En muchas localidades se ha constatado que las sepulturas o fuesas familiares desaparecieron cuando fueron sustituidos en las iglesias los reclinatorios por bancos. En algunos casos ello tuvo lugar a raíz de las reformas litúrgicas llevadas a cabo a partir de los años sesenta. En otros lugares, como veremos, la supresión fue anterior. Los informantes han señalado con carácter general que la decisión tomada fue muy dolorosa para la gente y que hubo fuerte oposición a la medida. En algunas encuestas se indica haberse observado en el templo la tendencia de las mujeres a emplazarse en el lugar donde antiguamente estuvo situada la sepultura doméstica (Gamboa-A, Zeanuri-B, Berastegi-G, Armendaritze-BN).
En Viana (N) fue a comienzos de este siglo cuando suprimieron las sepulturas simbólicas. En Ezpeize-Undüreiñe (Z), como en otras localidades de Vasconia continental, ésta y otras costumbres se perdieron en el periodo de entreguerras (1918-1939).
En la década de los años cuarenta desapareció la tradición de las sepulturas en Apodaca, Bernedo, Gamboa, Mendiola, Salvatierra (A), Telleriarte-Legazpia (G), Artajona y Eugi (N). En los cincuenta en Ibaura-Aramaio (A); Allo, Aria, Garde y Sangüesa (N). En los sesenta en Llodio, Narvaja, Pipaón (A); Carranza, Durango, Orozko, (B); Beasain (G); Heleta (BN) y Bidarte (L). Por estos mismos años, a raíz de la reforma litúrgica, desaparecen las sepulturas simbólicas en San Román de San Millán (A) y Ezkio (G).
En la década de los años setenta deja de haber sepulturas en Amézaga de Zuya, Moreda, Obecuri y Bajauri (comarca de Bernedo) (A); Gorozika, Zeanuri (B); Berastegi, Alzola-Elgoibar (G) y Armendaritze (BN). En Bermeo (B) desaparecen entre 1980-85 y en Zerain (G) el año 1989 al instalarse los bancos corridos.
En Urnieta (G), hoy en día (1990), en los entierros se colocan los paños y el candelero con las cuatro velas entre el altar y la primera línea de bancos del lado derecho, además de cuatro candelabros de hierro, dos flanqueando el candelero y otros dos entre los primeros bancos y el altar. Durante los aniversarios solamente se ponen los paños blanco y negro y el candelero.
En Hondarribia (G) pervive la costumbre de iluminar algunas sepulturas de la iglesia durante el primer mes después del fallecimiento en el caso de que se celebren misas gregorianas, o los miércoles y viernes de ese mismo mes, días en los que se dicen misas por los difuntos de la villa, así como durante todas las festividades del año hasta el día del aniversario.
En Amezketa (G) pervive con todo su ritual la tradición de la sepultura. La señora de la casa, etxekoandrea, es la encargada de encender la argizaiola, y si ella no pudiese asistir, será su vecina de asiento la que se encargue de alumbrar su cera.