A guardias y ladrones. A lapur y mikelete

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En Artziniega (A) se llama «A policías y ladrones». Consiste, simplemente, en que los que hacen de policías, cogidos de la mano como mínimo por parejas, partan de un punto determinado a la búsqueda de los que hacen de ladrones a quienes se han de esforzar en tocar. Cuando los atrapan se unen en tríos hasta que tocan a otro, momento en el que se rompe el trío para formar dos parejas, ya que es más fácil correr dos que tres o más. La fórmula que se utilizaba en el sorteo que se efectuaba para elegir ambos bandos era la siguiente:

Una dole, tele catole
quile, quilete
estaba la reina
en su gabinete.
Vino Gil,
apagó el candil,
candil, candilón,
civil y ladrón.

En este momento quedaban repartidos dos participantes cada uno en un bando. Así se repetía el soniquete hasta que todos quedaban distribuidos.

En Murchante (N) el mismo juego recibe el nombre de «Civiles y ladrones». La elección de ambos grupos se realiza mediante esta cantinela:

Madre e hija
fueron a misa,
se encontraron
a un francés;
le dijeron
¿qué hora es?
La una, las dos
las tres,
las cuatro,
las cinco, las seis,
las siete y las ocho,
con pan y bizcocho,
hoja de laurel,
libre, cazador,
civil y ladrón.

Sin embargo en la modalidad de Murchante los perseguidores no van unidos de la mano y los ladrones corren por las callejas y cuestas más empinadas y difíciles.

El puesto de ladrón era más estimado que el de civil porque daba la oportunidad de demostrar la rapidez y habilidad para ocultarse o burlar la persecución.

En Obanos (N) se practica este mismo juego «Policías y ladrones» que a principios de siglo se denominaba «Justicias y ladrones». Es mixto o de niños y se juega de la siguiente manera: Se hacen dos bandos con los participantes, el de policías y el de ladrones. Para ello los dos capitanes, en los años cincuenta, elegían a sus seguidores mediante la siguiente formulilla de sorteo: A, B, C, Ch... El que sorteaba movía la mano de arriba abajo hasta que el otro gritaba «¡basta!». A partir de entonces señalaba a cada participante siguiendo la dirección de las manecillas del reloj y continuaba con la fórmula ...D, E, F, G, H, I, J justicia (el niño al que le tocaba la palabra «justicia» se colocaba detrás del jefe de los justicias o policías), L ladrón (éste hacía otro tanto, pero se colocaba en la fila de los ladrones). La tonadilla se repetía hasta que todos los participantes quedaban repartidos.

En Durango (B) este juego se denominaba «A lapur y mikelete». Había un sistema similar de sorteo para formar los dos bandos. Al llegar a la letra 1, se decía, «lapur»» y el niño señalado pasaba al bando de los ladrones mientras que al que le tocaba «mikelete»[1], lo hacía al bando de los guardias.

La versión de Sangüesa (N) conocida también con el nombre de «Justicias y ladrones», tiene la particularidad de que los perseguidores pueden, al mismo tiempo, ser atrapados y convertirse en rehenes. Es un juego mixto que está en uso. El funcionamiento es el siguiente: Sorteados los grupos, los ladrones salen a esconderse por las estradas, cuadras y escaleras de las viviendas mientras que uno de los justicias cuenta hasta cuarenta. Además todos ellos deben taparse la cara con las manos. Tras esto, salen a buscarlos y al que encuentran queda preso. Pero también los ladrones pueden prender a sus contrarios y entonces permanecen como rehenes. El juego termina cuando se coge a todos.

En Garde y San Martín de Unx (N) se ha recogido un juego similar con el nombre de «A polis y cacos». Recuerdan que cuando un poli lograba atrapar a un caco decía: «Uno, dos, tres y medio, cogido». En Elgoibar (G) recibe el mismo nombre y los que hacían de polis eran los encargados de perseguir a los cacos que cuando eran cogidos los conducían a un lugar denominado cárcel

En Busturia (B) también lo encontramos con el nombre de «Koreka» y lo que se recita antes de que uno de los grupos vaya en busca del otro es: «Kore kabi / en un cuarto me escondí».

En Aramaio (A) se conoce como «Ixer-ixerka» y se juega de la siguiente manera: Un jugador se coloca en la esquina de una calle mientras los restantes participantes se dan a la fuga. El primer apresado es nombrado ayudante del guardia y queda al cargo de los que van siendo prendidos, para evitar que sean liberados. El guardia se dedica a coger a los que están libres.


 
  1. Mikelete: militar que dependía de las Diputaciones vascas, figura hoy desaparecida.