Al pun y al dos

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Lo jugaban preferentemente las niñas en otoño, por Todos los Santos. Se trata de un juego con alfileres recogido en Artajona (N).

Los alfileres podían colocarse en las manos «a punes» (los alfileres en sentido contrario, en ambas manos), «a doses» (en el mismo sentido, en ambas manos) y «al pun y al dos» («punes» en una mano y «doses» en la otra).

La que iniciaba el juego ponía en cada mano un alfiler (o el número de ellos convenido entre las jugadoras). Mostraba los puños cerrados y otra compañera colocaba sendos alfileres (o más) sobre las uñas, en el ángulo formado por éstas y la palma de la mano.

La primera, vuelta de espaldas, colocaba los alfileres a su antojo; se volvía y, mostrando los puños cerrados a su compañera le hacía una de estas dos preguntas:

1. «¿Al pun y al dos?». (Quería decir que en una mano tenía «pun» y en otra «dos»).

La otra señalaba cada mano diciendo: «pun» y «dos», tratando de acertar.

2. «¿A punes o a doses?». (Quería decir que los alfileres estaban colocados de igual posición en ambas manos, debiendo adivinar si eran «punes» o «doses»).

Si no acertaba, la que presentaba se quedaba con los alfileres y continuaba el juego hasta que la otra acertaba y se proclamaba ganadora.