Gipuzkoa y Lapurdi

En las zonas bajas y costeras de Gipuzkoa se alquilan a los agricultores los herbazales, barrutiak, cercanos al lugar de residencia, trasladándose diariamente de uno a otro. El pago se realiza en metálico por toda la temporada invernal, en función de la superficie, calidad y estado de los pastos. Muchos de los que todavía trashuman, como se ha dicho anteriormente, han terminado por comprar la tierra e instalarse en ella temporalmente. No obstante, como este modo de vida itinerante se halla en franco retroceso, la mayoría de los campesinos ya no alquilan los pastos, sino que los utiliza el ganado propio.

En los pastos de los valles próximos a las sierras de Aizkorri y Aralar (G y N), cuando los pastores no tienen pastos suficientes los alquilan a los caseríos. Como no existen casas con los pastos suficientes para soportar el pasturaje durante seis meses seguidos, los pastores van rotando de unos a otros en periodos cortos, que tienen una duración de un mes a mes y medio. Estos pastos se arriendan en unas ocasiones por temporada y en otras por día de estancia del ganado. Hasta hace algunos años la forma de pago podía variar: había propietarios que aceptaban que se les remunerara en corderos y/o en quesos. Ahora en general se paga en metálico, aunque todavía se mantiene la costumbre de entregar quesos en algunos casos muy determinados. El precio varía mucho según la época del año en que se contrate, la calidad de las hierbas y la situación del caserío, además de la extensión del prado.

Son pocos los datos que han registrado nuestras encuestas sobre las condiciones de aprovechamiento de los pastos invernales en la zona pirenaica de la Vasconia continental. En Hazparne (L) se ha recogido que antiguamente se pagaba con la entrega de una parte de la leche producida y de los corderos nacidos durante la estancia. Hoy día el pago suele hacerse en metálico.

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