La casa de las Encartaciones (Valle de Carranza)
La casa más representativa del Valle de Carranza lo es también de una buena parte de las Encartaciones situadas al occidente de Bizkaia, en el límite con Cantabria. Es de planta rectangular con la fachada más corta que los muros laterales. Cuenta con tres alturas: la más baja está destinada a cuadra de los animales domésticos y a almacén de aperos y otros utensilios. La primera planta, llamada vivienda o piso, está destinada a habitación de los moradores y donde, obviamente, se sitúa el hogar o la cocina. La última planta o sobrao es el recinto donde tradicionalmente se ha acumulado la hierba seca para alimento del ganado durante el invierno, donde se conservan los granos y frutos de los cultivos y se almacenan objetos viejos o de uso esporádico.
Está edificada con muros de carga de tal modo que las cuatro paredes son de piedra de mampostería desde los cimientos hasta su punto más alto, presentando piedras labradas solamente en las aristas o esquinales, en el frente de los muros que protegen los balcones y en torno a los vanos. Su interior está construido íntegramente de madera de roble y también algo de castaño. La estructura del tejado y los balcones es igualmente de madera. La fachada suele estar recibida y blanqueada; los balcones pintados de verde y con menos frecuencia de rojo. La mayor parte de las ventanas son pequeñas y dispuestas principalmente a la altura de la primera planta y en la fachada. En la cuadra se observan a veces aspilleras y en el sobrao, de haberlo, algunos ventanucos que miran al este.
La fachada, orientada entre el este y el sur, es más estrecha que alta. Cuenta con dos balcones que la recorren de extremo a extremo y se hallan protegidos lateralmente por dos muros o pipianos que son prolongación de los muros laterales o paredones. La puerta de la cuadra es amplia y está centrada. Es de madera y cuenta con dos hojas. A ambos lados dos pequeñas ventanas. En la primera planta hay una puerta de salida al balcón de dimensiones más reducidas que la anterior, de doble hoja y con cristales en la parte superior. A ambos lados otras dos ventanas que dan al balcón. En la última planta una puerta de una hoja de acceso al balcón superior y ocasionalmente otras dos ventanas. La puerta de la cuadra constituye a veces el único acceso tanto para los animales como para las personas. Éstas acceden a las plantas superiores a través de una escalera interior. En otras ocasiones los dueños pueden entrar en la vivienda por una puerta independiente, abierta en un lateral, a la que se llega por una escalera de piedra con patín.
El tejado presenta el cumbre perpendicular a la fachada. Suele ser a tres aguas pero en la parte delantera cae una cuarta vertiente que no llega hasta el alero y queda truncada; este tejadillo recibe el nombre de morisca y aparte de cortar el viento cubre los balcones protegiéndolos de la lluvia. La teja es curva y de color rojo. Se sale al tejado por una pequeña buhardilla con cubierta a dos aguas y cerrada con una portezuela de madera. La chimenea es simple y carece de protección superior.
La morisca es el rasgo más característico de este tipo de casa hasta el punto de que si se modificara el tejado y se la eliminara, la casa perdería su identidad con independencia de que los demás rasgos se conserven. De hecho estos otros elementos: pipianos, número de balcones, dimensiones del edificio, número y tamaño de los vanos, etc., pueden ser variables.
En definitiva es una casa dedicada a la actividad agropecuaria pero donde la ganadería ya ha cobrado una mayor importancia, con los animales ocupando la totalidad de la cuadra, los dueños viviendo sobre ellos y por lo tanto recibiendo su calor en el invierno, que es cuando el ganado permanece estabulado; a la vez están protegidos del frío por su parte superior gracias al poder aislante de la hierba almacenada en el sobrao. Los balcones, orientados para recibir la máxima insolación, sirven de secaderos de los productos hortícolas, del maíz y de los frutos secos, que después se guardan en el interior del sobrao, donde por sus características se conservan óptimamente.
Una parra suele recorrer estos balcones, que junto a los geranios que se asoman entre los balostros y los pimientos coloreados que penden de las vigas, dan color a la fachada de esta casa encartada.