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La mies cortada por la segadora caía sobre una plataforma ligeramente elevada hacia arriba compuesta por una serie de tablillas; la plataforma iba conectada a un pedal que la persona que iba sobre la máquina, sentada en un sillín, manejaba, soltando el pedal cuando consideraba que había una cantidad suficiente para formar una gavilla. Esta persona portaba una vara larga con la que inclinaba la mies hacia el corte, sobre todo cuando se trataba de zonas donde el viento había tumbado los tallos. Las porciones de mies depositadas en el suelo eran atadas por otras personas que participaban en la labor de la siega.
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Tras la segadora vino la gavilladora, que era una segadora a la que se había provisto de unos brazos (rastros) unidos en su base a un engranaje que los hacía girar con el movimiento de las ruedas. Los brazos eran de madera y al girar iban oprimiendo la mies contra la ''siega ''de la máquina, desplazándola también sobre la plataforma allí existente hasta un hueco final por el que caía al suelo, donde era recogida y atada por una persona. No hubo muchas de estas máquinas en Valderejo.
Una vez la era quedaba libre de la paja permanecía en la misma el grano, las granzas (espigas con o sin grano), tierra y briznas de paja. Todo ello se recogía con el ''rodillo ''y se reunía en un montón para ser ''beldado, ''aventado. Cuando la era estaba recogida se procedía a barrerla y el fruto de barrido también se ''rodillaba.''
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En Moreda las operaciones que se llevaban a cabo eran las siguientes:
''Útiles y herramientas para la siega. ''La herramienta más importante era la hoz. Las primeras hoces eran curvas y dentadas, de acero. Luego, quizás con la venida de los jornaleros gallegos, se introdujo la hoz gallega que es curva, sin ''gin-ches ''y con el filo no dentado. Los segadores afilaban estas hoces con una piedra de afilar que llevaban en el bolsillo del pantalón.
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El segundo útil empleado era la ''zoqueta: ''pieza de madera ahuecada que los segadores adaptaban a los dedos de la mano izquierda, dejando libre el pulgar, para así resguardarlos de los cortes con la hoz.
Mediante este sistema obtenían hasta 100 sacos al día. La trilladora tenía dos trampillas por donde caía el grano trillado. Primero se llenaba un saco y cuando este se completaba se cerraba dicha trampilla abriendo la del saco vacío que así comenzaba a llenarse. Después se ataban, se pesaban y con una carretilla se dejaban aparte. Los de trigo eran de 67 kg, es decir, 3 robos, que sumaban 66 kg más uno del saco. Los de cebada pesaban menos, unos 60 kg. Posteriormente se llevaban a las casas en carros, para luego subirlos al hombro hasta el alto o desván.
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''Cosechadoras. ''Actualmente no se trilla, ya que la recolección del cereal se efectúa con modernas cosechadoras que separan el grano de la paja. Estas máquinas han evolucionado mucho desde los primeros modelos que salieron al mercado. Las primeras según iban cosechando llenaban los sacos que eran descargados sobre el rastrojo de la finca. Con el tiempo incorporaron una tolva de almacenamiento de grano que, cuando se llenaba, se descargaba a través de un tubo en el remolque del tractor. La paja la expulsaban sobre el rastrojo.
El trigo y la cebada se transportan a granel en remolques arrastrados por tractores, que tienen de ''velez ''(capacidad) desde 6000 kg hasta más de 18 000 kg.
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''Producción de cereal. ''Antaño los rendimientos del trigo eran de tres cargas por robada, unos 200 kg, y de la cebada de 250 kg por robada. Hoy los cereales producen bastante más: el trigo entre 150-500 kg por robada (lo normal es 300 kg), y la cebada entre 200-400 kg por robada (siendo lo normal 350 kg). La cosecha de cebada es más regular y segura que la del trigo; de este cereal se recolecta menos y solo se da una buena cosecha cada cierto número de años.
Se enfardan las fincas que han tenido buena paja y larga. La mejor es la de la cebada con destino a los animales, es menuda y blanda, la comen bien y resulta buena para cama del ganado. La paja de trigo al ser más basta no se utiliza, se pica para abono o se quema. Los fardos, de forma rectangular (no se hacen fardos redondos), salen atados con dos alambres o cuerdas. El traslado se efectúa en remolques y camiones. El destino suele ser fuera del pueblo, los llevan camiones a granjas y establos de animales: para ovejas, caballerías, etc. No obstante, en la mayoría de las fincas cosechadas la paja queda sobre el rastrojo.
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''La quema de rastrojos. ''La forma de eliminar la paja y el rastrojo de las fincas cosechadas que no son enfardadas es quemándola. Esta labor se realiza a primeros de octubre y está controlada por la Diputación Foral de Álava y el Ayuntamiento de Moreda, a los que hay que pedir los permisos pertinentes.
''El Arca de la Misericordia. ''Fue una caja de previsión agrícola en donde los vecinos cogían prestado el trigo que necesitaban para sembrar sus campos. El Arca de la Misericordia de Moreda fue fundada como institución benéfica en la iglesia parroquial de Santa María en 1592 con 55 robos de trigo para repartir entre los vecinos necesitados. Esta cantidad inicial se fue aumentando con mandas y donaciones de los moredanos. Perduró hasta principios del siglo XIX.
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Eran arcas de granos de trigo cuya misión consistía en prestar la cantidad de este cereal que los vecinos necesitados pidiesen en los años malos para sembrar y remediar el hambre. Tras la recolección de la cosecha se devolvía el grano prestado más unas pequeñas "creces" con el fin de que el arca mejorase.
La ''menuncia ''se acarreaba con una ''horquija ''grande de cinco o seis puntas, la misma que se empleaba para echar la paja al pajar. Como las ''menuncias y ''los yeros no estaban atados, el que estaba subido en el carro tenía que pisarlos bien. Por detrás de los que iban acarreando se pasaba el ''cachuero, ''rastro, para recoger las ''llantas. ''Los yeros y alholvas sacaban mucho polvo al trillar. La paja de ''menuncia ''era muy buena para el ganado.
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Al triguero en Zigoitia le llaman ''albaina. ''El rastro de madera para retirar el grano de la aventadora es llamado por unos ''badaqui''<ref>''Badaqui'' era el instrumento para recoger el grano después de aventarlo, que constaba de un mango de madera largo en cuyo extremo lleva una madera en forma de pala colocada en sentido vertical. LÓPEZ de GERENU, ''Voces alavesas, ''op. cit., p. 198.</ref> y por otros ''badoki.''
En la década de los años 1970 se comenzaron a comprar las primeras cosechadoras, de las marcas: ''Dania, Deutz Fahr, Claas, Clayson, John Deere, ''etc. La cosechadora realiza todas las tareas, siega, trilla, esto es, separa el grano de la paja y lo echa al remolque. Puede trabajar día y noche, dependiendo de la humedad. La paja que queda en la pieza se enfarda, bien en los fardos tradicionales o en rollos, teniendo diversas aplicaciones: ganadería, transformación de energía calorífica en eléctrica, obtención de fibras artificiales, etc. Antes se efectuaba con enfardadoras manuales y resultaba una labor muy dura.
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En los tiempos previos a las cosechadoras, una vez se habían recogido todos los ''haces ''con las ''horcas ''y se habían colocado en el carro para ''acarrear ''la mies a casa, se pasaba un ''rastro ''de mano para recoger lo que había quedado suelto, se ataba y se colocaba encima de todo lo demás; después se pasaban unas cuerdas de lado a lado para sujetar bien los ''haces.''
Después de atados los haces los ponían en montones, llamados ''maletas, ''para su fácil acarreo. Otros ponían los haces tiesos, con las espigas hacia arriba.
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Tras atar y recoger los haces, los chavales pasaban un rastro de mano. La paja y cabezas así obtenidas las ataban y las depositaban las últimas en el carro.
Mientras estaban cargando, un chaval tenía que estar delante de los bueyes para quitarles las moscas y tábanos ayudándose con unas ramas. Los días de bochorno o ''días falsos ''se acarreaba temprano o tarde, al igual que se ha explicado antes para la siega con bueyes, por temor a que les picase la mosca y saliesen corriendo con el carro llevándose todo por delante.
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A principios del siglo XX algunos labradores de La Puebla de Arganzón y de pueblos como Treviño o Ventas de Armentia trajeron gavilla-doras. Eran unas máquinas segadoras que contaban con cuatro rastros, de modo que cuando la mies caía segada en la plataforma, los rastros la arrojaban al suelo a intervalos. Cada uno de estos montones era una gavilla y como no estaban atadas, cuando soplaba viento fuerte las desparramaba. Con cuatro o cinco gavillas se hacía un haz.
Tras acabar de recoger la cosecha del cereal, en los días siguientes se trabaja en la recogida de la paja de cosechadora que es enfardada con máquinas trituradoras—enfardadoras y almacenada en las casas para el consumo de todo el año.
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En Apellániz el trigo se solía cosechar después de Santiago, la avena en agosto y la cebada, a principios de los años ochenta, que es cuando se recopilaron estos datos en la localidad, al llegar las cosechadoras alquiladas, que algunas veces se retrasaban hasta septiembre ya que procedían de Oteiza de la Solana, Dicastillo, Gauna, Corres y de otros pueblos de la Llanada.
En la época de la recolección y especialmente al trabajar con la trilladora, era corriente la unión de dos familias que se ayudaban recíprocamente en sus respectivos cometidos, corriendo la comida y bebida de entre horas a cargo del favorecido con la labor de ese día. Este apoyo mutuo, voluntario, antaño era casi estimado como obligatorio, ya que si en alguna casa no podían hacer las labores del campo por enfermedad, el cura autorizaba para que los domingos por la mañana pudiesen trabajar en las heredades del enfermo.
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Para las fechas de la recogida de la cosecha antaño se guardaba el lomo y el jamón de la matanza del invierno, también se bebía vino, cosa que no era corriente el resto del año.
Hacia los años 1930 llegaron a Améscoa las primeras trilladoras, máquinas que trituraban la paja y separaban la paja del grano. Estas máquinas cambiaron notablemente el panorama de la trilla, pero todavía había que acarrear la mies a la era con los bueyes y el quehacer era una algarabía de gentes, necesarias para alimentar a la trilladora y retirar el grano y la paja. Pero ha sido la cosechadora la que ha arrasado con la trilla tradicional. En la misma pieza esta máquina realiza todas las operaciones de recolección.
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Solo se cultivaba el centeno necesario para preparar los ''vencejos. ''Se tenía la paja en remojo durante algún tiempo, se tomaba un manojo de plantas, se igualaban bien, se dividía en dos mitades y los manojicos resultantes se ataban con un nudo por las cabezas. Diez haces de trigo atados cada uno con un ''vencejo ''hacían una carga. Si la carga de trigo daba dos robos de grano se tenía por buena cosecha.
En años posteriores (años 1960) se pasó a trabajar con trilladora, de la que se recuerda la marca ''Jurca. ''Esta máquina, que separaba el grano de la paja y de las impurezas que la acompañan, supuso un gran adelanto pues sacaba la paja por un tubo llamado ''lanza pajas ''que la depositaba directamente en el pajar a través de la puerta o de una ventana (Meoz). Más tarde se incorporó la cosechadora, que incorporaba sombrillas para proteger al agricultor del sol y otras comodidades. Todas ellas empleaban el mismo sistema, pero cada vez eran más cómodas.
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Para separar los restos de cereal también fue costumbre pasarlos por distintos cedazos que tenían su propio nombre (Aós): ''pajero ''era el primero que se utilizaba, tenía los agujeros de la red de mayor tamaño que los otros y eso permitía que se cribasen las pajas y quedase solo el grano; ''purgador ''era el que tenía el tamaño intermedio y permitía separar las ''zaborras ''del grano; ''pasadera ''era el que tenía los orificios más pequeños y permitía que quedasen los granos que se guardaban para sembrar. Esta actividad necesitaba de cierta habilidad, "había que saber amontonar", es decir, hacer que el grano se fuese quedando en la periferia del cedazo.
Hasta principios del siglo XX la siega se realizaba a mano, con la hoz. En tiempos remotos, las "casas fuertes" del Valle contrataban para estas faenas a gentes de la Montaña de Navarra, en donde por no recolectarse cereales, estaban desocupados en esa época del año. A veces bajaban desde la Montaña familias enteras, sin excluir las mujeres. Uno de los valles de donde acudían era el de Ulzama. Posteriormente y hasta fines del siglo XIX llegaban a este valle, como a la Cuenca en general, cuadrillas de segadores ribereños, después de haber segado en la Ribera de Navarra. Se concentraban en Pamplona, junto al Mercado, y allí acudían a contratarles los labradores de las aldeas de la Cuenca, como las del valle de Elorz. Estas cuadrillas de segadores desaparecieron con la difusión de la segadora-guadañadora primero (hacia 1906) y la segadora-atadora unos años más tarde".
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En Ustárroz, Isaba y Urzainqui la siega del cereal se producía desde finales de junio o mediados de julio. Si las condiciones atmosféricas no acompañaban llegaba a quedar retrasada hasta el otoño.
La operación del ''acarreo ''consistía en transportar la mies en fajos desde el campo hasta las eras de la localidad. Solía verificarse aprovechando las horas más frescas de la madrugada. A los carros y galeras les colocaban unas ''picas ''verticales de madera para darles mayor capacidad. Unos pocos transportaban la mies a lomos de machos provistos de dos ''ganchos ''de madera uno a cada lado. En las eras los colocaban en ''fajinas ''más o menos grandes, separando el trigo, la cebada y la avena.
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Cuando se verificaba la trilla en la era, con trillo de plataforma de madera con pedernales y sierras metálicas y luego con trillos metálicos mecánicos de ruedas con discos cortantes, colocaban unas quince ''fajinas ''o hacinas ( 320 haces) en forma de círculo. Una vez soltados los vencejos o lías de los haces, con una horca se tendían en la ''parva, ''se ''majaba, ''apaleaba, la mies para desgranar algo las espigas y con dos caballerías daban algunas vueltas por todo el perímetro de la ''parva ''hasta conseguir que la mies quedase algo deshecha. A continuación se uncían al trillo dos o tres caballerías, que al pisar la mies también favorecían su desgrane, y comenzaban a dar vueltas para que el grano soltase la cáscara. Pasada más o menos una hora se daba la primera ''torna ''o vuelta a la parva con horcas u horquillos para que toda ella quedara trillada por igual. La última vuelta se llevaba a cabo con rastrillos, horcas y palas de madera, y cuando estaba bien trillado, con la ''allegadera ''se recogía amontonándolo perpendicularmente a la corriente del viento dominante. El trillador siempre iba subido en el trillo para guiar el tiro y conseguir que pesara más, para lo cual se le añadía alguna piedra.
Con los puñados de mies segada se formaban las manadas. Detrás de los segadores o una vez secas las manadas, iban las mujeres o niños ''dando manadas, ''es decir, entregándolas al hombre que las iba atando en fajos con un esparto o vencejo consistente en unas largas pajas de centeno que servían de cuerda. Cada fajo se formaba con cuatro o cinco manadas. Después se amontonaban los fajos en ''fazcales. ''Se hacía esto para facilitar el acarreo y proteger la mies de las tormentas, con este fin se colocaba la espiga hacia dentro, resguardándolas así del posible granizo.
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Había muy buenos segadores que se enorgullecían de ello como campeones deportivos. Algunos se contrataban a destajo. Más frecuente eran los tajos de un grupo. Al frente del mismo ponía siempre el amo al mejor segador, que imponía el ritmo a los demás. Estos segadores eran gente muy pobre. Cuando segaban en "el monte" dormían en el mismo tajo. Llevaban pan, tocino y agua y al amanecer reiniciaban el trabajo. Cuando terminaban la siega en el pueblo, cogían la hoz y la zoqueta y marchaban a "Tierra Pamplona" o a Álava en busca de trabajo. El lugar de contratación de estos segadores para la Cuenca de Pamplona era la Plaza de Santo Domingo de esta capital. Solían marchar en pequeños grupos de tres o cuatro, siempre juntos los mismos. Algunos tenían casas fijas de años anteriores. Frecuentemente dormían en el campo o en algún corral. Al final de la campaña regresaban con veinte duros en el bolsillo.
Llegada la trilla, la parva normal requería de cien a ciento cincuenta fajos de mies, es decir, dos carretadas de ocho a diez cargas de baste. Se descargaba la mies en el centro de la era, después con unas largas horcas de madera, una vez sueltos los fajos, se ''desbalagaban, ''es decir, se deshacían y tendían por la era. Con las caballerías o bueyes se daban unas vueltas por la mies, pisándola. Hasta principios de siglo la mies se molía con unos trillos de clavos o de tiras de sierras, con peso encima y arrastrados por bueyes.
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En 1900 se introdujeron las trilladoras llamadas de Burlada, Araya y Barbastro. Consistían en sierras en forma de ruedas que giraban sobre la mies. La primera trilladora mecánica que se introdujo en este pueblo fue en 1911.
Se medía el grano con el robo, se llenaban los sacos y con la alegría de la cosecha segura concluía la jornada. A la hora de vender los cereales había unos medidores especializados en ello. Existía gran diferencia entre llenar el robo un medidor de estos, que lo hacía en dos o tres brazadas, o un profano en la materia, pues no se vendía a peso y la medida del no especializado pesaba más. Las medidas podían ser ''colmas ''o ''rasas. ''Para rasar se usaba la ''raidera, ''un palo largo y liso que se pasaba por encima de los bordes de la medida<ref>Ricardo ROS "Apuntes etnográficos y folklóricos de Allo (II)" in CEEN, VIII (1976) pp.444-446.</ref>.
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En Obanos a principios del siglo XX, la siega era con hoz y ''dalle ''o guadaña y la trilla con trillos, aunque fueran ya de dientes metálicos. En esta localidad para comienzos de los años 1940 ya no se usaban trillos, aunque si alguien se quedaba sin cebada para el ganado, excepcionalmente se hacía una ''parvica.''
El desgrane o trillado. Se ''echaba la parva ''a la era ayudándose de ''horcas ''y dejándola en el centro para proceder a la ''torniadura ''(vueltas continuas) con el trillo. El trillo daba vueltas de izquierda a derecha, conducido por bueyes y por el látigo del labrador. Las mujeres se cuidaban de limpiar el suelo con el ''retabillo ''o especie de cajón abierto con un largo mango, operación en la que también colaboraban los hombres sirviéndose de una ''palanca ''de madera o recogedora que era tirada por una caballería, de modo que toda la parva quedaba bien amontonada en el centro de la era, para que ''torniadura ''tras ''torniadura ''se deshiciera por completo. Debía tenerse cuidado en recoger a tiempo la ''cagada ''de los bueyes para impedir que se manchara el grano. Esto se hacía con una pala, lanzándose al aire la ''meñuca.''
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El aventado. Se hacía en la era una vez trillada la ''parva, ''aprovechando cuando hiciese viento, fuera de día o no. Si el viento no soplaba durante el día, se hacía guardia de noche para esperarlo y, si era preciso, se iluminaba la era con una ''linterna de vela. ''Para aventar la parva, tomaban los hombres una horca y lanzaban con ella la mezcla al aire, cayendo el grano a un lado y la paja lejos, al ser arrastrada por el viento. Después de ello, una mujer ''sacaba la cebera, ''es decir, volvía a aventar el grano para limpiarlo todavía más.
El trigo se colocaba en gavillas pequeñas y cuando estaba bien seco se hacían almiares, ''metak, ''de más de treinta gavillas cada uno. Antaño se trillaba golpeándolo sobre piedras y se aventaba delante del caserío recurriendo a máquinas. Posteriormente todas las operaciones se llevaban a cabo con la máquina que al mismo tiempo trillaba, limpiaba el trigo y colocaba la paja en el pajar o ''sabaije''<ref>ARRILLAGA, "Contribución al estudio etnográfico de Elorrio (Vizcaya)" cit., pp. 92-93.</ref>.
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En Amorebieta-Etxano (B) el trigo se cortaba con la hoz para hacer los manojos. Con veinte de esos manojos se hacían las gavillas, ''txorlak, ''y se dejaban unos días al sol. Se cortaban e iban poniendo de diez en diez. Luego con cuidado para que no perdieran muchos granos se amontonaban en un almiar o varios si es que se cosechaba mucho trigo, en el lugar donde iba a hacerse la trilla, ''gari-jotia. ''La víspera de la misma se extendían los haces al sol y el día que comenzaba se procuraba que estuvieran al sol una hora o dos para que los granos se soltaran más fácilmente.
El grano de trigo se recogía en arcones. Luego se llevaba en sacos al molino, según las necesidades de consumo de la casa.
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Hacia 1960 algunos propietarios de Boroa, Etxano y alguno del casco urbano se pusieron de acuerdo para comprar en sociedad una trilladora. Y así lo hicieron. Además de usarla ellos, la alquilaban y por fin decidieron venderla.
Luego empezaron a hacer esta labor de desgranar con una máquina llamada ''matxaka ''que traían unos de Ispaster. Para este trabajo hacían falta cuatro o cinco personas. La ''matxaka ''era un aparato que tenía un tambor de dientes o de palas (había dos modelos) introducido dentro de un cilindro de metal y un motor añadido, al que se le ponía una correa que se unía a la ''matxaka. ''Se colocaba encima de un armazón de madera de cuatro patas y delante se instalaba unida a ella una mesa en rampa. En la cabeza de la mesa había una persona que se encargaba de dejar las gavillas en la misma y a ambos extremos dos personas, cada una cogía una gavilla en la mano e iban metiendo las cabezas a la máquina, primero uno, luego el otro. El tambor al girar desgranaba el trigo de la gavilla y al sacarla tan solo salía la paja. El grano caía al suelo, se extendía con el rastrillo y luego se cargaba en cestos para llevarlo a la aventadora. La labor de aventar el trigo también la realizaban los de Ispaster. Se les pagaba el jornal o un tanto por anega y ellos realizaban toda la labor. Una vez limpio el trigo se metía en arcones.
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Luego vino la trilladora que dejaba el trigo desgranado, limpio y en sacos y echaba la paja directamente al pajar por un tubo. Tan solo hacían falta un par de personas. La trilladora era una gran máquina de hierro y madera, con ruedas radiadas de hierro, un tambor grande ''(trillo) ''donde se desgranaba el grano y unas parrillas donde se aventaba. A un lado tenía un compartimiento para colocar los sacos y allí caía el grano limpio. En un extremo contaba con varios tubos para echar la paja directamente al pajar. Llevaba un motor añadido unido a ella mediante una correa. En el eje que unía las dos ruedas tenía una clavija para uncir el yugo.
Tiempo después se introdujo la máquina de trillar. Disponía de un cajón, ''arkie, ''con una capacidad de alrededor de 25 kg. Con dos cajones se conformaba la fanega, ''anegie, ''que era también la medida del saco. La cascarilla, ''txibue, y ''la paja, ''galtzue, ''iban al suelo y luego había que recogerlas con el rastrillo, ''eskubera. ''Más tarde se implantó la máquina descrita anteriormente en Ajangiz, que mediante un tubo enviaba la paja a la primera planta de la casa, al pajar.
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En Nabarniz (B) se ha conocido la trilla con trilladora, ''garije joteko makiñie. ''Estas máquinas eran propiedad de particulares y solían venir de las vecinas localidades de Aulesti o de Gabika (Ereño). A la barriada de una de las informantes venía la de Aulesti en los días fijados y cobraba una cantidad de dinero por el servicio. Entonces había que transportar los almiares, ''gari-metak, ''de la heredad a las inmediaciones de la casa, que era donde se instalaba la máquina. El grano de trigo obtenido se guardaba en arcones, ''arkak. ''Como tributo, se llevaba al ayuntamiento un saco, ''zorrue.''
Una vez trasladados los haces de trigo hasta la casa se almacenaban a cubierto durante unos días a la espera de ser trillados. Un lugar apropiado solía ser el ''sobrao ''pero también resultaban adecuados una tejavana, una casilla u otro recinto que estuviese seco. Durante este tiempo continuaban secándose. Una vez almacenado se continuaba secando la hierba hasta concluir esta labor.
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La trilla del trigo se realizaba a últimos de julio o primeros de agosto y debía efectuarse en un día caluroso para que el grano se desprendiese con facilidad de las espigas. Ocurría que una misma era compartida por un grupo de cinco o seis casas cercanas a ella. Según Vicario de la Peña:
La era se ubicaba en un sitio llano, no podía tener pendiente porque entonces el trigo tendía a acumularse en la parte más baja durante la trilla y se salía del recinto cerrado. Para prepararla le pasaban primero la azada para eliminar la hierba y "un poco lo podrido de la tierra", es decir, la capa de humus que se hubiese acumulado a lo largo del año, tratando de alisar cuanto más la superficie. Después se barría.
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En un recipiente se mezclaba ''muñega ''(excrementos de vaca) con agua hasta formar una especie de ''mondongo. ''Cuando más calentaba el sol, con la ayuda de una ''bereza ''(una escoba de fabricación casera a partir de ''berezo ''o brezo) se esparcía esta mezcla por toda la superficie hasta formar una costra lisa y uniforme que impedía que se perdiesen los granos de trigo. Las labores de barrer la era y cubrirla con estiércol semilíquido era llevadas a cabo por mujeres. Esta superficie continua facilitaba el proceso de barrido del grano de trigo que realizaban las mujeres al final de la trilla ayudándose de ''berezas ''mientras los hombres les retiraban la paja con ''rastrillas. ''La superficie de ''muñega ''no se rompía a pesar de utilizar yeguas para la trilla porque entre la misma y sus cascos se interponía una buena capa de paja. En cuanto se comenzaba a descubrir una parte de la misma alguno de los hombres dispuestos en las orillas la volvían a cubrir ayudándose del ''horcón, ''de ese modo ni los cascos de las yeguas ni el trillo la rompían. El propio trillo arrastraba la paja hacia delante cuando ya empezaba a estar bastante molida; en esos casos volvían a cubrir el fondo de la era rápidamente.
Otra forma de realizar la trilla fue recurriendo a parejas de bueyes o vacas que arrastraban un trillo. El trillo estaba fabricado íntegramente con madera, con la parte anterior curvada hacia arriba para evitar que amontonase la paja al desplazarlo la pareja. En su cara inferior se le practicaban unas ranuras en las que se insertaban piedras de pedernal. Posteriormente se sustituyeron por piezas metálicas dentadas. La pareja arrastraba el trillo sobre la parva dando vueltas a la era y la iba desmenuzando poco a poco. Cuando se cansaba se sustituía por otra pareja. Los animales se dejaban descansar a la sombra pero se cubrían con unas mantas para que no se enfriasen. La trilla con bueyes tenía el inconveniente de que resultaba más lenta que con yeguas.
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Una vez realizado el trabajo con el trillo había que "darle vuelta a la era". La primera vez se daba a mano y consistía en recoger el trigo que aún estaba entero e irlo plegando en medio de la era con la espiga hacia arriba. De este modo volvía a quedar una ''parvada ''que se trillaba de nuevo. Más adelante se le volvía a dar vuelta, pero en ese caso los hombres que realizaban la labor empleaban ''horcones. ''Clavaban los mismos e iban sacando hacia arriba los tallos de trigo que aún continuaban enteros y los disponían otra vez en la parte central. Al realizar esta operación el grano ya desprendido caía poco a poco hacia el fondo de la era. Era necesario repetir cuatro o cinco veces la operación de darle vuelta hasta conseguir que solo saliese paja al levantar los tallos trillados, lo que indicaba que el grano se había desprendido completamente y había ido descendiendo hacia el fondo.
Posteriormente aparecieron unas máquinas que facilitaban el proceso de limpieza del grano llamadas ''beldadoras''. Contaban con unas aspas que se movían manualmente y que al girar generaban una corriente de aire que arrastraba las impurezas del grano. Estas máquinas permitían efectuar el ''beldado ''del trigo sin tener que depender de que soplase el viento. En su interior tenían además unas parrillas que se agitaban y seleccionaban los granos de trigo.
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En Beasain (G) los cereales, entre los que se incluía el trigo, se recogían normalmente en la segunda quincena del mes de julio. La siega del trigo, ''gari-ebaketa, ''se hacía a mano con la hoz, ''igitagie ''o ''ittaie, ''y en ella participaban todos los miembros de la familia. Con una mano, generalmente la derecha, se manejaba la hoz y para proteger los dedos de la izquierda de un posible corte se colocaba en ella una especie de guante de madera atado a la muñeca con una cuerda llamado ''zoketa.''
En Ataun (G) la siega, ''iritea, ''se efectuaba con la hoz, ''itaie ''o ''iritaie, ''que llevaba dientes en el filo, ''"itai garrangadune ", ''y para afilarla se acudía ordinariamente a la herrería. Cuando se publicaron estos datos (1960), ya se iba introduciendo también la hoz sin púas, ''sega-itaie, ''y algo después la guadaña o ''segea. ''Efectuada la siega, con dos manojos de paja o ''galasto ''se hacía lo que llamaban ''galbala ''o gavilla, atándola con unas pajas; estas formaban pues la atadura, que recibía el nombre de ''heskarri. ''Con tres gavillas atadas en la punta o extremo superior y colocadas de pie en trípode se formaba el eje o ''zille ''alrededor del cual iban colocadas, también de pie, otras gavillas que así formaban ''gari-meta. ''Cuando se deseaba que el trigo permaneciese mucho tiempo en el campo se formaban montones mayores llamados ''suatzak.''
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En el siglo XIX durante la época de la siega solían desplazarse a Navarra bastantes mujeres solteras de Ataun impelidas por el deseo de ganar unas pesetas. La temporada de trabajo solía durar unos ocho días. Comenzaban la faena al amanecer dejándola al oscurecer. El año 1880 en esa labor ganaban al día una peseta y la manutención. Durante el día festivo la manutención era por cuenta propia.
El segundo procedimiento consistía en el aprovechamiento del viento. Arrojando el trigo desde cierta altura el grano descendía al fondo y la paja era desviada o arrastrada por el viento. Hacia el año 1870 se introdujeron máquinas de limpiar el trigo, aventadoras, que en el momento de recopilar esto ya se habían generalizado.
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Antiguamente el grano limpio se depositaba en espuertas construidas en casa con paja y tiras de zarza, ''kanpazkoak. ''En cada ''kanpazko ''cabían tres o cuatro fanegas. Para ese objeto había también tinas, arcas y ''kutxak. ''Las arcas a diferencia de ''kutxak ''carecían de ''kutxatilla ''o arquilla y en su exterior eran lisas, sin talla alguna.
Otro de los métodos consistía en extender las espigas en la era y hacer pasar por encima un trillo, que constaba de una tabla gruesa y ancha en cuya parte inferior se hallaban incrustados pedazos de pedernal o también tiras de hierro. Era arrastrado por bueyes que describían constantes círculos. En ocasiones se utilizaban dos parejas girando simultáneamente en sentido contrario, dependiendo de las dimensiones de la era. Encima del trillo se colocaba un niño o joven con una especie de cazuela con mango largo para ir recogiendo los excrementos de los animales. De vez en cuando se daba vueltas a las espigas por medio de horquillas, ''sardiak.''
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Finalizado el trabajo con el trillo se amontonaba la paja; el grano quedaba en el suelo y después se juntaba con escobas para llevarlo al interior del caserío. La paja se recogía con sábanas para trasladarla al camarote y se utilizaba en invierno como comida para el ganado. Con el grano quedaban muchos restos de paja que había que separar, para ello escogían un día de viento y de ese modo poder lanzarlo al aire y aventarlo. Se aventaba el trigo con el harnero o ''artzia, ''de origen vizcaíno.
En época de siega se comía mejor que de ordinario. Por ejemplo se servían huevos, carne de vaca y café en la comida del mediodía.
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Poco tiempo después de la siega tenía lugar la trilla. Esta operación que antes se hacía a mano, golpeando con las mismas gavillas unas losas de piedra dispuestas en rampa, ''latsa-harria, o ''también batiendo las gavillas con ''taila, ''mayal, en el ''ezkaratza o ''vestíbulo de la casa, se pasó a efectuar con trilladoras. De este modo en cada casa se realizaba la trilla en pocas horas con la ayuda de los vecinos. Antaño el cálculo de la paja para su venta se efectuaba por ''meta, ''almiar.
La máquina cosechadora está preparada para segar el cereal y separar el grano de la paja. Por la parte trasera va soltando la paja, depositándola en el suelo en una hilera, para que posteriormente sea recogida por las máquinas enfardadoras de paja arrastradas por un tractor. Cuando no interesa aprovechar la paja, algunas cosechadoras suelen picarla, quedando triturada extendida por toda la superficie del terreno para que cuando se are la pieza se descomponga más rápidamente. En otros casos se utilizan máquinas picadoras de paja movidas por el tractor, que llevan a cabo la misma labor.
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Cuando la cosechadora ha llenado su tolva o depósito de grano, lo descarga utilizando un sinfín en remolques tirados por tractores que se colocan a la par de la misma. Así esta no tiene que desviarse del surco de corte y pierde el menor tiempo posible en cosechar cada pieza. Para ello se disponen dos o más tractores con remolque que se turnan en el vaciado de las tolvas de la cosechadora. Cada vez que un remolque se llena se transporta hasta los almacenes, descarga el grano y vuelve otra vez a la pieza.
Hasta hace unos años, de la paja que se enfardaba se guardaba lo justo para la casa, dado que en todas ellas había cuadras con ganado. El resto se enfardaba para venderlo o se quedaba en la pieza y se quemaba junto con el rastrojo. Actualmente son muy pocas las piezas en las que se abandona la paja, ya que como se ha dicho es aprovechada por agricultores especializados en recogerla y comercializarla. La quema del rastrojo se ha llevado a cabo desde siempre y es una práctica en decadencia. Con ella se pretendía eliminar la caña y paja del cereal que restaba tras la siega y se conseguía con sus cenizas un buen abono natural. El tiempo ha demostrado que el rastrojo se pudre con facilidad después de una buena labor de arada. El problema surge cuando no interesa recoger la paja; entonces en algunos casos, se recurre a quemarla junto con el rastrojo.
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Ante el peligro y el riesgo de incendios que suponía la quema de rastrojos, la administración pública decidió eliminar dicha práctica. Durante los años ochenta del pasado siglo, la Diputación de Álava facilitó la adquisición y el uso de máquinas picadoras de paja, que esparcen lo picado por la pieza para facilitar su putrefacción. Por otro lado, decidió regular las quemas de rastrojos en los casos en los que su práctica era inevitable. Se regula tanto la época de su ejecución (día y hora) como la forma de llevarla a cabo (control por guardas forestales, construcción de cortafuegos en los ''orillos, ''respeto al medio ambiente, etc.). Hoy es el día en el que la mayor parte de la paja se aprovecha y el resto se pica.