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En Tierra de Ayala actualmente el principal tipo de ganado que se sube a Sierra Salvada, pastizal comunal de todos los pueblos que conforman dicha Tierra de Ayala, es el ovino, con más de 6.000 cabezas en rebaños de hasta 400 ovejas ''latxas''. Tanto en tiempos pasados, como en la actualidad, aprovechaban los pastos hasta que llegaban las primeras nevadas, si bien antes esperaban a que desapareciese la nieve para volver a subir y hoy, una vez descienden, no vuelven a ascender hasta la temporada siguiente. En los últimos años también acceden a Salvada más de mil cabezas de ganado bovino. La raza más abundante es la que tradicionalmente se ha criado en esta comarca, la ''terreña''. Las demás vacas no suelen ser de raza pura sino ejemplares cruzados entre suizas, charolesas y pirenaicas. Por marzo y abril ya se pueden ver las vacas en los altos. Antaño cada casa subía a la sierra las pocas cabezas de ganado vacuno que criaba, no llegando a alcanzar nunca las 100 ó 150 en total. Además se sueltan a la sierra en torno a las 300 yeguas. Es el ganado que primero asciende debido a su fortaleza e incluso algún año ha permanecido en ella todo el invierno. A principios de siglo no se subía ni una treintena de estos animales. Es frecuente que encada manada grande de yeguas haya un semental. Ascienden además unas 100 ó 150 cabezas de ganado caprino. Se dice de estos animales que son un poco frioleros por lo que no se les lleva hasta finales de mayo y principios de junio. Descienden al valle en diciembre. Esta es la situación de la ganadería en la actualidad en un Valle en el que el sector primario está dominado por la explotación ganadera.
En el Valle de Zuya, en la década de los cincuenta, las principales especies de ganado que pastaban libremente en el monte en orden de importancia eran las ovejas, yeguas, vacas y cabras y en el tiempo en que había bellota de roble y pasto de haya, los cerdos. Los ganados vacuno y caballar permanecían en completa libertad, sin pastor que los cuidase, solamente cada quince o veinte días subían sus dueños a verlos o a saber dónde y cómo estaban. Cada vecino labrador del valle tenía de cinco a treinta vacas de las llamadas de monte, es decir, de las que permanecían en él unos ocho meses, más las de la cuadra. Las yeguas solían formar pequeños rebaños y permanecían en estado semisalvaje sin recibir demasiadas atenciones por parte de sus dueños. Sólo eran capturadas para bajarlas cuando caían grandes nevadas y para ser vendidas en casa o en las ferias de ganado que se celebraban en Vitoria o en los pueblos de la zona. Las yeguas que se empleaban para trillar se cuidaban más. Se trataba de animales que se dedicaban a recría. Este ganado, que abunda en el monte, está cada vez más mestizado con otras razas en un intento por conseguir animales de mayor rendimiento.
El ganado vacuno de monte no era muy importante en cuanto al número de cabezas y el de casa permanecía estabulado la mayor parte del año. Se echa en primavera a los pastos de Arrato, Urquimaito y Badaia, y de junio a septiembre (San Miguel) a Gorbea, para volver a éstos hasta las primeras nevadas de noviembre o diciembre. El ganado caprino no era muy abundante en los montes debido a la prohibición que pesaba sobre él ya que comía los brotes verdes de los árboles. Los pastores solían llevar en cada rebaño de ovejas seis u ocho cabras para que movieran el rebaño, ya que estos animales son muy inquietos. Hoy en día son escasas las cabezas de ovino y pastan sobre todo en zonas no muy elevadas.
En otro tiempo había cantidad de cerdos que aprovechaban la bellota y el hayuco de los árboles para alimentarse, pero durante un periodo corto de tiempo: de octubre hasta mediados de diciembre y siempre que las condiciones climáticas lo permitiesen. Llegaban piaras enormes de Salamanca y Extremadura que se compraban o explotaban a medias para cebarlos en los montes de Altube. Hoy en día quedan pocos cerdos que sube cada pastor y que engorda con suero mientras dura la elaboración del queso. Cuando esta labor concluye los venden a algún tratante. De esta manera los pastores consiguen un beneficio extra.
En este Valle de Zuya existía una parzonería en la que tenían derecho dos pueblos del sur de éste colindantes con la Sierra de Badaia. En ésta pastaba mucho ganado vacuno y caballar, pero las ovejas estaban restringidas; no se podía tener más que un número limitado de ellas de modo que no existiesen verdaderos rebaños[[#ftn11|[<ref>Juan OLABARRIA. «El pastoreo en el Valle de Zuya» in AEF, XVI (1956) pp. 11]]]-12.</ref>.
En Apodaca subían a la Sierra de Badaia yeguas y cabras, y en los últimos años vacas. Las primeras permanecían todo el año y sólo se bajaban para llevarlas a las paradas y cuando iban a parir. Si se aproximaban temporales de nieve los animales los barruntaban y se acercaban a los terrenos de los primeros vecinos. En época de cría los bajaban todos los días. Las cabras se solían dejar en el monte. Apodaca tenía derecho a subir el ganado al Gorbea y algunos solían mantener unas vacas en él durante todo el año, pero de eso hace mucho tiempo. Las ovejas no se llevaban a este monte porque casi todas eran de raza merina. Pero a la Sierra de Badaia también suben ovejas. A mediados de siglo pastaban además unas 600 cabras, aunque actualmente lo hacen no más de 30. Desde hace unos años los cerdos no están permitidos. Suben cerca del millar de vacas, unas 300 yeguas y pasan de dos mil las ovejas, más cuatro toros sementales y cuatro caballos también sementales propiedad de la comunidad.
Más recientemente se introdujeron cerdos negros en los montes de Altube, pero no en Guibijo, para engordarlos. Su presencia resultó problemática porque con ellos llegaron nuevas enfermedades. Los informantes aseguran que hubo gente que consiguió hacer mucho dinero ya que se registraban a nombre de cualquier vecino. Finalmente en algunos pueblos tuvieron que limitar el número de ejemplares e incluso se llegó a prohibir su presencia. Les quitaban las chabolas a los cerdos blancos lo que traía problemas porque a este animal no le importa que haga frío, pero sí humedad. Cuando se subían al monte se trasladaban en carro para evitar que regresaran sirviéndose de su olfato. Era asimismo importante que hicieran ''banda''. Al principio les costaba entrar en la choza y se les echaba comida para engañarlos. Se les llevaba maíz, trigo o habas. En el caso de las ovejas hay un pastor para todo el pueblo que es quien se encarga de llevarlas a la sierra por la mañana y regresar por la noche. Las cabras van con el rebaño pero al llegar a las alturas se separan.
En Valderejo se llevaban a los pasturajes altos yeguas que permanecían en los mismos prácticamente durante todo el año a excepción de los periodos en que las grandes nevadas les impedían pastar. Este animal ya no se cría en la actualidad a excepción de una granja de Lahoz. Las vacas resistían en el monte de abril/mayo hasta octubre/noviembre. El in- vierno invierno lo pasaban en el establo y, si se sacaban porque el tiempo lo permitía, regresaban al atardecer al mismo. Ahora desde abril a octubre/noviembre permanecen en el monte y durante el invierno salen durante el día y regresan por su cuenta al establo para pernoctar. Hasta los años setenta las ovejas y las cabras se sacaban diariamente y volvían por la noche al establo. En la actualidad viven en el monte desde los meses de abril o mayo hasta octubre o noviembre. El resto del periodo invernal abandonan la cuadra todos los días y regresan a la misma para pasar la noche. Las yeguas y las vacas, al aproximarse el mal tiempo, se acercan instintivamente al pueblo, sobre todo las vacas. Las yeguas resisten mucho mejor las inclemencias del tiempo y tienen que encontrarse en situaciones extremas para abandonar el monte y acercarse a los establos. En Valdegovía en la actualidad se echan al monte vacas, caballos y yeguas, si bien en esta población no se distingue entre pasturajes elevados y bajos. Las vacas resisten poco en el monte, tan sólo permanecen en él cuando hace buen tiempo; en cuanto empieza el frío ellas mismas descienden. Las caballerías soportan mejor las bajas temperaturas y por consiguiente permanecen más tiempo arriba. Suele ser señal inequívoca de aproximación de un temporal de frío y nieve que los caballos bajen por sí solos a los pueblos. La razón de tener mayor o menor resistencia a las inclemencias se debe, a juicio de los informantes, a que «la vaca posee manteca y por ello es más friolera porque el frío se la ''come'', mientras que el caballo tiene sebo y soporta mejor las bajas temperaturas». Las ovejas y las cabras que se sacan a diario pastan en lugares cercanos a los pueblos. Cuando se dejan en pasturajes altos se trata de zonas controladas. Antaño y hasta los años setenta se soltaban al monte cerdos, pero hoy en día no existe esa costumbre. Algunas personas aseguran que los actuales jabal íes son producto de cruces con aquellos cerdos y que por esta razón existen tantos. Lo explican diciendo que el jabalí no cría hasta los dos años, poco más o menos, y que sus primeras camadas son pequeñas, de dos o tres jabatos. Sin embargo, los cerdos crían para los seis meses y tienen camadas de seis u ocho lechones. La mezcla entre unos y otros habría provocado un gran crecimiento de jabalíes mezclados. [[File:3.113 Dando sal a las vacas en los montes de Imiruri (A).jpg|center|600px|Dando sal a las vacas en los montes de Imiruri (A). Fuente: Luis Garamendi, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Pipaón se echaba al monte el ganado caballar, vacuno, lanar y caprino hasta que nevaba, si bien el primero no pernoctaba en él. La ''vacada ''se sacaba desde mayo y se bajaba cada quince días a darle la sal, así hasta octubre.
En Treviño los ganados caballar y mular, al igual que el ovino y el caprino, descendían a diario a dormir a casa durante el periodo invernal. Desde abril a noviembre permane- cían permanecían en el monte pastando libremente. El vacuno también se quedaba en el alto durante el mismo periodo de tiempo.
En Bernedo ascendían los rebaños de vacas, yeguas, ovejas y cabras. Estas últimas se bajaban a casa todos los días para ordeñarlas. Durante la temporada en que el chivo no tenía que cubrirlas se mantenía en casa; tan sólo se echaba al monte de mayo a octubre. Las caballerías se quedaban allí todo el año a no ser que hubiese mucha nieve. Las vacas y terneros permanecían todo el verano, esto es, cinco meses, y sólo se bajaban de quince en quince días para que tomaran sal. Las ovejas lachas se dejaban en el monte como las vacas mientras que las merinas se llevaban a dormir a casa todos los días. A los ''cochos ''o cerdos que se sacaban al monte les hacían chozas para que se cobijaran durante la noche; si nevaba les subían pienso a las mismas. El ganado de ''huelga'', esto es, el de trabajo, no se soltaba a la sierra. Desde el día de San Pedro, 29 de junio, hasta la fiesta de la Asunción de Nuestra Señora, 15 de agosto, tenía reservado el prado, la dehesa y la rastrojera después de la recogida de la cosecha.
En Bajauri, Obécuri y Urturi las vacas eran de raza ''terreña ''y se tenían para criar y para trabajar, pero no para ordeño. A partir del primero de noviembre se bajaban del monte a los establos del pueblo durante la noche, hasta el primero de mayo en que de nuevo permitían que pasasen las noches arriba. El pastor las dejaba en un lugar resguardado y por la mañana temprano, antes de que comenzasen a pacer, subía a cuidarlas a fin de que no hiciesen daño en los ''roturos ''labrados en el alto. Las ovejas eran merinas y lachas. Las primeras permanecían en el pueblo; las lachas en el monte desde junio a febrero, época en que las bajaban para parir, y una vez vendían las crías las volvían a éste. Hoy sólo queda algún rebaño de lachas[[#ftn13|[13]]]<ref>José Antonio GONZÁLEZ SALAZAR. «Vida agrícola de Bajauri, Obécuri y Urturi» in AEF, XXIII (1969-1970) p. 36.</ref>.
En Agurain se echaban al monte caballos, vacas, puercos, cabras y ovejas. Estas últimas permanecían desde el primero de abril hasta el 24 de diciembre. En la actualidad el ganado mayor, caballar y vacuno, pace entre dichas fechas y no se permite la estancia de ganado porcino y caprino.
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