A la araña

En Sangüesa (N) se jugaba de la manera siguiente: Se situaban en una acera, sin poder salirse de ella, y un niño debía atrapar a todos los demás. El perseguidor era la araña y el pillado la tela de araña. Cuando cogía a uno lo ponía en la acera de obstáculo, de tela de araña, y continuaba persiguiendo a los demás; éstos no podían tocar a los ya atrapados, lo que facilitaba a la araña el poder coger a los demás. Al último no se le capturaba y en premio, al comenzar otra vez el juego, disponía de una vida, es decir, podía destruir una vez una telaraña, tocando a sus compañeros presos. El primero en ser cogido hacía de araña en el juego siguiente. Juego de chicos vigente hasta hoy.

En Artajona (N) este juego tiene algunas variantes: Un jugador hace de araña tratando de pillar o coger a los demás. Cuando tiene a uno cerca grita «¡Quieto limón!». Al oir esto, los demás deben detenerse. La araña puede dar tres pasos tratando de acercarse al jugador para tocarlo. En el intento puede recurrir a tumbarse en el suelo para cubrir mayor distancia y tocar al otro en el pie. Cada uno de los tocados entra a formar parte de una cadena llamada la telaraña, permaneciendo con las manos agarradas y sin moverse del lugar. Los libres pueden tratar de romperla; pero si la araña lo advierte, grita al que lo intenta «¡Te he visto!», y entonces éste pasa a su vez a formar parte de la cadena.

La araña puede cruzar entre los componentes de la telaraña, pero debe decir previamente la fórmula «¡Paso a la araña!». Si al pasar corriendo detrás de un compañero olvida decirlo, los componentes de la telaraña quedan libres, reiniciándose de nuevo el juego, que dura hasta que consiga pillar a todos.