A lobos

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Es bastante corriente que los niños se sirvan de hechos de la naturaleza y de oficios en el momento de inventar sus juegos. Este es el caso de uno que se practicó en Lezaun (N) hasta finales de los años setenta conocido como «A lobos». Era un juego mixto, si bien el papel femenino se reducía al de ovejas. Se practicaba preferentemente en el atrio de la Iglesia y en los pórticos del Ayuntamiento y generalmente durante el curso.

Los componentes del juego eran el pastor, los perros, los lobos y las ovejas. El pastor era el de mayor edad e iba provisto de un churro o palo. A éste le ayudaban dos o tres perros y juntos debían proteger las ovejas que en un principio eran los chicos de menor edad que iban a la escuela y posteriormente éstos junto con las chicas. El número de lobos era superior al de perros, pero inferior al de ovejas.

Se reunían el pastor, el rebaño y los perros en el estajo o redil y los lobos permanecían agrupados al acecho. El juego comenzaba cuando el pastor echaba los perros a los lobos y éstos se dispersaban. Lobos y perros se atacaban entre sí con el cuerpo, no pudiendo utilizar las manos más que para robar o proteger las ovejas. Cada lobo llevaba las ovejas que robaba a escondites alejados del estajo. Estas podían balar para llamar la atención del pastor, siendo sus balidos más fuertes cuanto mayor era su aburrimiento. El pastor salía a recobrar ovejas, que no podían abandonar los escondites, y con el palo sacudía churrazos al lobo que pillaba. El juego terminaba cuando todas las ovejas eran capturadas.

Cuando se jugaba durante el recreo, no era inusual que alguna oveja siguiera balando en su escondite mientras los demás se habían incorporado a la clase.

De forma similar a la descrita, pero más simplificada, se juega en Obanos (N). Los jugadores se clasifican en lobos y ovejas. Al grito de «¡A lobo y ovejas!» varias niñas chillan a la vez que levantan la mano: «Yo, lobo, me pido lobo» de tal modo que cuatro o cinco hacen de lobos y las demás de ovejas. Cualquier banco o pared se convierte en barrera o casa donde el lobo no puede entrar, eludiendo de esta forma el ser capturados. La oveja al ser alcanzada se convierte en lobo.

En la década de los años veinte, se recogió este juego en Bizkaia, sin determinar la localidad, con el nombre de «Arrimotza»[1]. En su estructura es igual al anterior. Cambia la figura del lobo por la del milano, arrimotza, la de las ovejas por pollitos, txitas, la del pastor por la gallina clueca, olla-lokea.


 
  1. Alejandro URIGOITIA. Folklore. Juegos infantiles» in Euskalerriaren Alde, XIX (1929) p. 229.