Adopción de parientes
Se han dado distintos supuestos en la adopción de parientes. El más común ha sido el de una familia sin hijos que adoptaba un sobrino o sobrina, a veces además ahijado, para que se hiciera cargo de la casa y la hacienda familiar al fallecimiento de aquéllos. Los tíos también han adoptado a sobrinos en los casos de orfandad.
En Abezia y Ribera Alta (A) se ha recogido que si un matrimonio no tenía hijos solía ocuparse de la educación y crianza de un sobrino que se convertía de hecho en adoptado y heredero de sus propiedades, si bien mantenía sus apellidos originarios. En Pipaón y en Bernedo (A), hasta los años sesenta aproximadamente, se adoptaba a sobrinos, familiares huérfanos o personas conocidas, preferentemente por los tíos y los abuelos, si los había. Vivían con ellos hasta que se independizaban o casaban.
En Abezia (A) se ha constatado también otra situación consistente en que algunas familias por falta de medios o la imposibilidad de atender debidamente de sus hijos, los han dejado al cuidado de parientes. Algunas de las personas que pasaron por esta situación reconocen que no sintieron demasiado apego por sus padres biológicos, incluso les culpan de haberlos dejado en manos de familiares que los han tratado como a criados. En Ribera Alta (A) se daban casos de huérfanos que eran acogidos por tíos hasta criarlos y luego volvían a la casa familiar para hacerse cargo de la labranza.
En Zeanuri (B) se ha consignado que tratándose de matrimonios sin hijos, algún sobrino o sobrina ha convivido durante largo tiempo con esos tíos, que le han considerado como hijo y, ocasionalmente, les ha sucedido incluso en la hacienda familiar. En Legazpi (G) los matrimonios sin hijos antiguamente tomaban un hijo o una hija de un familiar, más tarde se prefería no saber la procedencia del adoptado para evitar problemas. En Amorebieta-Etxano (B) dicen que los casos de adopción de sobrinos eran raros para evitar problemas con los hermanos de los adoptantes.
En Altza, Berastegi y Hondarribia (G) dicen que se dieron algunos casos de tíos que adoptaron a sobrinos por fallecimiento de los padres. En Andraka (B) hay constancia de adopción de ahijados cuando los padres no habían podido mantenerlos o habían muerto. En Hondarribia (G) señalan que si un matrimonio no tenía hijos, la opción preferente en caso de adopción eran los sobrinos. En Oñati (G) se han conocido casos de adopción de un sobrino al que se había recogido y se le criaba como un hijo.
En Elgoibar (G) hay testimonios de tíos que han adoptado sobrinos de familia numerosa, huérfanos de padre, con pocos recursos. Generalmente la adopción solía ser por tiempo determinado hasta que la viuda remontara la situación. Si el matrimonio que lo adoptaba no tenía hijos, podía consolidarse la situación y adoptaban al sobrino como hijo.
En Sangüesa (N) cuando un niño de muy corta edad se quedaba huérfano de padre y madre, casi siempre había algún familiar, sobre todo tíos, que lo adoptaban o se quedaba con los abuelos, si no eran ancianos. En caso de que fuera rico se le nombraba, si sus padres no habían hecho ya la previsión, un tutor para que le administrara los bienes hasta la mayoría de edad.
En Mirafuentes (N) se ha consignado que se tenía como una obligación tradicional el que un familiar cercano recogiera a los niños de parientes cercanos no sólo por razones de orfandad sino por el alto número de hijos, enfermedad, etc. Si el matrimonio carecía de hijos criaba algún sobrino como hijo y acababa convirtiéndole en heredero. En Valtierra (N) algunas familias sin hijos adoptaban a un sobrino por ayudar a sus padres que tenían muchos hijos o por enfermedad que impedía atenderlos. Pasado un tiempo se solía producir el ofrecimiento para tomarlo en adopción, darle sus apellidos y nombrarlo heredero.
En Urzainki (N) los matrimonios sin hijos adoptaban preferentemente a sobrinos. Se han conocido varios casos de ancianos propietarios sin hijos que adoptaron a dos jóvenes de la localidad que se casaron a la casa y los nombraron herederos. En Luzaide/Valcarlos (N) los matrimonios sin hijos adoptaban preferentemente sobrinos, no estaba bien visto adoptar extraños, y dentro de aquéllos tenía preferencia el ahijado o ahijada de los adoptantes.
En Donoztiri (BN) cuando un matrimonio no tenía sucesión, adoptaba generalmente un sobrino para heredero de la casa. El hijo adoptivo se llama ondokoin.
En Sara (L) algunos matrimonios sin hijos adoptaban un sobrino o pariente y le instituían heredero de sus bienes. También se daban casos de adopciones en que era adoptado un huérfano de padre y madre, aunque no fuera pariente. En Zuberoa lo normal era que una familia que no tuviera hijos adoptara un sobrino para instituir heredero, primutu; también se han conocido algunos casos de adopción de una sobrina o una niña vecina.
En Valtierra (N) se ha recogido un caso particular de adopción. El principal motivo que daba origen a una adopción afectiva era la emigración de padres que dejaban a sus hijos pequeños con los abuelos o tíos. Los tenían como propios hasta que regresaran los padres o hasta que ellos los reclamaran una vez establecidos en los nuevos países. Diversas razones dificultaban a menudo el reencuentro de padres e hijos o lo impedían para siempre. En estos últimos casos se producía la adopción oficial para nombrarlo heredero.