Antes de que se introdujeran las neveras, el sistema de refrigeración de alimentos más extendido era el de la fresquera. Consistía este artilugio en una especie de cajón de tela metálica con una puerta hacia el interior de la cocina. La malla era lo suficientemente tupida como para evitar la entrada de moscas. La fresquera estaba siempre orientada hacia el norte, en huecos de balcones o ventanas.
Posteriormente comenzaron a difundirse las neveras y en los últimos años los congeladores. Estos electrodomésticos facilitan la conservación de los alimentos perecederos y los congeladores, en concreto, permiten conservar en óptimas condiciones y durante prolongados periodos de tiempo una amplia gama de productos. La congelación, sin duda, está modificando en la actualidad y presumiblemente lo hará mucho más en el futuro, todos los sistemas de conservación antes descritos.