Asistencia a bailes y fiestas
La prohibición de asistir a bailes, fiestas y romerías que pesa sobre los miembros de la familia más cercanos al fallecido durante el periodo de luto es unánime en todas las localidades encuestadas, pero su duración ha oscilado de unas a otras.
En Mélida (N), entre las mujeres, se prolongaba durante cuatro o cinco años y a veces de por vida. En Aria (N) el baile estaba prohibido a mozos y mozas durante dos años. En Orozko (B) y Zerain (G) hasta celebrada la misa de cabo de año. El periodo de un año de prohibición se recoge también en Amézaga de Zuya, Apodaca, Berganzo, Bernedo, Ribera Alta (A), Amezketa, Arrasate, Bidegoian, (G) y Eugi (N).
En varias localidades se ha constatado que la prohibición de bailar duraba más tiempo que la de acudir al baile.
En Beasain (G) no se podía acudir a fiestas hasta celebrada la misa de aniversario, unte mugako meza; después, durante el medio luto, podían acudir pero no bailar.
En Durango, Plentzia (B) y Gatzaga (G) el periodo de prohibición era de seis meses pero tampoco podían participar activamente hasta transcurrido el año del fallecimiento. En Lezama (B) se podía ir a la romería pero no se debía bailar hasta que transcurrieran los tres años de luto.
En Amorebieta-Etxano, Lemoiz (B) y Ribera Alta (A) a las mujeres les estaba permitido acudir a la romería pasado un tiempo inferior al luto, pero se limitaban a mirar o conversar con las amigas, teniendo en cuenta además que, conocida su situación, nadie las sacaba a bailar.
En Berganzo (A) las chicas que no bailaban por motivo del luto se colocaban en un banco de piedra de la plaza, por lo cual se le llamaba «el banco de las viudas» o «banco de los lutos».
El tiempo durante el que se debían respetar estas restricciones era también menor cuanto más alejado fuese el parentesco. En Elgoibar (G) de un año por padres y abuelos, seis meses por los hermanos y tres por tíos y primos y en cualquier caso el mismo tiempo para hombres y mujeres.
También ha ocurrido, a diferencia de la anterior localidad, que el luto era más estricto para las mujeres que para los hombres. En Elosua (G), la pohibición de acudir a la romería era más rigurosa para las primeras que para los segundos. A ellos les estaba permitido, transcurridos cuatro meses del fallecimiento, estar presentes en la romería pero absteniéndose de bailar.
En general se salía poco de casa, retirándose a ella antes de la hora habitual. En Trapagarán (B) no se abandonaba la casa hasta pasada la misa de salida. En Portugalete (B) las mujeres salían para ir al rosario el domingo por la tarde y en Mélida (N) para ir a misa y a las labores relacionadas con las faenas domésticas. Las viudas en Moreda (A) permanecían un mes entero en casa. En Murchante (N), cuando tenían que desplazarse a los huertos a por verdura debían hacerlo a las horas de la siesta para no encontrarse con gente. En Alboniga (Bermeo-13) hasta terminar las honras no se podía salir más que a la iglesia y a las cercanías del propio caserío.
En Sangüesa (N) se salía de casa lo imprescindible y en ningún caso a pasear, también se prohibía a las hijas ir a cortejar, es decir, a verse con el novio, por lo que era éste el que después de un tiempo prudencial iba a casa de la novia. En Obanos (N), las hijas no salían durante un año más que a la iglesia o a casa de alguna amiga a jugar a cartas; tampoco podían pasear.
Era costumbre que los amigos de los que estaban de luto fuesen a casa de éstos a hacerles compañía (Laguardia-A, Plentzia-B).