En Araia (A) hasta la década de los años setenta se mantuvo la tradición de hacer a finales de verano una fiesta en la majada de Legaire entre todos los pastores. Consistía en un acto religioso y una comida amenizada con acordeón o trikitrixa.
Los de la zona de Agurain (A) celebraban una fiesta el día de Santiago; el acto religioso tenía lugar en la capilla que tenían en Urbasa los PP. Capuchinos de Altsasu (N). Después de comer comenzaba una animada romería[1].
Los de Ayala (A) acudían a la romería de Santa Petronila el último día de mayo; se celebraba en la ermita de Valcorta que se halla en el pueblo burgalés de Llorengoz, próximo a la Sierra Salvada. Cuentan que ese día se usaba ceder la novia para que bailase con los del valle contrario; a resultas de ello surgían disputas y peleas.
Desde 1994 se celebra el primer sábado de septiembre en las chaulas de Cobata una fiesta que tiene como protagonistas a los pastores. El día comienza con la celebración de una misa en el lugar donde antiguamente estaba erigida la ermita de San Vítores. Después tienen lugar el concurso de perros pastor y la exhibición de deporte rural, seguidos de algún homenaje a un pastor veterano. Luego viene la comida, unos en las chabolas y otros en las campas. A todos se obsequia con un plato de arroz con pollo. Aparte de esta fiesta en la sierra se celebra en el Valle (Amurrio-A) otra fiesta popular, «el Día del Pastor».
En Valderejo (A) los pastores donaban quesos para la rifa que se celebraba en la ermita de San Lorenzo el día 10 de agosto. A esta ermita y a su romería acudían todos los habitantes del Valle y de algunos pueblos del vecino Valle de Tobalina (Burgos). El dinero recaudado en la rifa se destinaba al mantenimiento de la ermita.
Los que subían a la Sierra de Toloño (A) desde Berganzo, Peñacerrada, Labastida y otros pueblos se reunían el día 14 de septiembre, festividad de la Santa Cruz, para proceder a retirar «el mayo» que habían colocado al inicio de la temporada de pastos. En esta ocasión mataban una oveja para una comida de fraternidad y tras ella jugaban a los bolos.
En Moreda (A) el día de San Pedro, 29 de junio, tenía lugar la Sampedrada conocida entre los pastores como «día de la farra»; ese día salían al campo con sus ganados temprano y volvían al mediodía para la misa, pues en esa ocasión asistían a la iglesia. Luego entre todos los pastores del pueblo organizaban una comida en común.
También en Viñaspre, Yécora y Cripán (A) celebraban la fiesta de San Pedro con una comida conjunta en el término de Ballarmén. Ese día los pastores ajustaban sus contratos cambiando algunos de rebaño y de pueblo.
Los de la Sierra de Codés (N), en las festividades de San Pedro, que según señalan es el patrón de los pastores, y en la de Santiago, tras atender al ganado por la mañana, se juntaban a merendar.
En Labraza (A) durante la misa de Nochebuena que se celebra en la iglesia de San Miguel los pastores ataviados de oficio y con zurrones adoraban al Niño Jesús y le ofrendaban corderos.
También en Labastida (A) tiene lugar los días 24 y 25 de diciembre una representación folklórica con músicas y danzas en la que los pastores adoran al Niño Jesús y le hacen ofrendas.
En Gorbea-Zeanuri (B) el día de San Ignacio tenía lugar una fiesta con gran asistencia de montañeros y excursionistas. Se celebraba una misa en la ermita de Egiriñao y después en la misma campa tenía lugar una romería animada con sones de dulzaina que tocaban los pastores mismos. El día de San Juan, 24 de junio, los pastores organizaban una comida entre ellos, para lo que sacrificaban una oveja.
Los pastores de Berriz (B) celebran su fiesta el día 6 de agosto, San Salvador. A finales de los años sesenta estos pastores comenzaron a señalar un día para visitar los rebaños de otros lugares como Urbia, Aralar, Urbasa, Salvada, etc. Primeramente el día escogido fue el del Corpus Christi que luego cambiaron por el domingo anterior a la festividad de San Antonio de Padua (el 13 de junio). El 31 de julio, festividad de San Ignacio de Loyola, van a pasar el día al monte Gorbea.
En Iurreta (B) en torno a la fiesta local de San Miguel, 29 de septiembre, tiene lugar una comida de confraternización de pastores con concurso de perros de pastor y exposición de quesos. Acuden los pastores de la comarca: Iurreta, Mallabia, Ibarruri, Arrazola, Mañaria y Berriz.
En Nabarniz (B) recuerdan que antaño los únicos días que libraban los pastores eran las festividades de San Juan, San Pedro y San Cristóbal: este último es el santo titular de la ermita situada en el pastizal alto del monte Oiz.
En la zona de Urbia (G) pervive la costumbre de celebrar la fiesta de San Ignacio el día 31 de julio. Con el tiempo esta fiesta ha ido cobrando fuerza y son numerosas las cuadrillas que se reúnen allí. El carácter pastoril que tenía antaño ha perdido intensidad y se ha convertido en un encuentro multitudinario en el que son protagonistas los aficionados al monte, mendigoizaleak.
En Irurozqui y otras localidades del valle de Urraúl (N) se celebraba la fiesta de la «leala» al finalizar las faenas del campo; consistía en una gran cena a la que sólo acudían hombres. En su origen se trataba de una fiesta que celebraban los pastores por San Miguel, antes de marchar a invernar a las Bardenas. Celebraba una despedida que reunía a compañeros y amigos y al cura del pueblo; comían entre todos una oveja. Cuando el valle dejó casi por completo la actividad pastoril para dedicarse a la agricultura, la fiesta cambió de significado y perdió su primitivo carácter.
Los pastores de Otsagabia (N) cuando se veían obligados, por circunstancias, a matar una oveja o un cordero invitaban a los compañeros y vecinos a una cena para aprovechar la carne del animal sacrificado[2].
En Urzainki (N) el tercer domingo de septiembre se celebraba el «día de cofradía». Se reunían todos en la «casa de la villa» y se comían tres o cuatro ovejas. Participaban en este ágape el mayordomo, el cura, y el marido y la mujer de cada casa, que llevaban comida casera en las «cestas de cofradía». Antes de entrar a comer se lavaban las manos para sentarse reconciliados. Las mujeres, aunque estuviesen de luto, llevaban en la cabeza un pañuelo blanco llamado «pañuelo de cofradía»; también se ponían otros adornos blancos. Los hombres vestían capote y valona. Al día siguiente le daban un rabo de oveja al que debía matar las de su casa al año siguiente.
En Lezaun (N), «el día de Santiago» (25 de julio), la fiesta giraba en torno al ganado vacuno. La gente mayor cree que antiguamente se acudía a la ermita de San Cristóbal, donde además tenía lugar una pequeña feria local.
Al amanecer de ese día los mozos subían a la sierra y en ella cada uno iba a la zona donde habitualmente se hallaban los animales de su casa. Muchos de los muchachos jóvenes estrenaban ese día el churro para arrear al ganado.
Las vacas de Andia y de El Raso se juntaban en Zaborrate; las de Urbasa, las de la parte occidental de Andia y las del Término, en Iluxiar. Los dos hatajos se dirigían a La Zalaya, en Lezaun, donde aguardaban a los rezagados. Durante este descanso se tomaba pan y vino llevados allí por los mayordomos.
Luego se conducían las vacas muy despacio hacia el pueblo, haciendo la entrada en él en forma de encierro. Los vecinos las aguardaban en el «corral del lugar» o en otros puntos del trayecto presenciando el espectáculo.
Después tenía lugar la misa mayor. A su conclusión se procedía a elegir las mejores vacas e introducirlas en «el corralico», cubierto que se ubicaba dentro del «corral del lugar». Las que no se iban a torear por la tarde se soltaban para que regresaran al monte.
A media tarde se efectuaba la torada. Se iban toreando las vacas de una en una y dependiendo del juego que proporcionasen se tenían sueltas más o menos tiempo. Aunque fueran de raza pirenaica, muchas vacas embestían con fiereza y algunas se acabaron vendiendo para torearlas por distintas plazas.
Ese día se hacía un muñeco de trapo relleno de paja que recibía el nombre de mochorrote. Se le pasaba una soga por los brazos y dos mozos, subidos en la pared que cerraba el corral, tiraban de ella manteniendo el monigote de pie y cuando la vaca iba a embestirlo lo levantaban en el aire hurtándole la presa. A veces se metía un gato en su interior para que saliera cuando las burciadas o cornadas de las vacas abrían agujeros en el mochorrote.
A la vaca más brava se le colocaba la escarapela, un manojo de papeles rizados de vivos colores que se le pegaba en el lomo con pez.
Esta fiesta solamente dejó de celebrarse en la guerra civil; durante la dictadura de Primo de Rivera se hizo caso omiso de la prohibición que se dictó y se bajaron las vacas del monte. Pervivió hasta los años setenta en que desapareció a causa de discrepancias entre los mozos que la organizaban y alguno de los propietarios del ganado.
En el vecino pueblo de Iturgoyen (N) se celebraba una fiesta similar que tenía lugar el 16 de agosto, día de San Roque.