Ocultación de otros enseres
Además de cubrir los espejos, en varias localidades se ocultaba todo lo que se considerase que destacaba. En el apartado anterior ya ha quedado constancia de esta práctica en Zerain, Elgoibar, Urkizu-Tolosa, Urnieta (G) y Bera (N), pero donde quizá ha estado más extendida ha sido en el País Vasco continental.
Según un informante de Azkaine (L), en la habitación del difunto se tapaba todo lo que fuese llamativo. Según otro, no se cubrían especialmente los espejos sino lo que estorbase en las paredes, como por ejemplo cuadros. Para ello se empleaban colgaduras que se adornaban con ramas de hoja de laurel fijadas por medio de alfileres.
En Sara (L) y Lekunberri (BN), además de cubrir los espejos, también se tapaban los cuadros y en Hazparne (L) y Gamarte (BN) se quitaban las fotos y cuadros de las paredes incluidas las imágenes religiosas.
En Arberatze-Zilhekoa (BN) se cubrían enteramente los muebles con lienzos blancos proporcionados por la dueña de la casa.
En Armendaritze (BN) se tapaba la bombilla de la habitación con un trapo negro.
En algunas localidades de Iparralde ha sido costumbre además parar los péndulos de los relojes de pared para evitar su sonido. Así ha ocurrido en Ahurti, Azkaine, Bidarte, Sara (L) y Urdiñarbe (Z).