Mercados y ferias agrícolas. Plaza. Azokak

Los agricultores han acudido y acuden a vender sus productos a los mercados de la propia localidad cuando los hay, y si no, a los de núcleos próximos o poblaciones más importantes.

En las localidades vascohablantes tanto en euskera como en castellano para referirse al mercado no suelen recurrir a este vocablo sino al término plazea o plaza. Así la gente dice: “plazea dago gaur” o “ez dago plazarik gaur”, hoy hay plaza o hoy no hay plaza.

Las localidades que son cabecera de comarca suelen contar con un mercado que puede operar diariamente pero sobre todo lo hace algún día de la semana. A continuación se aportan algunos ejemplos.

De Ajuria (B) y otros lugares del entorno como Ibarruri, Mendata, Urrutxua... las vendedoras acudían con los productos agrícolas, tales como patata, alubias, huevos, manzanas, etc. al mercado de Zornotza (Amorebieta-Etxano), que se celebra los domingos. Apenas llevaban hortalizas, ortuarije, que las producían para consumo doméstico. En tiempos pasados, salían caminando a las tres de la madrugada con el burro cargado de mercancía en las cestas, astootzarak. Se trasladaban por la carretera general, kaminoz kamino, porque en aquel tiempo apenas había tráfico y llegaban a Amorebieta hacia las cuatro de la madrugada. Este viaje lo hacían seis o siete mujeres, una de cada casa, pues todas llevaban vendeja, bendajie, para la venta en el mercado. El recorrido, de alrededor de una hora, lo hacían rezando el rosario. Al llegar a la plaza del mercado procedían a descargar los productos y luego dejaban el burro atado. A continuación acudían a la iglesia parroquial o al convento de Larrea a oír misa para el cumplimiento dominical y volvían a hacerse cargo de la mercancía.

Los puestos del mercado de Amorebieta se levantaban hacia las 10,30 u 11 horas y entonces iban a almorzar a un restaurante, donde el menú ordinario era carne guisada, gisedue. Con el dinero obtenido hacían los recados. Compraban lo que no producía la casa y que necesitaban para alimentarse. Así hacían acopio de: café, achicoria, azúcar, bacalao, pescado fresco, chocolate, galletas... Al mediodía estaban de regreso en casa. El camino de vuelta lo hacían montadas en el burro puesto que ya volvía sin carga.

Hasta mediados de los años cincuenta del siglo XX se desplazaron andando en la forma descrita. A partir de esa fecha, un vecino de Mendata, que disponía de camioneta, recogía a las vendedoras de Mendata, Albiz, Urrutxua y Ajuria y sus cargas, y las trasladaba al mercado de Amorebieta. Este medio de transporte se mantuvo alrededor de una década a partir de la cual los vecinos fueron disponiendo de vehículo particular y cada uno comenzó a trasladarse por su cuenta.

En Abadiño (B), en la propia localidad, solía haber feria quincenal los primeros y terceros sábados del mes. Ordinariamente se desplazaban al mercado de los sábados de la vecina localidad de Durango, pero en otro tiempo también acudían a Otxandio (B) e incluso a Eibar (G). Los productos con los que concurrían eran verduras, frutas, huevos, etc. El transporte utilizado antiguamente solía ser el burro o el tren, hoy día el automóvil. Las mujeres pasan la mañana del sábado en Durango vendiendo lo que han llevado y comprando lo que necesitan en casa. Para el mediodía están de vuelta. De esta labor se han ocupado generalmente las mujeres, si bien ha descendido su número de manera importante y las que se mantienen a menudo son muy mayores.

De Amorebieta-Etxano (B) se acude al mercado que se celebra en la propia localidad los domingos en los bajos del ayuntamiento. También había quienes iban al mercado de Durango en tren o en tranvía, medio de locomoción este último que se mantuvo hasta comienzos de los años cincuenta del siglo XX. Desde muchos caseríos ubicados en las cercanías del tren iban al mercado semanal de los lunes de Gernika, que era el más famoso de la zona, aún antes del bombardeo de 1937. Algunos se desplazaban también a Bilbao. Los productos agrícolas que se vendían eran alubia roja, blanca y tolosana, puerros y lechugas, perejil, ajos y cebollas. Gallinas, pollos y conejos vivos, y huevos. Manzanas de distintas clases, peras, melocotones, fresas, ciruelas y cerezas. Había quienes servían determinados productos a clientes fijos como bares o restaurantes del pueblo. Algunos pastores que pasaban el invierno en estas tierras, vendían corderos; por el contrario, eran muy pocos los caseríos que los tenían. Algunos vendían cabritos.

De Ajangiz (B) y de otros pueblos del Guerniquesado (Lumo, Forua, Kortezubi, Arratzu, Nabarniz...) se desplazan al mercado de Gernika. En esta localidad el mercado semanal importante se celebra los lunes, si bien hay aldeanas que a diario ofrecen también sus productos en dicha plaza, singularmente los sábados. El mercado tiene lugar todos los lunes del año, pero sobresalen los del mes de octubre, urriko astelehenak, y particularmente el último lunes de octubre. Ello es debido a que es el mes en que más productos se ofrecen, pues toda la cosecha está recogida y dispuesta para la venta. Antaño era un mercado importante, de ámbito comarcal. En días señalados se acercaban numerosas regateras, vendedores ambulantes de telas y otros productos, charlatanes, etc. dándole un colorido y una prestancia grandes.

Las aldeanas se desplazaban a Gernika andando, transportando la mercancía en las cestas del burro. Solían presentarse en el mercado a primera hora porque a media mañana decaía. En los años sesenta el transporte se hacía mediante carro tirado por burro. La aportación de mercancía era grande, una informante utiliza el vocablo sakukadak (grandes sacos). Llevaban al mercado gran cantidad de productos: muchas verduras, patata, guisantes, vainas, puerros, zanahorias, cebollas, ajos, pimientos, alubia, huevos, manzanas, melocotones, higos, peras... Con el dinero obtenido compraban aquello de lo que carecían en casa: café, achicoria, azúcar, bacalao, sardinas viejas, pescado fresco, chocolate, galletas, y carne y tocino cuando se habían agotado los de las matanzas domésticas.

La mayor parte de las vecinas acudía al mercado solo los lunes, si bien unas pocas también lo hacían algún otro día, principalmente el sábado. Entre semana va, por ejemplo, la que tiene muchos huevos para vender, arrautzerie. En verano en que hay más productos para la venta, tales como vainas, pimientos, tomates... algunas acuden, sobre todo los sábados, y aprovechan el viaje para hacer las compras. En tiempos pasados las amas de casa daban a diario una vuelta por la plaza para comprar productos frescos, algunas y algunos, desde que los varones se han incorporado a las labores domésticas, también lo hacen hoy día.

Al haber descendido la producción, limitándola en muchos casos al consumo familiar, algunas vendedoras desde el año 2000 aproximadamente han dejado de ir al mercado. Recuerdan que se pagaba una cantidad al ayuntamiento por el puesto que se ocupaba, siempre el mismo, que antaño fue de dos pesetas.

En tiempos pasados, al mercado de Gernika acudían muchas regateras de Bilbao que compraban las mercancías para ofrecerlas en sus establecimientos o para vendérselas a otros comercios. Adquirían gran cantidad de productos y con frecuencia se establecía una relación entre la regatera y la vendedora que en adelante, semanalmente, servía para concertar directamente con ella la compraventa.

La práctica totalidad de las casas de Ajangiz tenían cultivos agrícolas por lo que, además de para el abastecimiento propio, llevaban productos al mercado para la venta. Durante la Guerra Civil y en el período inmediato de la posguerra hubo personas que se acercaban a los caseríos, que eran la fuente de producción, a comprar lo que necesitaban para casa pues los productos escaseaban. Desde el propio caserío se venden hoy día plantas de pimientos, piper-landarie, de tomates y de cebollas[1].

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De Bedarona (B) acudían a la plaza de Ea con fruta y a la de Lekeitio con fruta, verdura y hortalizas. A la plaza de Gernika iban los lunes. Era un trabajo del que se ocupaban las mujeres de la casa. Llenaban las cestas de fruta y hortalizas de época, sasoian sasoikoa, y las transportaban en la cabeza sobre el apoyo de un rodete, sorkia. También utilizaban el burro al que colocaban los cestos, astotzarak, llenos de género y bajaban al mercado dos o más veces por semana. Antaño solían ir andando o con el burro por una ruta conocida popularmente como Goiko kaminoa, el camino de arriba. Tiempo después iban al cruce de Garagarrieta, dejaban los burros atados en algún lugar y se desplazaban con la mercancía en autobús. A media mañana regresaban con el dinero de la venta y algunos productos necesarios en casa como arroz, azúcar, etc.

Como se solía recolectar mucha alubia, se llevaba al mercado de Gernika, pero tiempo después se vendía directamente a un comerciante guerniqués que se desplazaba a Bedarona y recorría las casas de la localidad. Determinados caseríos que contaban con ovejas, elaboraban queso fresco que vendían en la plaza y transportaban en cazuelas de porcelana cuya base tenía orificios para que desprendiera el suero. Había lecheras que transportaban la leche en cantinas en el asto-karro y se la vendían a vecinos y clientes fijos. Hoy día apenas un par de casas, y no semanalmente, llevan género en sus vehículos particulares al mercado de los lunes de Gernika.

De Nabarniz (B) los lunes la etxekoandre u otra mujer de la casa se trasladaba en burro con la mercancía hasta el mercado de Gernika. A menudo la tenían apalabrada con las regateras. En el recuerdo de las encuestadas está que sobre todo solían acarrear huevos, alubias, nueces y manzanas. Con el dinero obtenido compraban aceite, azúcar, café, etc., es decir, los productos que no obtenían en casa, porque en todo lo demás eran autosuficientes. Años después se trasladaban en el autobús de un particular que todos los lunes bajaba a Gernika. Si tenían que venir entre semana entonces lo hacían con el burro. Esto último ocurría sobre todo en el otoño en que había gran abundancia de manzanas que había que vender pronto para que no se estropearan. También en octubre acarreaban al mercado sacos de nueces, intxaurrek, sakudek. De Gautegiz Arteaga (B), en la época en que había vendeja, acudían a diario al mercado de Elantxobe que se celebra en la parte alta del pueblo. También iban al mercado de Gernika.

De Urduliz (B) productos agrícolas y huevos se llevaban a vender al mercado de Plentzia, que se celebraba en la plaza de arriba donde se encuentra la iglesia, para, a cambio, comprar alguna prenda, aceite, etc. que se precisaban en casa. También se acudía con la vendeja a otros mercados como Algorta, Las Arenas y Portugalete. Cada cual se desplazaba como podía, con el burro, con el carro... Cuando se iba a Portugalete se acercaban a la estación en burro y luego continuaban el trayecto en tren. De Las Arenas a Portugalete se pasaba la ría en gasolinos donde los porteadores colocaban la mercancía en unos carros grandes.

De Zamudio (B) solían acudir a vender la vendeja, huevos y leche a los mercados de Bilbao, situados en la hoy día llamada plaza de Unamuno (antes de los Auxiliares), al que llamaban “goizetiko plazea Kaltzadatan” (mercado mañanero de las Calzadas), en la Ribera, en la plaza de San Vicente y en la plaza del Ensanche. Antiguamente también a la plaza de Arrikibar, junto a la Alhóndiga. De la plaza de los Auxiliares pasaban al mercado de la Ribera. Los mercados de San Vicente y del Ensanche se hacían en la plaza bajo unos toldos sujetos a los árboles. Había quienes tenían puesto fijo en el mercado. Llamaban puesto a la mesa dónde ponían los productos. En la plaza había un celador al que se le pagaba una cantidad al mes por el puesto. Algunas vendejeras recuerdan que antiguamente no había puestos y se ponían los productos directamente sobre el suelo.

Se acudía al mercado una o dos veces por semana; en verano, como había más productos para la venta, con más frecuencia. Lo que no se vendía se podía dejar en sacos en el mismo recinto, ya que solía haber guardas. Algunos informantes señalan que no se iba al mercado los lunes ni los domingos.

En el mercado de la plaza Unamuno, que se encontraba al comienzo de las calzadas de Mallona, se vendían huevos y leche. Allí solía estar un inspector que analizaba la leche y comprobaba si se le había añadido agua, en cuyo caso imponía la multa correspondiente.

En tiempos pasados, tanto a los mercados de Bilbao como a las casas de los clientes, bezeriek, a los que vendían la leche, se desplazaban andando o en burro por la carretera de Santo Domingo y por Santa Marina, que dista unos 11 km de Bilbao. Tiempo después comenzaron a trasladarse en el tren de las 6 de la mañana de Lezama a Bilbao, permaneciendo en el mercado hasta el mediodía. El tren disponía de un vagón donde depositar las mercancías.

Del caserío a la estación se llevaban los productos en burro, caballo, carros y también manualmente. Cerca de la estación del tren de Zamudio había una cuadra donde se podía dejar el caballo o el burro hasta el regreso. El carro era conducido por los hombres de la casa y después de cargar el género en el tren se volvían a casa. La última estación era Calzadas de Mallona y a la bajada de las escaleras solían estar esperando los cargueros, kargeruek, que a cambio de una cantidad de dinero, trasladaban en carros, los cestos, sacos y cajas al mercado. Las vendejeras se desplazaban andando. Años más tarde, en vez de llevar los productos en el tren, la víspera venían camiones a recoger las cargas de productos a los caseríos y las mujeres iban en tren a Bilbao.

Aquellas mujeres que acudían a la calle de Hurtado de Amezaga, calle la Paz, y calle Henao a vender productos, al pasar por el puente del ayuntamiento, tenían que pagar un porte, de ahí que a ese puente le llamasen El Puente del Perro Chico, Txakur Txikiko Zubie.

En el piso superior del mercado de la Ribera se situaban los puestos de las vendejeras. Había 14 filas de puestos en propiedad, que pagaban por tener el puesto todo el año. Las que no lo tenían, se establecían en la planta de las carnes. Para coger sitio en este lugar, cuando abrían las puertas del mercado, las vendejeras corrían y tiraban una cuerda o el delantal. El espacio y la largura que ocupaba la cuerda o la prenda que se echaba era donde ponía cada una su vendeja. Hoy en día, las que van con la vendeja están en el piso superior.

En el año 1968 se abrió Mercabilbao en Basauri y algunos productores llevaban allí los productos para vender a los de las tiendas y mayoristas. Había que transportar el género para las 4 o 5 h de la mañana, ya que a esta hora acudían los de las tiendas. Permanecían allí hasta las 8 h. Si no se conseguía vender todo el género, seguidamente acudían con el mismo al mercado de la Ribera. Hoy en día van a Mercabilbao aquellos que tienen gran producción y conciertan sus acuerdos con mayoristas. Cultivan los productos en invernaderos, donde el género crece más rápido y sin necesidad de tanto abono químico.

En Beasain (G) hay labradores que ponen diariamente a la venta en varios puestos en la plaza de la localidad sus productos, tales como huevos, fruta y verduras. La leche se repartía diariamente por las casas de los clientes fijos, hoy día se entrega a una central lechera que lo recoge en el propio caserío o en un punto convenido. A tal fin se han instalado en los caseríos cubas refrigeradoras higiénicas para poder conservarla.

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En Hondarribia (G) llevaban la leche y la verdura a venderla en el mercado y con el dinero obtenido compraban lo necesario para casa. Generalmente cada vendedora tenía un sitio fijo para la venta, por el que pagaba una pequeña cantidad.

Elgoibar (G) cuenta con un mercado diario de frutas y verduras, incluso de cultivo ecológico, procedentes de los caseríos de la localidad. Se ha vendido en la propia casa y directamente a comercios, restaurantes y al Balneario de Alzola que, según los informantes, era buen cliente todo el año, principalmente en primavera. Los jueves hay un mercadillo en el que se puede adquirir una gran variedad de productos, siendo el más destacado la ropa. Desde finales del siglo XVIII se celebra feria ganadera el último sábado del mes, pero a partir de los años ochenta del siglo XX se ha convertido en feria agrícola-ganadera, con exposición y venta de maquinaria agrícola y artesanía. Hoy día el mercado se encuentra en el mismo lugar en una construcción renovada. Algunas personas tienen puestos fijos para la venta de la mercancía, aunque actualmente la ofrecen en menor cantidad.

Eibar (G) constituye el mercado más grande de la comarca del Bajo Deba, a cuya plaza o feria acuden diariamente de los caseríos del entorno a vender los productos hortícolas, también se desplazan hasta allí los baserritarras del Duranguesado (B).

En Berastegi (G) las mujeres acuden los sábados por la mañana al mercado de Tolosa a vender hortalizas, huevos y fruta. Antaño, la leche de vaca la repartía a diario la etxekoandre del caserío, esnezalea, directamente o la llevaba un muchacho de la casa de paso que acudía a la escuela. En las temporadas de invierno y primavera algunos venden leche de oveja a clientes fijos para elaborar mamia, cuajada.

En Telleriarte (G) se ha recogido que en tiempos pasados las aldeanas salían de Gabiri los viernes al anochecer, montadas en el burro, para llegar al mercado de Oñati el sábado a primera hora de la mañana. Las mujeres de la casa acudían al mercado de los viernes de Legazpi con verduras, huevos, manzanas, nueces, queso y aves. También entregaban directamente en las casas algunos de estos productos, sobre todo leche.

En Arrasate (G) hay mercado dos días de la semana, los miércoles y los viernes. Los miércoles hay gran ambiente rural, los aldeanos acuden con sus mejores productos, también lo hacen otros vendedores. El gran mercado es el que se celebra los viernes alternándose en los barrios de San Andrés y de San Juan. Se venden toda clase de productos y acuden muchos quincalleros. También tiene lugar un pequeño mercado los últimos viernes de mes de venta de maquinaria agrícola[2].

En Agurain (A) la fruta se vende los martes en el mercado semanal de la Plaza San Juan. Ahora la mercancía viene de La Rioja y de otros lugares del Estado.

En Abezia (A) se ha consignado que los productos suelen venderse en la feria de los jueves en lugares cercanos como Vitoria (A), Orduña (B) o Bilbao. El agricultor o/y ganadero exhibe sus productos, ya sean huevos, patatas, perretxikos (setas), cerdos, etc. y regatea con los potenciales compradores. Algunas mujeres recuerdan que siendo muy jóvenes viajaban en tren al mercado de Orduña o Bilbao para vender perretxikos, que tenían que esconder para evitar que en el trayecto se los robaran o requisaran.

En la ciudad de Orduña (B) se celebraba mercado semanal los sábados, que en tiempos pasados fue el más importante de la cuenca del río Nervión. A él acudían aldeanas de los pueblos de alrededor a vender sus productos y a adquirir aquellos de los que carecían. Acudían con productos de las huertas de la propia ciudad, de Ruzabal, de Arrastaria, de Aiala, de Urkabustaiz, de Valdegovía... Generalmente acudían en grupo, unas montadas en burra y otras en carro tirado por yegua o burra. Unas mercancías eran adquiridas por las vecinas, otras se destinaban a comercios y gran parte terminaban en manos de regateras venidas de Bilbao que compraban para su reventa en sus puestos de los mercados del Ensanche o de la Ribera.

De Argandoña (A) unos pocos agricultores acuden al mercado tradicional que regularmente se celebra en Vitoria-Gasteiz los jueves y hoy día también los sábados. Allí venden los productos de la huerta, pan, huevos de caserío, etc. En la temporada de venta de plantas, también en ese mercado y en esos días es muy concurrida la venta de plantones de verduras: lechugas, pimientos, tomates, puerros, etc. Asimismo, algunos horticultores y ganaderos acuden a ferias y mercados puntuales, en lugares cercanos de Álava y las provincias limítrofes donde venden sus productos de huerta y animales.

De la Puebla de Arganzón (A) había algunos que acudían con los productos de sus huertas a venderlos en la plaza de Abastos de Vitoria.

En Pipaón (A) la venta de productos propios se hacía en La Rioja. En la mayoría de los casos se trataba de carbón, leña, escobas, cunachos, palos de caparrón, huevos, gallinas, pollos, patatas y trigo. Adquirían aquellos otros productos que necesitaban, tales como vino, aceite, pimientos, pan, alpargatas, zapatos, telas para la realización de vestidos, sábanas, delantales, pañuelos, etc. El vino se compraba por cántaras de 16 litros.

De Berganzo (A) se acudía a los mercados de Haro (La Rioja) y Miranda de Ebro (Burgos) a vender caparrones, trigo, remolacha y patatas.

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En Aoiz (N) la mayor parte de los productos obtenidos de la actividad agrícola eran para autoconsumo. Los excedentes se vendían en el mercado que se celebraba los primeros viernes de mes con asistencia de personas del propio Aoiz, del Valle de Arce, de Oroz Betelu y del Valle de Lónguida. El cereal producido en Aoiz y Valle de Lónguida se vendía fuera, a partir de 1911 se trasladaba en el tren Irati. Las vides se llevaban de Aoiz a Francia.

En San Martín de Unx (N) en los años cuarenta del siglo XX acudían al mercado de la propia localidad, además de a Tafalla, Pamplona, Irurzun, Lumbier y Sangüesa, donde vendían cereales, aves, aceite y huevos, y compraban coloniales, tejidos y ganado caballar[3]. El vino era comercializado directamente por las cooperativas, siendo sus puntos de difusión Bizkaia, Gipuzkoa, Cataluña, la propia Navarra y, en ocasiones, Francia. Sobre la década de 1930, la Bodega Cooperativa San Martín se federó a las Vinícolas de Olite y de Villafranca de Navarra, y asociados a un almacenista de vinos de Bilbao trataron de exportar, principalmente a Cuba y México, pero el negocio fracasó y estuvo a punto de dar al traste del movimiento cooperativo. Antiguamente la cooperativa se ocupaba de comercializar también los cereales, si bien luego entraron en la distribución almacenistas y en el decenio de 1970 también los servicios oficiales del Estado (FORPA) y los de Tafalla. La localidad intercambiaba productos con los pueblos vecinos. Los informantes recuerdan, por ejemplo, que de Olleta subía una mujer a vender setas, nueces y huevos.

En el Valle de Elorz (N), según se recogió en los años 1970, el trigo lo entregaban en un granero del Servicio Nacional, sito en Noain. Lo demás lo llevaban al mercado de Pamplona, especialmente los sábados, razón por la que en esta ciudad a muchos labradores de la cuenca de la capital navarra les conocían por el apelativo de sabaderos.

En Viana (N) en el pasado, las ferias y mercados fueron muy importantes y privilegiadas por los reyes de Navarra. A partir de comienzos del siglo XX y durante cerca de cuarenta años se celebraba todos los viernes, en los meses septiembre y octubre, en la Plaza del Coso, el mercado del pimiento. También aquí estuvo el mercado de gorrines. Actualmente, todos los viernes se celebra lo que se llama El Mercadillo, cuyos puestos de gentes foráneas se distribuyen en la citada plaza, y son: alimentación en general, verduras y frutas, zapatos y tejidos manufacturados, y menaje de cocina.

En Cárcar (N), hasta los años sesenta, acudían a la feria de los jueves de Estella con hortalizas, frutas, etc. También vendían por los pueblos de los alrededores. A los pueblos más alejados iban los padres y a los núcleos más próximos, los niños. Fue frecuente que determinadas familias acudieran a la ciudad riojana de Calahorra a adquirir productos que iban vendiendo desde este lugar hasta llegar a la feria del jueves de Estella. Una vez vendida la mercancía, en la feria adquirían otros productos que les habían sido encargados.

En Muez (Valle de Guesálaz) y Ugar (Valle de Yerri) (N) fue común el comercio a pequeña escala entre los vecinos de aquellos lugares. Así por ejemplo, una mujer de Riezu (Yerri) solía acudir a vender verdura al pequeño pueblo de Viguria (Guesálaz). El carbón vegetal producido con los árboles de la Sierra de Andia se vendía en Puente la Reina y Estella. El vino era vendido a aquellos pueblos de la Sakana-Barranca, mugantes al norte con Urbasa y Andia, que, por carecer de viñedos, no lo producían. Otro tipo de comercio agrícola era muy reducido y solo se necesitaban comprar aquellos productos que no se daban en los campos de los valles. Normalmente para adquirirlos se acudía los jueves a Estella al mercado, destacando el primero de cada mes. Hasta la capital de la merindad los vecinos de estos valles acudían montados en caballerías o en la red de autobús comarcal, que cubría las distancias entre Guirguillano, Guesálaz y Yerri. En la feria semanal de la ciudad del Ega se compraban desde simientes, hasta algún tipo de fruta, coñac o anís, aparejos de labranza, etc.

En Izurdiaga (N) no hay feria, pero la hay los martes en Irurzun, que nació en sustitución de la que se celebraba en Santiago de Itxasperri. Además del centro de atracción que ejerce Irurzun en materias comercial y de servicios, mucho más supone la capital, Pamplona.

Améscoa (N) forma parte de Tierra Estella, comarca cuyo centro es la ciudad-mercado de Estella. Es allí donde los amescoanos han vendido sus productos y animales y era el mercado que regulaba los precios de las cosas y productos. De Obanos (N) se ha acudido preferentemente a los mercados de Puente la Reina y Estella.

De Donoztiri (BN) acudían con sus productos a las localidades próximas de Hazparne y Donapaleu. En Donibane Lohizune (L) los martes y los viernes se celebra mercado y en Bidarte (L) los sábados. En Donazaharre (BN) había mercado, merkatua. En Atharratze (Z) hay mercado quincenal (en verano, semanal) los lunes por la mañana y en Maule (Z) las mañanas de los martes.

A continuación se ofrecen dos testimonios de localidades donde no se han celebrado mercados y la producción agrícola se ha dedicado prácticamente al autoconsumo.

Así en Moreda (A) señalan que no se celebran mercados ni ferias. Las hortalizas se destinan al consumo propio y de familiares y el excedente se vende o da a vecinos o conocidos. La uva es el producto económicamente más importante. Su elaboración y transformación a vino se realiza en la propia localidad y en las cercanas de Oyón, Viana y Logroño, lugares donde se encuentran las sedes de las bodegas. La oliva se muele toda en el trujal cooperativo de Moreda. Los socios, la mayor parte de ellos moredanos, llevan la aceituna a dicho trujal y obtienen aceite para su propio consumo.

En Valtierra (N) no ha tenido mucho calado la actividad artesanal y comercial de esta zona, al menos en productos frescos. Hasta los años setenta del siglo XX, la producción hortofrutícola era exclusivamente para consumo doméstico. A partir de esta fecha los jóvenes buscaron mejores oportunidades en estudios y oficios con lo que la continuidad se vio seriamente afectada. Se establecieron algunas pequeñas industrias conserveras, tradición arraigada entre los riberos, pero no se han mantenido mucho tiempo. Hay algunas otras industrias.


 
  1. El año 2011 una informante de Ajangiz vendió 32 cientos de planta de cebolla, a cuatro euros el ciento; y 40 cientos de planta de pimiento, a ocho euros el ciento.
  2. Iñigo RAMIREZ DE OKARIZ. Arrasate, gure herria. Arrasate: 1993, p. 54.
  3. J. M. CASAS; A. ABASCAL. Mercados geográficos y ferias de Navarra. Zaragoza: 1948.