La casa del Bajo Deba (Elgoibar)

En Elgoibar hasta finales de los años noventa se han mantenido en pie 196 caseríos, 11 de ellos compartidos por dos familias.

Su distribución por barrios es la siguiente: 4 en Altzola, 16 en Arriaga, 56 en Sallobente, 49 en San Miguel, 33 en San Pedro, 24 en San Roque y 14 en Urruzuno.

La mayor parte de estos caseríos han sufrido reformas y han modernizado sus instalaciones. Para conocer su situación anterior hay que precisar varias cuestiones.

La orientación no ha cambiado, sigue siendo sur, y la estructura del edificio se mantiene austera. Los muros exteriores eran de mampostería; en vanos y esquinales, de sillarejo. Se construyeron de cal y arena, enlucidos con yeso y pintados de blanco. Los huecos, es decir las puertas y ventanas, abiertos a las fachadas sur y este, sin contraventanas y, en algunos casos, con cortinas. Los muros orientados al norte carecían de vanos y si se necesitaba que entrase luz a la cuadra, se abrían aspilleras. El tejado a dos aguas y en el vértice superior cuenta con dos vanos separados por un murete para generar una corriente de aire que permita conservar los alimentos en el camarote.

La estructura del tejado es de madera de roble y castaño. Para la base de apoyo de las tejas se utilizaban las tablas de roble y castaño más deformes. Las tejas son rojas, del tipo llamado árabe. La mayoría de los marcos de las ventanas y puertas están pintados de verde, el rojo le sigue en importancia. Carece de balcones y de pórtico de entrada.

La cocina y la cuadra se encuentran en la planta baja. El suelo de la cocina era de losas de piedra y el de la cuadra de tierra. A la primera planta se accede mediante escaleras de madera, normalmente de roble o castaño, como el suelo. En ella se ubican el comedor y las habitaciones. Los habitáculos se separan con tabiques de ladrillo macizo, y el hueco para verter los excrementos se hacía coincidir encima de la cuadra. En el segundo piso se halla el camarote con suelo de castaño o roble, y el techo es la arboladura del tejado. Para el acceso al camarote a menudo se aprovechaba la orografía del terreno y si no, se construía una escalera interior de madera, más sencilla que las otras.

Alrededor de la década de los noventa se reformaron los caseríos. A partir de entonces, los muros exteriores se lucen con cemento y arena, se pintan de blanco y en algunos casos se deja la piedra cara vista. En las ventanas se han colocado contraventanas exteriores y, en ocasiones, persianas. El tejado de madera ha pasado a ser de hormigón armado, si bien las tejas son del mismo modelo anterior.

El piso de la cocina es de hormigón y baldosa; se ha instalado un baño y se han canalizado las aguas fecales al exterior. La solera de la cuadra es de hormigón armado y se ha convertido en garaje. En la primera planta se encuentran la sala de estar y las habitaciones, y se ha puesto un cuarto de baño completo. Si el suelo de este piso es de hormigón, también lo es la escalera de acceso y se recubren de parqué o baldosa. Cuando se desean conservar los travesaños de madera, se recurre a unas placas de metal recubiertas de hormigón, de ese modo la madera queda cara vista. Si el suelo del piso conserva la madera, también la escalera es de este material. La separación de las habitaciones se construye de ladrillo hueco, raseado con cemento y arena. En el segundo piso, lo que fue camarote se ha convertido en ático, con el mismo tipo de suelo y separaciones que en el piso inferior, y techo de hormigón.

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