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Unas veces el camino funerario particular conduce al barrio y a partir de aquí el camino es común para el conjunto de casas de ese vecindario. Una parte de su trazado podía coincidir con caminos vecinales o carretiles. En algunas localidades, para preservar el carácter específico de los tramos funerarios, se cerraba el paso con un mojón colocado en medio del camino para que no transitaran por ellos carros u otros transportes que no fueran las conducciones funerarias. En Bizkaia y Gipuzkoa era de ley y se mantuvo por costumbre el no edificar casas junto a los caminos fúnebres y en algunos lugares no estaba permitido acotar la tierra contigua a ellos<refdiv style="margin-left:0cm;">Resurrección Mª de AZKUE. ''Euskalerriaren Yakintza''. Tomo I. Madrid, 1935, pp. 213-214.</refdiv>.
Su arreglo estaba al cuidado del vecindario que los reparaba periódicamente o cuando se producía una defunción, en régimen de trabajo vecinal, ''auzolana''.