A la una salta la mula. Astoka

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Un juego muy extendido es el que recibe el nombre genérico de: «A la una anda (salta) la mula» y también «A la una la mula» o simplemente «Al burro». Consiste en saltar mientras se va recitando una cantinela por toda la tanda de jugadores a la vez que van representando lo que en ella se dice.

Tras «echar a suertes», el que tiene que hacer de burro se coloca agachado, con las manos agarrándose las rodillas, la cabeza bien escondida y procurando no caer cuando los compañeros saltan por encima. Esto lo hacen apoyando sus manos en la espalda del burro y abriendo las piernas. Al tiempo ejecutan distintas acciones y movimientos acordes con los versos de la canción que entonan durante el juego. Así hasta que uno pierde, lo cual le convierte en el nuevo burro. En Lanestosa y Galdames (B), una vez habían saltado todos, echaban a correr y el agachado salía tras ellos. El que era pillado por este último se quedaba en el siguiente juego.

Astoka. Zeanuri (B), 1920. Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: Fondo Felipe Manterola.

A continuación se exponen las versiones recogidas además de los comentarios sobre cómo se han de efectuar los saltos. (La numeración corresponde al verso).

En Amézaga de Zuya (A):

A la una salta la mula
A las dos tira la coz
A las tres los tres brinquitos de San Andrés
A las cuatro la cruz de mayo (4)
A las cinco el mayor blinco
A las seis una vieja moviendo el almirez (6)
A las siete dejo mi capuchete (7)
A las ocho lo recojo
A las nueve el que toca pierde (9)
A las diez garrotazo.
(4) Caen con las piernas cruzadas (6) Mueven las manos. (7) Dejan una prenda. (9) Saltan sin apoyar las manos.

En Obanos (N):

A la una saltaba la mula
A las dos tiró la coz (2)
A las tres los tres blinquitos de San Andrés (3)
A las cuatro la cruz de mayo (4)
A las cinco el mayor blinco
A las seis la culetada (6)
A las siete empina la bota y bebe (7)
A las ocho pan y bizcocho
A las nueve dejo el gorro (9)
A las diez lo recojo. (10)
(2) Una patada al burro. (3) Tres saltitos antes de brincar. (4) Caer con los pies cruzados. (6) Tirar al burro pegándole con el trasero al saltar. (7) Gesto de beber mientras se salta. (9) El primero deja un pañuelo o algo similar sobre el burro y los demás deben saltar sin que se caiga. (10) El primero lo recoge y los demás repiten el gesto.

En Garde (N):

A la una saltaba la mula
A las dos tiró la coz
A las tres Juan, Perico y Andrés
A las cuatro brinco y salto
A las cinco el gran brinco
A las seis pincha la vieja con un alfiler
A las siete chis pum cohete
A las ocho pan y bizcocho
A las nueve coge la bota y bebe.

En Sangüesa (N):

A la una andaba la mula
A las dos tiró la coz
A las tres el burrico de San Andrés
A las cuatro brinco y salto
A las cinco el mayor brinco
A la sexta mámate ésta (6)
A las siete cachete
A las ocho con pan y bizcocho
A las nueve empina la bota y bebe.
(6) Se le propinaba un golpe.

En Pamplona (N)[1] el que la paraba se colocaba con el espinazo doblado por la región lumbar cuando los que jugaban eran niños pequeños; por la dorsal si eran mayorcitos; y por la cervical si se trataba de mozalbetes. Cuando el burro no tenía la cabeza bien inclinada, el que iba a saltar le obligaba a hacerlo al grito de: «La cabeza a la olla». Sobre este niño agachado iban saltando los restantes componentes del juego a la vez que cantaban:

A la una andaba la mula (1)
A las dos, tiró la coz (2)
A las tres, los tres saltitos del rey (3)
A las cuatro, brinco y salto (4)
A las cinco, el mejor brinco (5)
A las seis, cascaba la vieja los ajos en el almirez (6)
A las siete, pasé por aquí y tiré mi bonete (7)
A las ocho, pan y corcho (8)
A las nueve, empina la bota y bebe (9)
A las diez, peinar (10)
A las once, los azotes (11)
A las doce, capurruchete, martín y culada (12)
A las trece, cabritos cornudos y echar a correr. (13)
(1) Salto normal. (2) Dar con el tacón en las posaderas. (3) Dar tres saltos, y en el último brincar sobre el burro. (4) Desde la raya marcada a unos tres metros del burro dar dos saltos y en el segundo sobrepasar al agachado. (5) Pasar a la mayor altura posible. (6) Dar una vuelta alrededor del burro antes de saltar simulando majar en el almirez. (7) El que saltaba el primero lanzaba la boina, colocada previamente sin encasquetarla, lo más lejos posible. El resto de los jugadores debían montar las suyas sobre las anteriores. Este salto era el más difícil de todos y la mayoría pasaba a ocupar el puesto del burro. (8) Salto corriente. (9) El que olvidaba simular que bebía en bota, perdía y tenía que pararla. (10) Al saltar pasar la mano por el pelo del burro. (11) Golpear con ambas manos al saltar. (12) Al saltar, caer de golpe desde la mayor altura posible sobre las espaldas del agachado. Este, en su intento de esquivarlo, conseguía muchas veces que los peor intencionados se llevasen un buen porrazo. (13) Una vez habían saltado todos, corrían en distintas direcciones hasta que el que la paraba cogía a uno, que pasaba a ser burro.

José María Iribarren recoge bajo la voz «mula» la siguiente versión:

A la una andaba la mula
A las dos, el par de coz
A las tres, las campanitas de San Andrés
A las cuatro, brinco y salto
A las cinco, el mayor brinco
A las seis, la ley
A las siete, cachete
A las ocho, como un bizcocho
A las nueve, empina la bota y bebe
A las diez, escórrela bien
A las once, llamó el conde
A las doce, me responde con campanillas de bronce.

Corresponde a Aoiz, Pamplona, Ribera, Cuenca y Zona Media de Navarra. Asimismo añade que en Pamplona decían: «A las dos, tiró la coz», «A las tres, los saltitos del rey», «A las siete, campurruchete, martín y culada»[2].

En Lanestosa (B) el juego recibía el nombre de «Anda la mula» y la designación del burro se realizaba «a pies». Iniciaban la elección dos niños, librándose el ganador y teniendo que repetir el sorteo el perdedor con otro de los participantes y así sucesivamente hasta que quedaba uno, que era quien se disponía agachado.

A la una, anda la mula
A las dos, da la coz
A las tres, Pepa, Juan y Andrés
A las cuatro, brinco y salto
A las cinco, el mejor brinco
A las seis, allá las tenéis (6)
A las siete, paso y cojo mi carapuchete (7)
A las ocho, pan y bizcocho
A las nueve, empina la bota y bebe
A las diez, otra vez
A las once, llama el conde
A las doce, le responde
A las trece, las nueve montañas
A las catorce, cortar cañas a La Habana.
(6) Antes de saltar se colocaban un pañuelo sobre la cabeza y en el momento de brincar lo tiraban al suelo. Para que fuese válido, tenía que caer al otro lado del burro. (7) Nada más saltar, había que recoger el pañuelo al primer intento.

Una versión muy similar a ésta es la de Carranza (B), localidad vecina de la anterior. Sin embargo, difiere de ella y del resto de canciones en los dos versos iniciales.

A la una sale la luna
A las dos sale el sol
A las tres Pedro, Juan y Andrés
A la de cuatro la culada que te parto (4)
A las cinco el mejor brinco
A la de seis allá arribita las tenéis
A la de siete cojo mi carapuchete (7)
A la de ocho pan y bizcocho
A la de nueve alza la bota y bebe (9)
A la de diez otra vez
A las once llama el conde
Y a las doce le responde.
(4) Golpean en el trasero al que hace de burro. (7) Simulan quitarse el gorro, saltando con una mano. (9) Hacen que beben.

En Elosua (G) recibe el nombre de «Astoka», a burros. Mientras saltan van diciendo:

A la una salta mi mula
A las dos te pego una coz (2)
Las tres Juan, Periquito y Andrés (3)
A las cuatro bombazo (4)
A las cinco plintón (5)
A las seis meis (6)
A las siete cachete (7)
A las ocho Pinocho (8)
A las nueve cañón y metralleta (9)
A las diez borracho.
(2) Le propinan al agachado un golpe en el trasero. (3) Dan dos saltos en el suelo y al tercero pasan sobre el burro. (4) Le golpean la espalda al brincar. (5) De delante para atrás. (6) De detrás hacia adelante. (7) Le pegan en la espalda con las dos manos. (8) Brincan, dan la vuelta y vuelven a saltar. (9) Pasan por encima golpeándole en la espalda y en el trasero.

En Galdames (B):

A la una anda la mula
A las dos el reloj
A las tres San Andrés
A las cuatro San Pelayo (o «San Velasco»)
A las cinco el mayor blinco
A las seis lo veréis
A las siete capuchete
A las ocho rompe el corcho
A las nueve alza la bota y bebe
A las diez otra vez (o «perros y gatos echen a correr»).

En Bermeo (B) una vez elegido el burro y el orden que deben seguir los jugadores, el primer saltador efectúa su brinco a la vez que dice el primer verso. Después el segundo salta recitando el siguiente y así todos los demás.

A la una mi mula
A las dos la coz (2)
A las tres Juan, Pedro y Andrés
A las cuatro salto y sopapo (4)
A las cinco salto y brinco (5)
A las seis gran culada del rey (6)
A las siete salto y bizcocho (7)
A las nueve salto y bebe (9)
A las diez vuelve a beber (10)
A las once campanadas de bronce (11)
A las doce la momia. (12)
(2) Al saltar dar una patada al agachado. (4) Propinarle un sopapo. (5) Procurar saltar lo más lejos posible impulsándose sobre la espalda del niño inclinado. (6) Dejarse caer sentado y de golpe sobre el burro. (7) Saltar apoyándose en una sola mano mientras con la otra se hace el gesto de llevarse algo a la boca. (9) Similar al anterior pero simulando beber de una bota. (10) Repetir la misma operación. (11) Al saltar dejarse caer de frente de modo que el vientre quede sobre la espalda del burro a la vez que se intenta llegar con las manos al suelo para dar la vuelta. (12) El burro se yergue manteniendo inclinada únicamente la cabeza. El jugador al que corresponde superar el obstáculo toma impulso y salta apoyando las manos sobre los hombros del primero. Acto seguido sale corriendo y trata de llegar a tocar el mi o casa, fijado previamente, siendo perseguido durante el recorrido por el burro. Si resulta alcanzado pasa a agacharse en el siguiente juego. Lo mismo le ocurre al participante que se equivoca o yerra al saltar.

En Durango (B) se conoce como «La primera sin tocar»:

A la una, mi mula
A las dos, tira una coz
A las tres, borriquito, borrigón y Andrés
A las cuatro, culazo que te parto
A las cinco, el mayor brinco
A las seis, aquí lo tenéis
A las siete, coger mi capuchete
A las ocho, pan y bizcocho
A las nueve, zapatos para cuando llueve
A las diez, una nuez
A las once, llama el conde
A las doce, le responde
A la una, a comer
Y a las dos, a correr.

De Ayesa (N) es la siguiente versión:

A la una, andaba la mula
A las dos, tiró la coz
A las tres, el marqués y su mujer
A las cuatro, blinco y salto
A las cinco, el mayor blinco
A las seis, otra vez
A las siete, planto el bonete
A las ocho, lo recojo
A las nueve, a beber
A las diez, martillo y culé
A las once, llama el conde
A las doce, le responde
A las trece, el río crece
A las catorce, a comer.

Y esta otra de Eslava (N):

A la una, cantaba el cucú
A las dos, la coz
A las tres, Juan, Perico y Andrés
A las cuatro, el mayor salto
A las cinco, el mayor blinco
A las seis, la ley
A las siete, cachete
A las ocho, pan y bizcocho
A las nueve, empina la bota y bebe
A las diez, otra vez
A las once, llama el conde
A las doce, le responde
A las trece, oscurece
A las catorce, anochece
A las quince, empieza el partido
A las dieciséis, falta
A las diecisiete, penalty
A las dieciocho, ¡gol!, ¡gol!, ¡gol!
A las diecinueve, finaliza el partido
A las veinte, banderillas de fuego
A las veintiuna, banderillas de plomo
A las veintidós, la muerte.

En Apellániz (A):

A la una, salta la mula
A las dos, los dos martillos
A las tres, los tres anillos
A las cuatro, salta el gato
A las cinco, el perro pinto
A las seis, San Andrés
A las siete, el pucherete
A las ocho, el carnero mocho
A las nueve, alza la bota y bebe
A las diez, bebe otra vez
A las once, llama el conde
A las doce, le responde.

En San Martín de Unx (N) practicaban un juego igual pero que se diferencia en la denominación: «El rosario», y en el primer verso, que es el que suele dar nombre al entretenimiento. Según esta versión, eran veinte los saltos que debía realizar cada uno. En el momento de brincar decían estas fórmulas:

A la una canta el cura
A las dos la coz (2)
A las tres Juan, Perico y Andrés (3)
A las cuatro buen salto (4)
A las cinco buen blinco (5)
A las seis rebombolé (6)
A las siete cachete (7)
A las ocho con pan y bizcocho (8)
A las nueve coge la bota y bebe (9)
A las diez otra vez (10)
A las once llama el conde (11)
A las doce le responde
A las trece oscurece (13)
A las catorce amanece. (14)
(2) Al saltar se le daba al burro una patada en el trasero. (3) Se daba un salto previo al decir Juan, otro al decir Perico y al decir Andrés se saltaba el burro. (4) El burro se erguía entonces. (5) Cambiaba su posición de perfil a la de espaldas y de pie, con sólo la cabeza agachada. (6) El burro se volvía a agachar, regresando a la posición de perfil. (7) Se le daba una palmada en la espalda en el momento de saltar. (8) Tras brincar, los jugadores debían llevarse los dedos en piña a la boca simulando comer. Tenían la obligación de repetir este gesto aún estando en la cola y si el burro advertía que a alguno se le olvidaba, le hacía sustituirle en su puesto. (9) El ademán anterior debía sustituirse por el de la mano abierta llevándose el índice a la boca. En lo demás igual. (10) Se repetía la representación del salto anterior. (11) En esta ocasión el gesto se hacía con los nudillos, como si se llamase a una puerta, manteniéndolo mientras se permanecía en la fila. (13) Tras el salto se regresaba a la cola con los ojos cerrados y se saltaba de nuevo, a ciegas. Si el burro descubría a alguno con los ojos abiertos le obligaba a ocupar su lugar. (14) Se abrían los ojos y se volvía a saltar.

Los informantes no recuerdan las fórmulas comprendidas entre el decimoquinto y el vigésimo salto.

Una variante de este juego recordada en esta misma localidad consistía en gritar no las anteriores fórmulas sino marcas comerciales, por ejemplo de coches o de otra naturaleza, que el primero en brincar elegía. Los demás saltadores debían ir sumando las suyas y si alguno se equivocaba o no recordaba ninguna, era el burro quien debía advertirlo para hacerle parar. Entonces este niño que había permanecido agachado hasta ese momento, tomaba la iniciativa en una nueva tanda de saltos eligiendo la clase de marcas que le apeteciese. Esta modalidad se asemeja a otra que se verá más adelante bajo la denominación de «Al dólar con rayo».

José Luis Rodríguez[3] recogió en Bilbao (B) una versión llamada «La primera sin tocar»:

La primera, sin tocar (1)
La segunda, en carreta (2)
La tercera, arrodillarse en tierra (3)
La cuarta, saltar y poner mi basta (4)
La quinta, salto y cojo mi cinta (5)
La sexta, zámpate ésta (6)
A las siete, el machete (7)
A las ocho, pan y bizcocho
A las nueve, saca la bota y bebe (9)
A las diez, San Andrés
A las once, llama el conde (11)
A las doce, le respondes.
(1) El jugador salta sin tocar con las piernas al de abajo. (2) Le da un golpe en la parte posterior. (3) Después de saltar cae con la rodilla en tierra. (4) Le coloca la boina sobre la espalda. El peligro mayor es para los últimos, que pueden tirar fácilmente alguna boina al poner la suya. El que la tira pasa a hacer de burro. (5) Cogen cada uno su boina, empezando por el último que la puso. (6) Como en el segundo salto. (7) Otro golpe. (9) Se imita la acción. (11) Golpecito en la espalda, con la mano.

En Gorozika (B) cantan:

La primera sin tocar
La segunda culebandera
La tercera erreberentziera
La cuarta palmada
La quinta txapelepinta
La sexta quintabesexta
La siete kaputxote
La ocho bernakotxo
La nueve banidade
La diez andaleis
La once Marikonce
La doce akabose.

Una versión más procedente de Sangüesa (N):

A la una nada
A las dos chapada
A las tres rodillé
A las cuatro culetada que te parto
A las cinco cruz y salto, cuántas cruces y cuántos saltos
A las seis repiqueteaba el almirez
A las siete paso por aquí y dejo un carapuchete
………………………………......................
A las nueve saca la bota y bebe
A las diez empínala otra vez que echa gusto a pez

Esta otra, citada por José de Elizondo[4], corresponde a Donostia (G) y se ajusta a la versión más extendida. El saltador cantaba al tiempo de brincar:

A la una, anda la mula
A las dos, tira una coz
A las tres, San Andrés
A las cuatro, San Ignacio
A las cinco, salto y brinco,
……………………………….............

Otras veces se decía: «Aidian karrakillo», y se le daba al mulo con el pie en las posaderas, pasando sobre él sin tocarle con el resto del cuerpo. En otras ocasiones: «Tambor, ospela y trancazo», a la vez que se le propinaba al agachado un triple castigo, pues el tambor consistía en darle un fuerte golpe con ambas manos al posarlas sobre él para saltar; ospela, en golpearle con el pie en el trasero; y trancazo, caer sentado sobre su espalda. Otras veces, el que primero saltaba partía a tocar a algún transeúnte y así obligaba a los demás a imitar su acción.

Aingeru Irigaray recogió en la Montaña de Navarra un juego denominado «Primaria jokoa» del estilo del descrito como «A la una anda la mula». Mediante la fórmula de sorteo que comienza diciendo «Xirristi mirristi...» se determina el que hace de bete, esto es, quien la para, para lo cual debe adoptar una postura encorvada. Los demás van saltando por encima de él sin tocarle más que con las manos, con las que se apoyan en su espalda, y diciendo uno, dos, tres y cuatro. Pierde incluso el que le roza lo más mínimo, pasando entonces a sustituirle.

Al llegar al cuatro el que salta pregunta al de abajo: «Asenta edo pasa» y según la respuesta que obtenga se sienta sobre él o brinca sin tocarle. En cualquier caso, si falla pasa a ocupar el puesto del que está de bete.

En el quinto salto dice al pasar, «txopetara»; en el sexto, «kordillera»; en el séptimo, «martillara», en el octavo, «pan y bizcocho»; en el noveno, «enmienda»; en el décimo, «koler»; en el undécimo, «biribilikondo»; en el duodécimo, «montaña» y en el decimotercero recita al pasar: «etxera gau ta sagar ustelez ase», esto es, vete a casa a hartarte de manzanas podridas.

En el decimocuarto salto dicen: «bat, bide, hiru, lau, aquí pongo la boina»; y todos los jugadores van colocando sus boinas al saltar, cada uno la suya encima de la anterior.

Luego el último vuelve a saltar y a recoger la suya sin tirar ninguna y así todos en orden inverso, recuperando cada uno su boina; si alguno tira otra o no coloca la suya, ocupa el puesto del bete, y comienza el juego de nuevo[5].

En Zamudio (B) los jugadores saltan sobre el niño agachado, de doce formas diferentes:

Una, saltar por encima.
Dos, la coz. (2)
Tres, la culata de San Andrés. (3)
Cuatro, araña mi gato. (4)
Cinco, saltar por lo alto.
Seis, hacer lo que queráis.
Siete, pongo mi lindo carabinete. Quito lindo carabinete. (7)
Ocho, pinocho. (8)
Nueve, la vieja meona. (9)
Diez, las rejas. (10)
Once, el ajo. (11)
Doce, la colchoneta. (12)
(2) Saltar y darle al burro con el pie. (3) Saltar y darle en la espalda. (4) Arañar. (7) Ponerle algo encima de la espalda y seguidamente quitarle. (8) Saltar y darle una patada en el culo. (9) Saltan todos y comienzan a correr colocando las manos debajo de las rodillas. (10) Subirse a una altura, saltar y dar con el pie. (11) Asiéndose por ejemplo a un poste, el agachado intenta arrancarles de donde están. (12) Todos los jugadores, tras saltar, se van agachando y el que ha estado haciendo de burro se tumba encima de ellos.

En Ondarroa (B) no todos los versos de la canción acompañan saltos. Aquél a quien le ha tocado la suerte, se coloca arrodillado con las manos en el suelo. Los demás chicos le rodean y comienzan el juego diciendo:

Una, de la muna (1)
Dos, que te den un patadón (2)
Tres, San Andrés
Cuatro, que se aparte (4)
Cinco, salto y brinco (5)
Seis, carrasquillo (6)
Siete,... (7)
Ocho, pan y bizcocho
Nueve, boinas... (9)
Diez, brin... (10)
(1) Al tiempo que le empujan poniendo las manos en su espalda. (2) Le propinan una patada. (4) Le ladean un poco. (5) Dan un salto. (6) Dan otro salto. (7) Al tiempo le oprimen la espalda con los nudillos de los puños cerrados. (9) Al llegar aquí cada uno pone su boina sobre la espalda del agachado. Una vez amontonadas, cada niño va levantando su pierna, pasándola por encima del montón procurando no tocarlas. (10) Todos están preparados para este momento álgido colocando cada uno su dedo índice sobre la espalda del arrodillado. Este, en dicha posición y con los brazos a punto de extenderlos, tratará de sorprender a cualquiera de sus amigos de juego en el momento en que se pronuncia la palabra «Brin!». Si no consigue tocar a ninguno de ellos tendrá lugar una carrera larga en la que hay que competir por alcanzar un punto señalado. El último en conseguirlo será el que luego ocupará el puesto de burro.

Como puede apreciarse el número de versos que componen las distintas versiones varía con las localidades, así la más breve es la conocida en Sangüesa (N), con nueve. Diez tienen las de Amézaga de Zuya (A), Galdames, Ondarroa (B), Elosua (G), y Obanos (N); once otra versión de Sangüesa; doce las de Apellániz (A), Carranza, Bilbao, Gorozika (B), y la recogida por Iribarren en Aoiz, Pamplona, Ribera, Cuenca y Zona Media de Navarra; trece, otra de Pamplona; catorce la de Durango, Lanestosa (B) y Ayesa (N); veinte la de San Martín de Unx (N); y la más larga, con veintidós, la de Eslava (N).

En estas canciones la rima, de existir, se establece entre el número y la palabra final del verso y dentro de una misma estrofa unas veces es asonante y otras consonante. En el primer verso, una rima mayoritariamente con mula, en una ocasión con luna y en otra con cura. Dos con coz; también con sol y reloj. Tres con Andrés. Cuatro con salto, y a veces con parto, mayo, gato, Pelayo, sopapo y bombazo. Cinco con brinco o blinco y en una ocasión con pinto. Seis con tenéis, veréis, meis, ley y rey. Siete con cachete y tambien con capuchete, carapuchete, pucherete, cohete, bonete y machete. Ocho con bizcocho y a veces con corcho, recojo, mocho, pinocho y bernakotxo. Nueve habitualmente con bebe, en una ocasión con pierde y en otra con llueve. Diez con otra vez y esporádicamente con nuez, pez o bien. Once con conde y alguna vez con bronce, azote y Marikonce. Por último doce con responde y en una ocasión con akabose.

Se aprecia por tanto que las rimas claras, como son las correspondientes a los números uno, dos, tres, cinco, ocho, nueve y doce, son las que permanecen estables y se mantienen constantes a lo largo de un buen número de localidades. Las demás ofrecen una variabilidad mayor.


 
  1. José Joaquín ARAZURI. Pamplona estrena siglo. Pamplona, 1980, pp. 24-25.
  2. José M.ª IRIBARREN. Vocabulario navarro. Pamplona, 1984, pp. 364-365.
  3. José Luis RODRÍGUEZ. “Los niños. Juegos infantiles” in Euskalerriaren Alde, XIV (1924) pp. 174-175. Gerardo López de Guereñu cita una versión idéntica para Alegría (A). Cfr. “La vida infantil en Alava” in BSS, XXIV (1980) p. 508.
  4. José de ELIZONDO. “Folklore donostiarra. Juegos de la infancia” in Euskalerriaren Alde, XVIII (1928) pp. 292-293.
  5. A. APAT-ECHEBARNE. Noticias y viejos textos de la “Lingua Navarrorum”. San Sebastián, 1971, pp. 179-180.