era, en su mayor parte, rural, se rezaba generalmente antes de las comidas.
En Portugalete, salvo en casos excepcionales, no se efectúa ningún tipo de bendición de la mesa. Dejó de practicarse, sobre todo, a partir de los años setenta.
En Getxo, lo mismo que en Andraka-Lemoniz y en Bermeo, apenas se rezan oraciones; en casos se limitan a santiguarse.
En San Miguel de Basauri las familias que no rezan habitualmente lo hacen en días señalados como Navidad o Semana Santa. Lo mismo sucede en Abadiano.
En Durango, la mayoría de los matrimonios jóvenes no practican esta costumbre.
En los caseríos de Begoña-Bilbao, se sigue rezando antes de la comida del mediodía y de la cena.
En Zeanuri es frecuente rezar alguna oración antes de las comidas.Gipuzkoa:
En Elgoibar ha decaído esta costumbre que ha quedado reducida a las comidas que reúnen a toda la parentela.
En Legazpia esta práctica se ha perdido recientemente.
En Berastegi, de once casas encuestadas en 1987 se reza en nueve y en dos no se reza.
En Beasain se va perdiendo la costumbre, que todavía la practican las generaciones mayores.
En Zerain y en Ezkio se mantiene la costumbre en casi todos los caseríos.
Alava:
En Apodaca antaño estaba mal visto llevarse algo a la boca antes de bendecir la mesa.
En Ribera Alta se bendice la mesa comúnmente lo mismo que en Salvatierra Agurain, Aramaio, Artziniega, Lagrán o Apellániz.
En San Román de San Millán se ha limitado la bendición de la mesa al banquete de la fiesta patronal o a aquellas comidas en las que participa un sacerdote como comensal.
En Bernedo y en Moreda la costumbre de bendecir la mesa se está dejando de practicar.
En Gamboa y Narvaja se ha perdido casi en su totalidad.
En Laguardia esta costumbre ha ido perdiéndose a lo largo del siglo. Primeramente se redujo a santiguarse antes de las comidas y actualmente en la mayoría de los hogares no se practica ningún tipo de bendición.
Navarra:
En Allo, ha sido práctica habitual y todavía está vigente si bien va decayendo.
En Aoiz, se va perdiendo desde hace diez años acá, sobre todo en las casas en las que por motivos de trabajo no se junta toda la familia para comer.
En Artajona, en 1974, era todavía costumbre mayoritaria.
En Eugui, lo mismo que en Aria, en muchas familias, actualmente, no se realiza plegaria alguna antes de comer.
En Goizueta antaño era práctica general, «etxe guztietako ohitura zen».
En Lezaun es cada vez menor la proporción de las casas que rezan antes de las comidas. Las familias con quienes conviven los abuelos conservan mejor esta costumbre.
En Monreal pervive la costumbre rutinariamente.
En Lodosa no es práctica general.
En Mélida es una costumbre que en la actualidad se está perdiendo. Ya en los años 20 y 30 eran más las casas donde no se bendecía la mesa.
En Obanos, Sangüesa, Viana, Murchante, la costumbre de bendecir la mesa se va perdiendo en los últimos años.
Iparralde:
Hasta el final de la II Guerra Mundial (1945) en ciertas familias la madre dirigía la plegaria anterior a la comida, «jan aintzinieko otoitza». Más tarde cada cual lo recitaba individualmente antes de comenzar a comer. Desde hace una veintena de años son raras las familias en las que se recite una plegaria o se santigüen antes de las comidas.