Arrebuchas. Boloak

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Según se ha recogido en muchas localidades, al salir del templo con el recién bautizado, los padrinos arrojaban al aire caramelos, confites, almendras, nueces y monedas que los niños pugnaban por apropiarse. Luego el grupo de niños seguía a la comitiva hasta la casa del recién nacido a la espera de nuevas provisiones de dulces y dinero que, en ocasiones, los padrinos lanzaban a voleo desde el balcón de la casa.

Los niños eran los que con más entusiasmo celebraban este acontecimiento y buena prueba de ello es que en Apodaca, Berganzo (A); Carranza (B) y Goizueta (N) les dejaban salir de la escuela para asistir a los bautizos.

Esta costumbre, que según las encuestas se está desvaneciendo actualmente, no se recuerda que se practicara a primeros de siglo en pueblos como Abadiano, Muskiz, Zeanuri (B); Berastegi, Bidegoian (G); ni entre gente modesta como los marinos y pescadores de Hondarribia (G).

Navarra

En este territorio ha sido común la práctica de obsequiar a los niños de la localidad el día del bautizo arrojándoles dulces e incluso monedas (Alío, Aoiz, Artajona, Izal, Garde, Goizueta, Izurdiaga, Lekunberri, Lezaun, Monreal, Obanos, Sangüesa, San Martín de Unx y Viana).

A este lanzamiento se le denomina "a la repucha" en Allo, "a repuche" en Lezaun, "al arrebucha" en Artajona, "a la rebucha" en Obanos, "arrepuchuchu" en San Martín de Unx, "a arrapailo" en Lekunberri (a rebullón), "a revelicias" en Viana, "purruxke" en Erro, "churri churri" en Aoiz, en Améscoa llaman churrupilas a los obsequios lanzados[1]. En euskera Azkue recogió los términos arrapolotx en Arraioz, Lekaroz y Maya (N), errauntxe en Bera (N), karraputx en Salazar (N)[2].

Dependiendo de las posibilidades de la familia "la rebucha" podía contener nueces, almendras, peladillas, caramelos, chochos de colores (bolitas de anís), confites, calderilla (cuatrenas, ochenas, reales o pesetas) o monedas envueltas en papel.

Los encargados del lanzamiento eran generalmente los padrinos. En Obanos eran ayudados por la abuela. Hasta los años setenta también mujeres mayores de pocos recursos participaban de la rebucha con los niños. La abuela procuraba tirar hacia ellas las monedas gordas.

A primeros de siglo en la Burunda en este acto llamado txilborrak (ombligos) el padrino era ayudado por su acompañante a echar dulzainas a los chiquillos que gritaban "bota, bota[3]".

Los niños reclamaban a los padrinos nuevos lanzamientos de dulces gritando "aquí, aquí" o "echen, echen" (Artajona, Goizueta, Viana). Si no eran generosos les dirigían improperios o les cantaban tonadillas despectivas: en Allo les gritaban: "lacios! "; en Artajona "lacios, secos y batacones"; en Obanos "padrino munido" y "lacios, lacios".

De Izal es la siguiente tonadilla: "Padrino siurro / bolsa caliente / ojalá se te reviente".

De Garde: "Padrino frío / ojalá se te reviente el crío".

De Viana: "Echen, echen / el chiquillo en escabeche".

En Uztarroz a quien no daba se le decía: Aitader otz, egoatxean ur (Padrino frío, en el río agua) y al que si daba: Txiri marabedi, marabedi guziak niri (Chirri maravedí, todos los maravedís a mí)[4]. En Baztan y Lekunberri: Aitatxi diru-gabe, aur buru-gabe (Padrino sin dinero, niño sin cabeza)[5].

Más tarde al igual que en Allo, Aoiz, Izurdiaga y Lezaun se cantaba: "Bautizo cagau / que a mí no me han dao / si cojo al chiquillo / lo tiro al tejao".

En Eslava cuando se trataba de un bautizo de gran ostentación los niños eran extremadamente exigentes con la madrina a la que recriminaban: "Echen, echen / la madrina en escabeche / y el crío en chilindrón"[6].

En Aoiz, a la salida de la iglesia se cantaba a los padrinos: "Lila lilale p'al chocolate / echar dinero p'al aguardiente / txuri, txuri". Esta costumbre de reclamar monedas a los padrinos al grito de lila lilate fue registrado en Aoiz ya a primeros de siglo por las encuestas del Ateneo de Madrid[7]. La antigua tonadilla de Lila lilate apenas es recordada en el pueblo y la que le sustituyó "Bautizo cagao..." se ha perdido en los años ochenta.

La costumbre de reclamar golosinas se perdió por la década de los setenta (Artajona). De todos modos allí donde continúan las reba- tiñas se han restringido a las salidas del templo en el atrio de la iglesia (Garde, Lezaun, Obanos, San Martín de Unx).

Alava

Generalmente estos lanzamientos de dulces que en Aramaio denominaban txintxilin mintxilin maiña[8] tenían lugar en el pórtico de la iglesia (Amézaga de Zuya, Apodaca, Berganzo, Bernedo, Gamboa, Mendiola, Pipaón y Ribera Alta) o en el recorrido de la iglesia a la casa del recién bautizado (Moreda,, Salvatierra) y también desde el balcón de la casa (Artziniega y Moreda).

Más antiguamente fue costumbre repartir entre los niños más pequeños trozos de pan (Apodaca, Gamboa, Mendiola); se le denominaba "pan de bautizo".

En la primera mitad del siglo XX, lo habitual era lanzar caramelos, peladillas, confites, monedas de cobre de 10 y de 5 céntimos o reales de níquel; más tarde pesetas "rubias". (Amézaga de Zuya, Apodaca, Berganzo, Ribera Alta, Salvatierra). También se han echado nueces y almendras (Moreda) y mezclados entre los dulces cagolitas de oveja forradas en papel blanco (Zumeta-Berganzo).

En Bernedo los caramelos y otras dulzainas los ponían los padrinos mientras que las monedas las ponía la familia del bautizado. En Apodaca, a los niñitos se les daban a la mano los obsequios para que no se quedaran sin nada en la arrebatiña.

Las expresiones para pedir variaban poco de unos lugares a otros. Los niños reclamaban los dulces gritando a los padrinos: "¡Aquí, aquí, aquí!" (Bernedo).

Cuando no echaban o los niños consideraban que lo arrojado era poco, cantaban a los padrinos tonadillas como ésta: "Bautizo cagao / que a mí no me han dao/ si cojo al chiquillo / lo tiro al tejao". (Apellániz[9], Artziniega, Berganzo, Mendiola, Ribera Alta, Treviño y Valdegovía). Con pequeñas variantes esta misma tonadilla se ha registrado en Amézaga de Zuya, Berganzo, Bernedo, Moreda, Pipaón y Salvatierra.

En Apodaca, además de la señalada arriba se conoce esta otra:

"Roñica que la tiña te pique
hala, hala, que se chinche
agua, pan y vino
mierda p'al padrino".

Bizkaia

En Abadiano, Bermeo, Busturia, Carranza, Durango, Lemoiz, Markina, Muskiz, Orozko, Urduliz y Zeanuri los padrinos acostumbraban a tirar a voleo, caramelos, confites, almendras u otros dulces así como pequeñas monedas a los niños; éstos aguardaban en el pórtico a que la comitiva saliera de la iglesia después del bautismo. Los niños se precipitaban a recoger los dulces del suelo: arrapataka ibilten giñen nok geio batu (Solíamos andar a rastras a ver quién recogía más) (Zeanuri). En Carranza al hecho de tirar confites le denominan "a la (a) rrepañuza".

En Nabarniz se echaban caramelos y monedas de cinco y diez céntimos de peseta, boloboluek botaten ziren beti; karameluek, txakurtxikiek eta txakurrandiek.

En Markina llaman boluuk, bolos, a los caramelos y monedas que se arrojaban tras el bautizo. Al padrino que no echaba o era muy mirado se le llamaba prakerre y se le cantaba en tonadilla: Praka nasai, poltserre (Pantalón holgado, bolsa estrecha).

En Bilbao se usaba la siguiente fórmula: "padrino roñoso, ojalá salga el chiquillo jiboso"[10].

Azkue recogió que en Lekeitio bolo designaba la generosidad del padrino. Bolorik ezta gaur izan (Hoy no ha habido bolo) solían decir cuando no se les esparcía dinero[11].

También estaba muy extendida en los pueblos arriba indicados la tonadilla despectiva recogida en otros territorios: "Bautizo cagao / a mí no me han dao / si cojo al chiquillo / lo tiro al tejao".

En Abadiano, Ajuria, Muskiz y Zeanuri señalan que esta práctica de lanzar dulces a puñados no se hacía antaño.

En las localidades de cierta entidad que en los años cincuenta y sesenta contaban con clínicas de partos privadas, además de repartir caramelos, golosinas y dinero a la puerta de la iglesia a la salida del bautizo, estos obsequios se esparcían sobre todo desde la ventana de la habitación de la clínica en que estaba internada la madre, ya que era el lugar a donde regresaban quienes habían acudido a la iglesia (Gernika).

Gipuzkoa

También en Bidegoian anotan que esta costumbre de arrojar caramelos y monedas tras el bautizo es relativamente reciente. En Berastegi la lluvia de txanpones era algo excepcional y propio de bautizos "espléndidos". En Hondarribia en los bautizos de gente marinera o de pescadores no se tiraba nada. En Elgoibar solamente los pudientes echaban monedas, los demás únicamente golosinas. En Elosua recuerdan que en los años veinte los padrinos arrojaban caramelos y monedas de cinco céntimos.

RTENOTITLE_FIGURA

En Itziar los niños reclamaban golosinas al padrino gritando: Bolo, bolo / bestela umia xaguak jango! (Bolo, bolo / en otro caso el ratón se comerá al niño). También en Zarauz[12] y en Getaria, donde a esta costumbre se le denominaba topia, se usaba la misma tonadilla: Umia, saguak fango. Con el nombre de enburra o inburra les llamaban los niños en Telleriarte a estos agasajos y amenazaban al padrino que echaba poco con similar cantinela: Bota bota bat / bestela umia / xaguak fango.

En Zerain si los niños consideraban escasos los obsequios llamaban al padrino poltsazimur (bolsa arrugada). En Gatzaga además de poltsazimur, también utilizaban las siguientes formas: poltxamurri (bolsa estrecha), frakerre (braguillas), arlote, tximur (avaro)[13]. En Alegi y Altzo los niños gritaban: ume legor, ume legor (niño seco)[14]. En Beasain utilizaban la consabida tonadilla: "Bautizo meao / bautizo cagao / si cojo al chiquillo / lo tiro al tejao".

En Oñati a primeros de siglo los niños gritaban al padrino, bolo, bolo[15]. Esta palabra que encontramos en boca de los niños de Markina, Nabarniz (B), Arrasate e Itziar (G) proviene del rito del bautismo en el que el padrino tenía que dar su conformidad con la palabra voto que en latín significa quiero. En Donostia se usaba el término de arranpulu[16].

Vasconia continental

En Izpura (BN), el padrino al salir de la iglesia, debía lanzar a puñados monedas en todas las direcciones para que las cogieran los niños y pudieran comprar golosinas. Cuando el padrino no era generoso le gritaban: Aitatxi zaharra! Aitatxi zaharra! ( ¡Padrino avaro! ¡Padrino avaro!) para instarle a echar más.

En Donazaharre (BN) al padrino que esparcía monedas le decían: Konpaia bero (Padrino caliente), y al que no daba nada: Konpai xar, konpai xar (Padrino vejete)[17].


 
  1. Luciano LAPUENTE. Las Améscoas. Estudio histórico-etnográfico. S.1., 1990, p. 162.
  2. AZKUE, Euskalerriaren Yakintza, I, op. cit., p. 186.
  3. EAM, 1901 (ed. 1990) I, 2, p. 1.014.
  4. AZKUE, Euskalerriaren Yakintza, I, op. cit., p. 184.
  5. Ibidem, p. 186.
  6. Alfonso RETA. El habla de la zona de Eslava (Navarra). Pamplona, 1976, p. 626.
  7. EAM, 1901 (ed. 1990) I, 2, p. 1.014.
  8. AZKUE, Euskalerriaren Yakintza, I, op. cit., p. 184.
  9. LOPEZ DE GUEREÑU, "Apellániz...", cit., p. 161.
  10. AZKUE, Euskalerriaren Yakintza, I, op. cit., p. 186.
  11. Ibidem.
  12. Juan de IRURETAGOIENA. "Costumbres (Zarauz)" in AEF, I (1921) p.114.
  13. Ibidem.
  14. AZKUE, Euskalerriaren Yakintza, I, op. cit., p. 184.
  15. EAM, 1901 (ed. 1990) I, 2, p. 1.013.
  16. AZKUE, Euskalerriaren Yakintza, I, op. cit., p. 184.
  17. Ibidem.