Materiales de construcción del horno
Aunque se han utilizado distintos materiales en la construcción de los hornos, los más comunes han sido los ladrillos, las tejas y la piedra. Generalmente, para la bóveda se han utilizado los ladrillos o los ladrillos refractarios, unidos con arcilla u otros aglutinantes, porque mantienen bien el calor. Piedra arenisca, a veces también ladrillo, para la solera, asentada en ocasiones sobre ceniza. La boca, enmarcada por piedras sillares, es pequeña para que el horno no pierda calor y se cierra mediante la colocación de una piedra o una chapa de hierro.
Se describe en primer lugar el modelo detallado de construcción de un horno doméstico de cocción de pan, tal y como se ha recogido en la localidad alavesa de Bernedo: Se hacía una plataforma de madera de 70 cm de altura en un cuadro de unos 2,50 m de lado. Sobre este armazón de madera se echaba una capa de arcilla, bien amasada, de 15 cm de espesor. Encima, bien colocado, iba un suelo de ladrillos de tejería sobre los que se cocerían los panes. Con tres piedras de sillería puestas en la línea de la pared del fogón, se abría la boca del horno, de 35 cm de ancho por 30 cm de alto, que se procuraba que no fuera grande para que saliera el humo pero no el calor. En el centro de la solera se clavaba un clavo al que se sujetaba un alambre que pudiera girar libremente en toda la circunferencia marcando la dimensión de las filas de ladrillos que, superpuestas, iban cerrando la cúpula semiesférica del horno. Este montaje no necesitaba cimbra, pues cada fila de ladrillo se apoyaba en la anterior. Se utilizaba ladrillo de tejería, de 25x10 cm. Se colocaba su largura en la misma dirección de los radios del centro del horno para dar suficiente grosor a la bóveda e impedir que reventara cuando estuviera encendido.
La largura del alambre solía ser de 1 m para obtener un horno de 2 m de diámetro. Entre una fila de ladrillos y la siguiente se colocaba arcilla bien amasada con un grosor de 4 cm en la parte de afuera y 2 cm en la de dentro para ir trazando la curva de la bóveda. Una vez cerrada ésta, por fuera se recubría con una capa de arcilla, bien amasada, de 4 ó 5 cm de espesor. En la boca del horno se colocaba una chapa de hierro para cerrar y evitar la fuga del calor durante la elaboración del pan y regular también su cocción abriendo o cerrando más o menos la boca del horno.
En Bajauri, Obécuri y Urturi (A) el suelo del horno estaba hecho de ladrillos y arcilla; la bóveda, de arcilla y cascotes, y la boca con piedra de sillería.
En Lezaun (N) para que toda la obra del horno no apoyara su peso sobre el suelo se hacía más elevado y sobre una madera que se cruzaba de pared a pared y a unos 70 cm del suelo. El hueco formado por esta madera y las dos paredes se cubría con una bóveda de yeso. Sobre este espacio triangular se hacía el horno utilizando ladrillo macizo y arcilla para todo el conjunto, tanto la base como la pared. Esta pared, de forma hemisférica, tenía un radio de 80 cm. En el punto central se clavaba un clavo con un trozo de cuerda de esa distancia y se procedía a su construcción en la que no se utilizaba encofrado interior. Después se le daba una capa de arcilla por su exterior. La boca del horno estaba formada por un fleje de hierro de cabecera curvada. La chimenea se hacía coincidir sobre la boca del horno.
En Agurain (A) se ha descrito un horno que fabrica pan para varias familias. La solera llevaba un relleno de arena de 40 ó 50 cm de altura sobre la que se ponía losa de piedra de arenisca de 10 cm de grosor. La bóveda circular se hacía con ladrillo macizo, del usado para tabicar, de canto o media asta echado; se construía en forma de media asta y sobre ella se ponía otra capa de arena similar a la de debajo de la losa. Para consolidar y resistir el empuje de la bóveda, disponía de paredes de 65 cm de grosor formando un cuadrado, sobrepasando la altura de la cubierta de arena, y en el arranque de la bóveda alrededor de ella, relleno sólido de piedra para su contención.
La pared es de piedra de mampostería, y para la boca del horno, abajo, en el umbral, se utiliza ancha y gruesa piedra caliza, que con las laterales y la superior, elaboradas con perfecta labra y con esconce hacia el interior, forman el marco de entrada de unos 42 cm en cuadro que se cierra a plastón con una puerta de hierro que gira a un lado sobre dos bisagras en los pernios fijados en la piedra. La boca del horno se halla centrada en la pared que está en frente del obrador. A sus lados, adosadas a la pared, se encuentran unas mesas de piedra estrechas. El diámetro del horno es de unos 3,20 m.
En Abezia (A) la bóveda interior y las paredes se construían con ladrillos colocados de canto; la solera era de piedra. La boca del horno, de pequeño tamaño, tenía piedras de buena cantería en la base y una puerta que ayudaba a conservar el calor. La salida de humos se realizaba libremente entre las tejas de la cubierta.
Descripciones similares de hornos construidos con bóveda de ladrillo refractario recubierto de arcilla y con base de piedra o cemento se han recogido en Berganzo, Moreda, Pipaón, Ribera Alta, Valdegovía (A) y Trapagaran (B).
En el Valle de Zuia (A), los materiales empleados son ladrillos que se utilizan en paredes y bóveda y, ocasionalmente, en el suelo. En éste, normalmente, se coloca piedra, pero, a veces, también se emplea en paredes y techo colocado de canto. La boca del horno, cuadrada, de pequeño tamaño está hecha de piedras de buena cantería, con la base algo saliente sobre la que se apoya una sencilla puerta de madera movible. Algunos hornos poseen campana de escape de humos, pero ha nacido como resultado de acondicionar un fogón, bajo la boca del horno. Los hornos, cuya boca se halla sobre el fogón de la cocina, se aprovechan, para la salida de humos, de la chimenea de la cocina. Los hornos exentos no disponían de chimenea, se ahumaba todo pues el humo salía por la puerta y el tejado. Algún horno adosado a la casa cuenta con una sencilla chimenea y a la dependencia se le llamaba Cuarto de horno o Casa de horno.
En Amorebieta-Etxano (B) la base del horno es de ladrillo refractario o losas de piedra y la bóveda está construida con ladrillos refractarios cubiertos por fuera con una semiesfera de arcilla. La edificación exterior está construida de piedra pequeña y mortero; el tejado con vigas, madera y tejas. En este cobertizo se suelen dejar algunos aperos de labranza. En Abadiño, Andraka y Bedarona (B) los datos recogidos son similares; en la última de las localidades señalan que la bóveda disponía de revestimiento de yeso. También en Gorozika y en Bermeo (B) los materiales empleados son iguales, en Bermeo precisan que el horno está construido con ladrillos macizos y barro. Se utilizan ladrillos anchos para hacer la base y delgados para la bóveda.
En Orozko (B) se ha consignado la siguiente descripción del horno. Tenía tres paredes con cubierta de tejas a dos aguas. Tanto la bóveda como la base se hacían con una mezcla de cal, arcilla y escoria de ferrería. Para la entrada del horno se usaba una piedra blanda. La solera disponía de una pequeña puerta y una meseta a la altura de los brazos para apoyo de la masa, los panes y los útiles. Antiguamente, cuando había carbón vegetal, se ponía bajo los ladrillos de la solera una capa de 10 a 15 cm de cisco, idurie. A la bóveda, labearen arkue, se la daba la forma con un clavo y una cuerda de la misma longitud que su altura, que solía ser de unos 80 cm. Se metía el clavo en el centro de la base de lo que iba a ser la bovedilla. Se sujetaba un extremo de la cuerda al clavo y haciendo girar ésta alrededor de la pared que se iba levantando, la distancia iba acortándose y cuando la cuerda llegaba a su vertical se había completado el cierre. Algunos informantes señalan que los hornos tenían alrededor de 2 m para que la hornada, erratzia, pudiera fermentar y subir. La parte delantera, labeaurrea, servía para apilar la leña, guardar la pala, la escoba para la limpieza, iñerrea, y la piedra para el agua.
En el Valle de Carranza (B) los materiales empleados son teja, ladrillo y arcilla. Tienen como base losas de arenisca, oscilando su diámetro de 1,75 a 2,10 m y la altura de 0,90 a 1,20 m y se encuentran en el interior de una pequeña construcción rectangular. La longitud es muy variable cubriendo un abanico entre 3 y 7 m. La boca, generalmente a unos 0,70 m del suelo, se encuentra delimitada por dos sillares de arenisca asentados sobre una losa sobresaliente, a modo de repisa, que forma parte de la base del horno y sobre el que descansa longitudinalmente otro de dimensiones ligeramente superiores, conformando un rectángulo de unos 33x43 cm. A la altura media de los sillares verticales de la boca, en el lado izquierdo, algunos hornos presentan un hueco de 15x15 cm, para colocar la taza con las yemas de huevo con que untaban la parte superior de los panes. La boca se cerraba con una piedra o una chapa de hierro. Algunos hornos disponían de un pequeño cuenco labrado en piedra a la entrada, donde se ponía agua para mojar las hojas de helecho con las que se limpiaba la solera cuando se elaboraba la hornada de pan.
En Beasain (G) el horno es redondo, con bóveda semiesférica, que arranca desde la solera, de alrededor de 1,50 m de diámetro. La puerta que cierra la boca es metálica, de forma rectangular o cuadrada, de unos 40 cm de lado. En Berastegi (G) el horno es de ladrillo refractario. La bóveda tiene alrededor de 90 cm de ancho por 80 cm de alto. En Elgoibar (G), para la construcción del horno se utilizan materiales refractarios cubiertos con argamasa. Dispone de arco por donde introducir los materiales y una trampilla para regular la temperatura interior. En Elosua (G) la solera es de ladrillo refractario y la bóveda de ladrillo rectangular y teja curva. La boca está enmarcada por cuatro maderos y de madera es también la puerta de cierre, que está provista de asa. En Orexa (G), la solera es de ladrillo y arcilla cocida, buztinerrea, la bóveda, arkoa o gaiña, se fabrica con masa hecha de greda, troska, y dispone de tejado.
En Oñati (G), el horno está construido con ladrillo refractario y en la solera los ladrillos se colocan sobre cenizas. En Aria (N) la base es de ladrillo liso que se coloca sobre una mezcla de ceniza y sal. La bóveda está hecha de ladrillo poroso y argamasa de cal y arena. En Telleriarte (G) la solera circular de unos 15 cm de grosor se llena de ceniza sobre la que se coloca ladrillo y la bóveda es de arcilla mezclada con trozos de teja. A la boca, atakea, se le da forma con cuatro piedras labradas y se cierra con una chapa de hierro. En Zerain (G) el horno es de cerámica, placas cuadradas en la solera y ladrillo en la bóveda. Se encuentra en la parte posterior de un recinto rectangular con paredes de mampostería, cubierta a dos aguas, de madera y teja, la parte anterior es un lugar para trabajar a cubierto.
En Aintzioa y Orondritz (N) la bóveda se construye con trozos de ladrillo y teja ensamblados con buztin, arcilla, y la base está hecha con grandes ladrillos para que aguante altas temperaturas. La puerta, que se abre a 1 m aproximadamente del suelo, es pequeña, de 35 cm de altura por 42 cm de anchura y en el centro posee una mirilla de 8 cm de diámetro que permite ver el proceso de elaboración del pan. Esta bóveda, al igual que la del txakurtegi, sobresale de la pared exterior de la casa, ambos salientes se sujetan apoyados sobre maderos o con una construcción, acondicionada a propósito, de piedras y ladrillos con un tejadillo. Las puertas mencionadas, por razón del desuso en que han caído los hornos, se conservan en muchas casas como adorno. En Mezkiritz (N) el horno estaba hecho con ladrillos y salía al exterior de la pared. Debajo del horno había un compartimento al que denominaban txakurtegi o zakurtegi que servía de leñera. En Mélida (N) en algunos hogares, al lado del fogón existía un pequeño lugar para dejar la leña.
En Artajona (N) los hornos van cubiertos por un casquete. Los antiguos, de los que quedan vestigios en algunas casas, eran de ladrillo, yeso y cascos de teja. Los más modernos se hicieron con adobes especiales de sección tra-Fig. 311. Solera y bóveda del horno de pan de la casa Aldekoa. Arraioz (Baztan-N), 1999.pezoidal, con las caras menores hacia adentro. Se revocaban al exterior con yeso. Para guardar el calor, calorío, del horno, el casquete se recrecía con arena o tierra. El solar o piso interior suele ser de piedra arenisca, pues ésta se desgasta pero no se abre como le ocurre a la piedra dura. El tipo tradicional de boca es un arco abierto en una piedra. Carecía de puerta y durante la cocción se cerraba con una chapa o lata. En la base de la boca sobresalía una piedra que servía de apoyo a la pala. La pequeña puerta del horno estaba protegida por la campana de la chimenea. A un lado, o debajo del horno, había un espacio rectangular cerrado, llamado cenicero. En él se depositaban las cenizas y el fuego extraído del horno.
Normalmente se emplazaba en un rincón, con un grueso travesaño o viga de pared a pared, sirviendo de apoyo a la delantera. La base cargaba sobre los muros y el travesaño, ya que tenían que soportar mucho peso. En otros casos, los pequeños hornos, en forma de medio huevo, eran sostenidos por una armadura de tres pies derechos de madera. Tampoco faltan casos en que se construyeron sobre el hueco de la escalera, con la boca abierta a una dependencia llamada masandería.
En Eugi, Izal, Mirafuentes, Obanos, Romanzado y Urraúl Bajo, y Luzaide/Valcarlos (N) los datos recogidos son similares. En San Martín de Unx (N), las paredes se hacían con medias adobas o medios ladrillos macizos, asentados con arcilla mezclada con algo de yeso para que se sostuviera mejor la bóveda al hacer la obra. El suelo se afirmaba con ceniza y sal para que cociera mejor la base del pan. En Ezkurra (N) la bóveda se hacía con cascotes de teja y arcilla. En Viana (N) los hornos estaban construidos de piedra y ladrillos refractarios, el suelo era de losas de piedra, grandes y planas. Disponían de una pequeña entrada.
En Donoztiri (BN) el horno estaba construido en forma de bóveda con ladrillos y arcilla, protegido dentro de una sencilla construcción de piedra cubierta por un techo de tejas. Los datos recogidos en Iholdi (BN) señalan que se hacía con piedras, ladrillos, adriliak, y mortero; en Uharte-Hiri (BN) se utilizaban trozos de tejas o ladrillos y arcilla, lur-buztin. En Heleta (BN) era una construcción abovedada hecha de ladrillo, brika, con arcilla y argamasa, adaillia. En Ortzaize (BN) el suelo, labe-zola, estaba hecho de trozos de tejas anchas, teilaki zabalak, y la bóveda, labe-ganga, de tejas anchas colocadas verticalmente. En Urepele (BN) la base era de piedras llanas labradas, harri-lauzak, y la bóveda de cascos de teja y arcilla. Disponía de una puerta de hierro con marco de lo mismo. En Liginaga (Z) el horno está hecho con ladrillo y mortero, y su piso, zola, es de cemento o de piedra.
En Sara (L) la bóveda, labezorro, estaba hecha con cascos de teja y argamasa y la base, labe-zola, con ladrillos. El hueco de la puerta se llama ago y la puerta que lo cierra, labeko ate, es una losa de piedra o una plancha de hierro. El umbral es una losa que forma resalte hacia fuera del muro, se llama labe-kantoin. El grueso del horno sobresale al otro lado del muro, generalmente fuera de la vivienda.