Medición de la leche, esne-neurriak
En determinadas localidades se ha constatado la existencia antaño de unidades específicas para medir la leche; en otras los utensilios de medición eran comunes para varios líquidos.
En Izurdiaga y en Lezaun (N) la medición de la leche se hacía por cántaros y por pintas que tenían la siguiente correlación: un cántaro equivale a dieciséis pintas (doce litros); medio cántaro a ocho pintas (seis litros) y un cuarto de cántaro a cuatro pintas (tres litros). En Allo (N) se han recogido unidades de medición similares: la de uso más frecuente para líquidos (incluida la leche) era la pinta equivalente a 0,735 litros, siendo también habitual servirse de un múltiplo de ella, el cántaro, equivalente a 16 pintas (11,77 litros).
También en San Martín de Unx (N) antaño la leche se vendía por pintas (0,735 l), medias pintas y cuarterones de pinta (cuartillos). Hoy día la medición se hace por litros, medios y cuartos de litro.
En Larraun (N) los recipientes de medir la leche, esne-ontziak, eran pequeñas jarras de hojalata o de zinc de los tamaños siguientes: de un cuarto de litro, litro kuartoa; de medio litro, litro erdikoa; de un litro, litrokoa; y de dos litros, bi litrokoa. También son recordadas las «lecheras», recipientes que cada ganadero sacaba a la plaza para cuando llegara el lechero, esneketari, quien procedía a la mediación de su contenido. Los informantes guardan memoria de las medidas de cobre, que eran de mejor calidad y más caprichosas.
En Bernedo (A) la medida que se ha utilizado para la leche ha sido el litro y el cuartillo (medio litro) mientras que para el vino eran la media cántara (8 litros) y la cuartilla (1/4 de cántara). En Bajauri, Obécuri y Urturi (A) las medidas para los líquidos han sido las siguientes: la cántara (16 litros), la media cántara (8 l), la cuartilla (4 l), la azumbre (2 l), la media azumbre (1 l), el cuartillo (1/2 l), el medio cuartillo (1/4 l) y el chiguito (1/8 l). Estas mismas medidas se utilizaban en Berganzo y en Treviño (A). En Ribera Alta (A) la leche se medía con el cuartillo.
En Moreda (A) la leche de cabra se medía en recipientes o jarras de litro y de azumbre. También se utilizaban el cuartillo (medio litro) y el medio cuartillo. Un azumbre son dos litros y una cuartilla, cuatro. Para la leche de vacuno se empleaban el litro, el medio litro y el cuartillo.
En Valderejo y Valdegovía (A) se servían del «azumbre», fabricado de latón, que equivalía a dos litros y dieciséis mililitros y del «cuartillo» equivalente a medio litro.
En Tierra de Ayala (A) se utilizaban recipientes de un litro u otros de mayor capacidad con marcas horizontales en su interior que indicaban la cantidad de litros que podían recoger.
En Mélida (N) se medía con el litro, que era una medida de hojalata o de metal. También había otras medidas como el cuarto, medio, dos litros y la garrafa de cinco litros. En el Valle de Salazar (N) las medidas utilizadas eran el litro, el cuartillo o medio litro y a veces la pinta. En Roncal (N) se usan las mismas medidas y recuerdan que para medir se utilizaba una lata denominada sica. En Ultzama al igual que en Arraioz (N) y en Valdegovía (A) se medía por litros. Según los informantes de Ultzama, existía otra medida que era el porrón. En Izal (N) la leche se medía con la lechera que era una medida de un litro. En Ezkio (G) al recipiente de litro, se le denomina litro-ontzia.
En el Aralar guipuzcoano los pastores, incluso los de más edad, siempre han conocido medir la leche por litros. En Izarraitz (G) no utilizaban medida; a quienes se acercaban al caserío en busca de leche se les servía en botellas de cristal. En Agurain (A) se han utilizado las medidas del sistema métrico decimal.
En Aoiz (N) la leche únicamente se medía para la venta; para ello se contaba con recipientes de metal de diferentes medidas, cilíndricos, con asa en uno de los lados y un borde rebajado para facilitar la salida del líquido. Sobre él se disponía una tira del mismo metal que no dejaba que cayese toda la nata a la vez. En Sangüesa (N) la leche se vendía en las mismas casas que tenían vacas. La medición y el pago se realizaban en la entrada, junto a la cuadra. En menos ocasiones, una mujer con un cántaro a la cintura y las medidas de hojalata de cuartillo, medio litro y un litro vendía la leche por las casas.
En las Bardenas (N) por lo regular las ovejas no se ordeñan; antiguamente sólo en ocasiones las cabras. Un salacenco recuerda que la leche se recogía en un recipiente denominado litro de características parecidas al kaiku; un informante roncalés guarda a su vez memoria del cuezo, que era de metal y de 5 litros de capacidad.
En Urkabustaiz (A) la leche se medía con recipientes de metal de cuartillo (medio litro) y litro; los veraneantes acudían a comprarla con una cantimplora a la que se vertía medida en cuartillos. La venta de leche se convirtió en una fuente de ingresos para la economía doméstica. Cuando luego se comenzó a vender a los «lecheros» se introdujeron los aparatos medidores: la leche se vertía en una cantimplora grande que en su interior tenía un flotador que iba subiendo conforme se llenaba. Otra forma de medir era introducir en el recipiente una varilla de metal que tenía marcadas las diferentes medidas.
En Apodaca (A), el medidor consistía antaño en una cantimplora en cuyo interior había un flotador que iba marcando los litros conforme se vertía el líquido. Para su venta medían la leche con una jarra marcada o con un «litro» de chapa; otras veces la misma cantimplora en que se llevaba la leche tenía la medida marcada.
En Zuya (A) para hacer las mediciones exactas los camioneros que transportan la leche a las centrales lecheras se valen de una barra metálica numerada que introducen en la cantimplora. En Izarraitz (G), en los años noventa, la leche que se entrega a las centrales lecheras se vierte en marmitas de 40 litros de capacidad; si no quedan colmadas su contenido se mide con una regla que introducen en el recipiente.
En Pipaón (A) el vendedor medía la leche en su casa y el comprador acudía siempre con el mismo recipiente llenándolo hasta donde más o menos se sabía que llegaba la medida solicitada: se agregaba un chorrete de propina, denominado pitanza.
En Anboto-Urkiola, Atxondo, Abadiano (B), se utilizaba y se sigue usando un recipiente de metal esmaltado con asa, denominado txoleta; antiguamente los había también de porcelana. Se conocen de diferentes medidas si bien generalmente se usaba el de medio azumbre, azunberdikoa. Las medidas eran azunberdiko txoleta, azunbrea o azunda, cuartillo y medio cuartillo. También en Sollube (Arrieta-B) y Belatxikieta (Amorebieta-B) se empleaba un recipiente cilíndrico de latón con asa, de un litro de capacidad. Las unidades para la leche eran comunes a las de otros líquidos, el medio litro, kuartillua, y los dos litros, azunbrea. Estas mismas medidas, cuartillos y azumbres, se empleaban en Orozko, Urduliz y Zeanuri (B). Al litro se le denomina comúnmente azunberdi (medio azumbre).
En Bernagoitia (B) la leche se medía con un recipiente de porcelana llamado txoleta, que fue sustituyéndose por medidas metálicas, txapazkoak. Las medidas de porcelana eran de un cuartillo si bien había también de litro. Las medidas utilizadas para la leche eran las siguientes: azumbre (dos litros), medio azumbre (un litro), cuartillo (medio litro) y cuartillo y medio.
En el Valle de Carranza (B), hasta los años cuarenta, para el ordeño se utilizaba la «hajolata», que consistía en un recipiente metálico de forma redondeada, de 12 litros de capacidad.
En Uharte-Garazi, Ezterentzubi (BN) Zunharreta y Pagola (Z) la leche se medía con un recipiente provisto de asa fabricado a menudo por el propio pastor. El ordeño se hacía con una marmita de 10-14 litros de capacidad. No existía una medida de aceptación general, se calculaba a ojo. Actualmente los pastores utilizan el decalitro.
En Zeanuri-Gorbea (B) la leche para fabricar quesos no se medía, se calculaba a ojo la cantidad necesaria. En Eugi (N) tampoco se medía; quienes elaboraban el queso sabían hasta donde tenían que llenar el recipiente, abatza, donde cuajaba la leche.