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Barandiaran, al tratar el origen del poblamiento disperso de la zona más septentrional de Vasconia, se remonta a tiempos prehistóricos.
Comparó el área de difusión dolménica con las zonas pastoriles y pudo comprobar que ambas coincidían. Y esa coincidencia se extendía a veces a detalles. En una misma sierra, por ejemplo, suele haber zonas que ofrecen condiciones adecuadas para el establecimiento de majadas pastoriles y otras en que esto no es posible dadas las condiciones de insalubridad para el ganado lanar. Los dólmenes no se hallan en estas últimas sino en las primeras, muchas veces en las mismas majadas actuales, hasta el punto de que en Legaire (A), en la sierra de Entzia, hay una choza de pastor edificada sobre un dolmen.
Otro ejemplo lo constituye el dolmen de Agorritz en Leitza (N) que sirvió de choza a un pastor<ref>José Miguel de BARANDIARAN. “Contribución al estudio de los establecimientos humanos y zonas pastoriles del País Vasco” in AEF, VII (1927) p. 141.</ref>.
Estas construcciones megalíticas se hallan situadas pues como si sus constructores hubiesen sido pastores. Y esto, unido a que los mismos son sepulturas familiares, nos da a entender que un dolmen ocupaba el mismo sitio o se ubicaba cuando menos próximo a la habitación de la familia a que pertenecía.
El hallarse los dólmenes muy dispersos y muy distantes unos de otros revela que las viviendas lo estaban también, como lo están las chozas pastoriles de nuestros días. Y este hecho hay que considerarlo como uno de los antecedentes del actual sistema de población dispersa. Esto es obvio si se tiene en cuenta que muchos caseríos de labranza actuales se sabe que son el resultado de haberse transformado las chozas pastoriles en establecimientos agrícolas. De muchas de las casas rurales diseminadas por el territorio vasco podemos pues afirmar que proceden de antiguos seles y chozas pastoriles y éstas, a su vez, aparecen frecuentemente como continuadoras in situ de las viviendas eneolíticas. Cabe por lo tanto asegurar que el sistema de población dispersa data cuando menos desde la época eneolítica (2500 años a.C.)<ref>BARANDIARAN, “Los establecimientos humanos en el Pirineo vasco”, cit., pp. 363-387.</ref>.
Durante la época de la romanización de Vasconia puede afirmarse que la población estaba dispersa por todo el territorio. En Álava y Navarra se han encontrado en abundancia vestigios de esa época desperdigados en multitud de localidades sin que, por otra parte, existan indicios de agrupaciones de viviendas mas que en rarísimos puntos. En la vertiente atlántica son escasos los vestigios de romanización y desde luego no hay señales de poblaciones concentradas<ref>Ibidem, pp. 380-381. Conviene tener presente que esta conferencia fue impartida en 1932 y que con posterioridad han sido numerosos los hallazgos arqueológicos en la vertiente atlántica contribuyendo a variar el punto de vista que de la romanización de este territorio se tenía.</ref>.
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