Compra de aperos

Los aperos que no eran de fabricación doméstica los elaboraban los artesanos locales o se adquirían en comercios de la propia localidad o de algún pueblo cercano más populoso. Las ferias agrícolas o agrícola-ganaderas eran también buenos lugares para proveerse de maquinaria agrícola.

En Aoiz (N) los instrumentos más pequeños o accesibles se compraban en los comercios o en el mercado que cada primer viernes se celebraba en la localidad. También en las conocidas ferias del cercano pueblo de Urroz-Villa.

En Argandoña (A) la fabricación de objetos artesanales se ciñe a algunas personas habilidosas que lo hacen por afición o por obtener algún ingreso. En general, los aperos y objetos domésticos, tanto artesanales como industriales, se adquieren en el comercio.

En el Valle de Roncal (Ustárroz, Isaba y Urzainqui) (N) la mayoría de los aperos se adquirían en las herrerías donde también se reparaban. Los instrumentos que no se obtenían de esta forma se compraban en Sangüesa. En Elgoibar (G) en tiempos pasados los agricultores se aprovisionaban de aperos en los artesanos locales. Los de hierro los facilitaba el herrero, el carpintero los de madera, el cestero los cestos, etc.

En Bernedo (A) los herreros locales se encargaban de fabricar las herramientas de trabajo; las de madera, como horcas y bieldos, se compraban en los mercados de Vitoria y de Logroño, donde también se proveían de otros aperos y ropa. En la feria de Santa Cruz de Campezo (A) adquirían calzado y aperos. En Pipaón (A) los pequeños aperos eran fabricados por artesanos de la localidad; los de más entidad se adquirían en Vitoria.

En Apodaka (A) los cestos se compraban en Vitoria o a los cesteros que venían por los pueblos quienes los fabricaban con mimbres que cortaban en las mimbreras que había junto al río del pueblo. Otro tanto hacían los cesteros con las escobas de berozo (brezo) y de palmito. Los mangos de las herramientas se compran en Vitoria. En Pipaón (A) se ha recogido que cestos y ramales se compraban en Vitoria.

En Abadiño (B) algunas herramientas como la grada, burdinarea, y las azadas se fabricaban y arreglaban en las herrerías, perratokiak. Otras herramientas que requerían coger el temple como los arados, las guadañas o las hoces se compraban en las ferreterías de Durango o en las ferias. En la localidad había feria los primeros y terceros sábados de cada mes.

En Amorebieta-Etxano (B) la fabricación de piezas de madera para los aperos corría a cargo de los herreros que hacían los carros y también de los carpinteros. Estos fabricaban con madera de fresno los ejes de madera para los carros, prensas para hacer txakoli, arados, aventadoras... Después, la empresa Agria estableció una fábrica de maquinaria agrícola en la localidad y quienes se abastecían de ella les compraban también los recambios. Había talleres de venta y reparación de maquinaria. En diversos puntos de la localidad había cesteros que elaboraban distintas clases de cestos y cestas, y de diversos tamaños. Con la aparición en el mercado de los cestos de plástico, se vieron obligados a dejar este oficio.

En Ajangiz y en Ajuria (B) los aperos se compraban en el comercio y los cestos tanto para las tareas agrícolas como los que se colocaban a los burros se adquirían en los mercados de Gernika o de Amorebieta adonde venían cesteros guipuzcoanos o de la comarca a venderlos. También podían adquirirse en las casas de los artesanos. En Urduliz (B) compran sus herramientas en las ferreterías de la cercana localidad de Mungia y en tiempos pasados en las ferias ganaderas de esta localidad o de Begoña (Bilbao).

En Donazaharre (BN) hasta mediados los años sesenta del siglo XX los representantes de ingenios agrícolas pasaban por las casas ofreciendo sus productos. Formalizada la venta, se entregaba en el domicilio desde el almacén de Donapaleu o Donibane Garazi, quienes garantizaban el seguimiento del buen funcionamiento de las máquinas. No obstante, los verdaderos mecánicos eran los herreros, forgerons-mécaniciens, que permitían no depender totalmente de los grandes suministradores.

En Beasain (G) la compra de aperos y herramientas se ha solido efectuar en la ferretería del pueblo o en los puestos de venta que se colocaban en la feria de la vecina localidad de Ordizia. De Berastegi (G) acudían a Tolosa donde existió una importante cordelería y hubo cesteros, otargilleak, que vendían sus productos en los talleres que tenían cerca de la plaza donde se celebraba feria de ganado los lunes y mercado los sábados. Toda la comarca se surtía de las guarnicionerías tolosarras, donde adquirían bastes, albardas y monturas para burros y caballos. En Hondarribia (G), antaño, para adquirir aperos se aprovechaba la visita a la feria de los lunes de Irun. De un tiempo a esta parte se acude a la feria de Tolosa. En Telleriarte (G) los aperos de labranza se adquirían en las ferias.

En Abezia (A) los aperos de labranza generalmente se compran en localidades más grandes de los alrededores, como Izarra o Murgia. Para adquirir máquinas más grandes acudían a Vitoria, donde había un importante fabricante de material agrícola, Ajuria. Otras veces los encargaban. En Treviño y La Puebla de Arganzón (A) los aperos, salvo los de fabricación doméstica se compraban en las ferias y mercados.

En Moreda (A) la maquinaria se compra en Viana (N) y Logroño y en la villa de Oyón (A). En estos lugares es donde se encuentran también los talleres de reparación y la representación de las casas comerciales de venta de maquinaria más importantes. Ocasionalmente, también se compran aperos y herramientas de labranza en algunos pueblos de La Rioja.

En Agurain (A) los yugos se fabricaban en Ullívarri Arana, el resto de los aperos de madera se compraban en las ferreterías del pueblo. Antiguamente hubo una fábrica, llamada La Cestería. Cuando desapareció, varios de los antiguos componentes hasta hace poco han seguido trabajando el mimbre como artesanos por cuenta propia haciendo cestas para las huertas, para la ropa o para la pesca de cangrejos. Todavía hoy día hay una cooperativa local que fabrica vertederas, arados, así como repuestos de maquinaria agrícola. En las ferias locales de octubre y de la patata se expone maquinaria moderna. Existe una empresa dedicada a la distribución y comercialización de maquinaria agrícola.

De Muez (Valle de Guesálaz) y Ugar (Valle de Yerri) (N) acudían los jueves a la feria semanal de Estella donde se aprovisionaban de aperos de labranza. En Viana (N) los capazos y otras piezas para las caballerías los traían de Sesma, en pocas ocasiones se hicieron en la propia villa. Los cestos, generalmente de madera de castaño, se traían de fuera, “de la Montaña”, y los cuévanos y cestas de mimbre los hacían los gitanos de la localidad.

En Obanos (N) acudían a diferentes lugares a comprar lo que necesitaban. Los trabajos de carpintería se encargaban a los carpinteros, las cestas, al igual que las cuerdas, sogas y espartos, se compraban. La tradición de hilar se perdió hace mucho tiempo. Las ferias de Estella, de Tafalla o el mercado de Puente la Reina, todas ellas localidades cercanas, eran lugares a los que se acudía para abastecerse de algunos productos y ver las novedades agrícolas. Si los instrumentos que debían adquirirse eran de importancia, se compraban en Pamplona, algunas máquinas incluso en Zaragoza o en Barcelona. Hoy pueden adquirir casi todo a través de internet.

En San Martín de Unx (N) en la década de los años 1970 para la compra de tractores y maquinaria agrícola acudían a Tafalla y Pamplona. Si en estas ciudades no podían atender la demanda, se encargaban a Burgos, Huesca o Vitoria. En la feria de Estella se adquirían los yugos para uncir.

En Valtierra (N) para comprar instrumentos y accesorios agrícolas acudían a las ferias donde se informaban de las novedades. A mediados del siglo XX los vendedores ambulantes y las fundiciones fabricantes captaron zonas de influencia por cercanía, situación que se fue incrementando con la mejora de los transportes y las comunicaciones.

En Argandoña (A) señalan que en las localidades más pobladas o ubicadas estratégicamente existen talleres mecánicos de venta y reparación de maquinaria agrícola, muchos de ellos herederos de herrerías tradicionales. Disponen de un espacio para el corte y soldadura de metales y para el arreglo y recambio de piezas. Suelen ser representantes de maquinaria agrícola con lo que se aseguran la reparación de las máquinas que venden. Es un servicio muy demandado debido al desgaste de los aperos y las averías, recambios o modificaciones técnicas para mejorar el rendimiento. Más especializado es el servicio de venta y reparación de tractores y máquinas automotrices ya que hay que acudir al taller especializado o representante de la marca. La dependencia es tal que el agricultor se queda sin trabajo mientras no le solucionen el problema técnico.

Hoy en día, con carácter general, la compra de la maquinaria se hace a través de una entidad financiera a causa de los elevados costes que conlleva, y se realiza previa solicitud durante los plazos que se estipulan en la administración para poder así acogerse a las sustanciosas subvenciones que facilitan su adquisición.