Desavenencias conyugales
Los informantes han distinguido entre lo que podríamos denominar desavenencias menores, kiki-makook en Legazpi (G), que son frecuentes sin que perturben la vida matrimonial, y las mayores que sí hacen peligrar la armonía familiar y pueden derivar en separación matrimonial y divorcio. Cuando se producen las primeras se dice que la pareja “está de morros” o de “uñas largas” (Apodaca-A). En Altza (G) hay un dicho muy extendido en la localidad para describir esta situación: “Zeruan omen dago oi bat aserretzen ez diran senar emaztientzako jarria, utsik oraindik”, se dice que en el cielo hay una cama preparada para los matrimonios que no se enfadan, pero sigue vacía.
Entre las causas de las desavenencias mayores destacan el abuso del alcohol, el juego, los malos tratos y la infidelidad. En las casas donde convivían el matrimonio de los padres con el del hijo heredero, cosa relativamente frecuente en las zonas rurales, también se producían conflictos entre ambas parejas, sobre todo entre la suegra y la nuera (Bernedo-A; Zeanuri-B; Beasain, Legazpi, Oñati, Zerain-G).
En algunas localidades señalan que en todos los casos se procuraban resolver las diferencias en el ámbito doméstico y estaba mal visto que salieran de él (Elosua, Zerain-G; Allo, Elorz, Izurdiaga-N). En Obanos (N) dicen que era raro que esas desavenencias trascendieran, se procuraban “lavar los trapos sucios en casa” aunque se supiera cuándo un matrimonio tenía problemas. A este propósito en Mezkiritz (N) recuerdan el dicho antiguo: “Etxeko sua etxeko autsarekin estaltzea da oberena”, lo mejor es apagar el fuego de casa con la ceniza de casa.
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Causas de las desavenencias o enfados
En Zeanuri (B) se ha recogido que no se han dado desavenencias conyugales notorias. Más frecuentes han sido los malos entendimientos entre el matrimonio mayor y el joven que convivían en una misma casa. Las desavenencias entre esposos se han debido a abusos con el alcohol por parte del marido y a problemas de dinero. En ambos casos la mujer resultaba, casi siempre, víctima de la situación. En los años treinta y cuarenta del siglo XX apenas se consumían bebidas alcohólicas en casa, por ello los casos de borrachera eran notorios, lo que repercutía en el buen nombre de la casa. Erretiro txarrak, retirarse a casa tarde, es un término acuñado para indicar la ausencia nocturna en casa. Una mujer de la localidad, víctima del alcoholismo de su marido se lamentaba en estos términos: “Au da bizimodue!, edan barik ezer ez, edanda gizonik ez”, qué vida esta!, si no bebe no es quien, y si bebe no es hombre. Otros motivos de desavenencias ha sido la no entrega de dinero a la esposa o los gastos excesivos del marido fuera de casa. Los casos de malos tratos a la esposa han sido muy raros y no se conocían casos de infidelidad conyugal dentro del área de la localidad.
En Abezia, Bernedo, Valdegovía, Pipaón (A); Amorebieta-Etxano, Trapagaran (B); Berastegi, Hondarribia, Legazpi, Orexa, Zerain (G); Goizueta, Izurdiaga, Obanos y Valle de Roncal (N) se han recogido, entre otras, como causas más importantes de desavenencias conyugales: la infidelidad, los malos tratos, el alcoholismo, el juego, el mal retiro nocturno, la disparidad e incompatibilidad de los caracteres de la pareja y la intromisión de la familia.
En Agurain y Berganzo (A) agregan a las causas anteriores la dejación grave por parte del marido de sus obligaciones y la excesiva ausencia de casa. También se menciona el abandono de las obligaciones y del hogar por parte de la mujer. En Busturia (B) se citan las diferencias de ideología política y de criterio sobre el modo de educar a los hijos. En el Valle de Roncal (N) se habla de desacuerdos en la economía doméstica, por el testamento o en la elección de un buen pretendiente para la hija o el hijo. En Trapagaran (B) la actuación de uno de los cónyuges juzgada como indebida por el otro.
En Abezia (A) reconocen que en los matrimonios había peleas, en ocasiones gordas, aunque lo normal era que la mujer obedeciera al marido y “aguantara”. La propia familia de la esposa presionaba a ésta alegando el futuro de los hijos y la evitación del escándalo o la vergüenza ante los vecinos. Solía ser fuente de conflictos el que el marido defendiera a su madre en detrimento de su esposa.
En Bernedo (A) se mencionan también como causas de desavenencias: el choque de “genios” (caracteres), egoísmos, no dar el brazo a torcer, y la falta de entendimiento entre suegra y nuera. Así se decía: Madre e hija en una camisa, / suegra y nuera ni dentro ni fuera. Como causas se citan asimismo: ser sucios o perezosos para el trabajo, y la pobreza en que vivían muchas familias con trabajos durísimos como transportar carbón a La Rioja con caballerías que realizaban muchas veces las mismas mujeres. Como en otras muchas localidades se recuerda que, a menudo, las desavenencias se ocultaban en la casa y las sufría la mujer.
En Beasain (G), si se daban desavenencias familiares se procuraba que no trascendieran fuera ya que estaba mal visto y solía ser criticado, tomando a veces partido por una de las dos partes. Entre los motivos más corrientes estaban la falta de comprensión y tolerancia en la propia pareja.
En San Martín de Unx (N) las causas principales son no llegar a acuerdos por culpa de los hijos, por ejemplo, que el padre se incline por una hija y la madre lo haga por un hijo.
En Valtierra (N) las desavenencias tenían dos fuentes. La primera de ellas externa motivada por envidias, comentarios dañinos, etc., de la propia familia o del vecindario; y la otra, interna, debida a la falta de respeto entre los esposos, celos, malos tratos, etc. Las causas externas podían provocar enemistades, las internas tenían peor solución.
En algunas localidades encuestadas se ha indicado que la mujer no se enfrentaba a muchas de estas situaciones debido a que el marido era la única fuente de ingresos de la casa. Hoy día se producen menos estos casos debido al acceso de la mujer al mundo del trabajo.
Para la resolución de las desavenencias y conflictos conyugales se recurría a los familiares más cercanos, amigos y personas de suma confianza, y, antiguamente, también a algún sacerdote de la localidad, de forma semejante a lo descrito en el apartado referido a la reconciliación en los supuestos de querellas y ofensas familiares.
En Zeanuri (B) señalan que en la sociedad tradicional los disgustos matrimoniales y familiares han tenido una vía de escape y de arreglo a través de la confesión sacramental, frecuentada principalmente por las mujeres. La motivación y la práctica religiosas han tenido una fuerte incidencia tanto en la aceptación de situaciones ingratas como en el mantenimiento del equilibrio psicológico.
Separaciones matrimoniales
En varias localidades se ha señalado que en tiempos pasados difícilmente se llegaba a la ruptura matrimonial como consecuencia de las desavenencias matrimoniales. Hoy día entre los jóvenes son más fáciles y frecuentes las separaciones y los divorcios[1].
A continuación se aportan algunos ejemplos recogidos en nuestras encuestas.
En Bernedo (A) se ha registrado que en casos rarísimos se daba una separación matrimonial pues la misma familia presionaba para no dar escándalo y por la preocupación del futuro de los hijos. Hoy día esta situación se mira de otra forma y la vida ha perdido aquella dureza anterior. Las separaciones de esposos no son tan raras como en el pasado y aunque a nadie le gusten, hay más tolerancia y comprensión social. En Pipaón (A) antiguamente el distanciamiento, de producirse, consistía en dormir en camas separadas.
En Berganzo (A) antaño los matrimonios actuaban de modo que no daban escándalos ni mostraban al resto las desavenencias. Los esposos se soportaban más y no había separaciones ni divorcios, y a pesar de las diferencias ambos vivían bajo el mismo techo. Hoy día actúan según las tendencias y lo que demanda la sociedad, se soportan menos y hay más separaciones y divorcios.
En Zeanuri (B) no se recuerdan recursos al juzgado por desavenencias dentro del matrimonio y han sido excepcionales los casos de separación matrimonial. Existe el término bizialargun, viudo en vida, que se aplica a cualquiera de los esposos separados. Se han dado algunos casos aislados de abandono del domicilio conyugal por parte de la esposa que vuelve a la casa paterna.
En territorio guipuzcoano también se ha consignado que en tiempos pasados las separaciones matrimoniales eran poco frecuentes (Elosua, Ezkio-Itsaso, Getaria). En Beasain recuerdan que las leyes civiles ponían trabas del tipo de retirar la ayuda económica familiar. En Hondarribia señalan las informantes gráficamente que “había que llevar la cruz a cuestas, a unas les tocaba pequeña y a otras grande”.
En el Valle de Roncal (N) antaño la separación de los cónyuges era un signo de inestabilidad familiar. El divorcio no se daba pero se conocían los matrimonios separados y a los miembros se les conocía como bizi-alargunak. En los supuestos de separación, que eran realmente escasos, el destino de la casa y de los hijos los decidía el Consejo de Familia.
- ↑ Vide también “Separación y divorcio” in Ritos del nacimiento al matrimonio. Atlas Etnográfico de Vasconia. Bilbao, 1998, pp. 677-681.