Medios de protección
En Apodaca (A) antes la careta de protección era redonda unida a un paño que se ataba al cuello. Completaban la vestimenta con un pantalón y una chaqueta viejos puestos por encima. Los guantes eran normales. En Urduliz (B) algunas veces también se protegían tapándose completamente con ropas viejas.
En San Martín de Unx (N) el recolector se cubría la cabeza con una red y procuraba mantener la serenidad, cosa que no siempre conseguía ya que si alguna abeja traspasaba la red y era nervioso, hacía apachicos o apachacos, aspavientos, y las abejas, que saben comportarse ante un recolector sereno, no dudan en agredir si lo ven movido, nervioso.
En Carranza (B) antes de la introducción de las vestimentas modernas especialmente diseñadas para evitar las picaduras de las abejas, quienes cataban se cubrían como podían. La careta se hacía con una tela de saco o una camisa inservible y la malla de un cedazo viejo. Posteriormente se comenzó a utilizar tela metálica de malla tupida. Además algunos se colocaban en las manos unos calcitos o calcetines de lana. El que cataba solía llevar las manos descubiertas para trabajar con mayor libertad de movimientos. Al menos hay constancia de un caso en que se embadurnaba los brazos con arcilla húmeda a fin de evitar los picotazos.
En Moreda (A) la persona encargada de recoger la miel se cubría la cabeza con una careta y las manos con calcetines para evitar que le picasen. En Zuya (A) se usaba careta y guantes de lana, hoy en día de goma.