Acarreo de la leche, esnetako hagea

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En el Valle de Carranza (B), hasta los años treinta y cuarenta, los pastores, provistos de dos o tres cacharras de 12 a 15 litros de capacidad, subían al monte al atardecer para proceder al ordeño de las ovejas. Vertían la leche en estas marmitas colándola con un manojo de helechos. Después de removerlo con un palo de brezo monchino, la leche permanecía en los mismos recipientes a medio tapar hasta la mañana siguiente. Tras ordeñar el rebaño y echarlo a pacer, el pastor bajaba al caserío con las cacharras de leche de los dos ordeños. El transporte lo realizaba mediante una vara apoyada sobre el hombro en la que colocaba una cacharra delante y otra detrás. Cuando se transportaba en las hajolatas sin tapa, para que la leche no salpicase, se les colocaba en la boca una quima (rama) de haya. Ya por los años treinta algunos pastores comenzaron a utilizar el burro para el transporte de las cacharras. El empleo de este animal para el transporte de la leche se generalizó paulatinamente. En los años cincuenta los pastores carranzanos que pasaban el invierno en la localidad cántabra de Arnuero transportaban la leche en burro a una empresa de Meruelo que les pagaba a 3,75 pesetas/litro.

En Anboto-Urkiola (Atxondo, Abadiano-B; Olaeta-A) la única labor que se llevaba a cabo en las majadas era el ordeño de la leche para después llevarla al valle y fabricar allí los quesos. El transporte se realizaba en burro o a hombros. En este caso, para evitar la caída del líquido, se enganchaban dos cantinas a sendas muescas efectuadas en los extremos de una vara de avellano, muturretan koskak egindako makilak. Más tarde, para este transporte se utilizó el burro. También en Gerena (Mallabia-B) una o dos marmitas con la leche procedente del ordeño se bajaban del Oiz colocadas en una vara denominada palu okerra; en Berriz (B) a esta vara se la denomina esnetako agea (lit. el varal para la leche) y en Bernagoitia-Amorebieta y Mendata (B), esne-palua.

En Treviño (A) las ovejas se ordeñaban en el monte pero principalmente en casa. En el primer caso la leche se bajaba en cantimploras de una o media cántara a lomo de caballerías y burros. También en Ezkio (G) la leche del ordeño procedente de los pasturajes de altura era transportada a los pueblos en burro o yegua. En Aramaio (A), en los años cincuenta, la leche se transportaba por medio de caballerías y algunos pastores a hombros sirviéndose de un palo alargado[1].

Casera de Angiozar (G) tras la venta de la leche. 1982. Fuente: Antxon Aguirre, Grupos Etniker Euskalerria.

En Zuya (A) quienes tenían el ganado en pastos no muy altos como Igás, las Corraladas de Benito o Txabola de Albaro, que se encuentran en la ladera de Berretín, antaño solían bajar la leche a Markina en cantimploras o marmitas metálicas colgadas de un palo grueso al hombro, una delante y la otra detrás.

En Ultzama (N), en el tiempo en que no permanecían en Aundimendi (Sierra de Andia) las ovejas se ordeñaban en las cabañas y corrales del monte de donde se acarreaba la leche dos veces al día, a menudo cargando el recipiente al hombro y en ocasiones en burro.

En Artajona (N) los pastores transportaban la leche de oveja de los corrales en las alforjas de esparto de sus borricos. A tal fin, la colocaban en cántaros, cuyas tapaderas ajustaban con un paño blanco.


 
  1. Felipe de TOLOSA. «Notas sobre la vida pastoril en Aramayona» in AEF, XV (1955) p. 183.