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A la ermita de San Miguel de Errezil acud ían las madres y hacían en ella la presentación de los niños llorones. También lo hacían en la de San Esteban de Bergara y ante la imagen de Santa Catalina que se venera en la de San Isidro de Oñati. A la ermita de San Pelayo en Zarautz se lleva a los niños enfermos y en particular a los llorones. Se les ponía sobre el altar, se rezaban unas oraciones y se dejaba una limosna.
En Lekunberri los informantes recuerdan cómo en tiempos pasados las madres del Valle de Larraun acudían a las fiestas que se celebran el l6 16 de junio, festividad de San Pelayo. Uno de los días de fiestas era el dedicado por el párroco a recibir en la iglesia a las madres con sus hijos para proceder a la lectura de los Evangelios. Este rito garantizaba que los niños tuviesen buenos sueños, sin pesadillas, durante todo el año. Esta costumbre dejó de practicarse en los años setenta.