Bajo el alero de la casa. Ituxurapean

De Atlas Etnográfico de Vasconia
Saltar a: navegación, buscar

En Bizkaia y Gipuzkoa se efectuaba la inhumación alrededor de la casa entre el muro de ésta y la línea de la gotera[1]. Esta práctica aún es recordada en algunas de las localidades encuestadas.

En Elgoibar (G) los niños que nacían muertos en el caserío o que fallecían sin bautizar se enterraban bajo el alero de la casa, itxoinan. Se hacía un agujero, envolvían el cuerpo en un trapo blanco y lo enterraban. Al darle sepultura siempre depositaban algunas flores y le dedicaban algún rezo. Durante el primer año colocaban una pequeña cruz en el tejado del caserío. En Amorebieta-Etxano (B) los fetos de seis o siete meses se enterraban en la superficie situada bajo el alero de la casa, leorpien. En Oñati (G) se sepultaban bajo el alero del tejado, txintxinpiean o tellapian. También obraban así en Zerain (G), etxeko ittusuren azpian.

En Kortezubi (B) los niños muertos sin bautismo eran enterrados en la faja de tierra que se encuentra entre la pared y la gotera del tejado y que se conoce como itxuxuria. Barandiarán recogió el testimonio de un informante de esta localidad que a principios de siglo presenció la inhumación de una criatura en el itxuxuria del lado izquierdo de un caserío. Otro informante vio enterrar a dos niños en los itxuxura de dos caseríos de Errigoiti (B) en el último tercio del siglo pasado[2]. Una criatura muerta sin bautismo fue inhumada en la huerta de un caserío de Oiartzun (G), junto al edificio, a principios de siglo[3]. También en Sara (L) se constató esta práctica en los años cuarenta.

En Nabarniz (B) si no hubiera habido tiempo de bautizarle se envolvía su cuerpo con una sábana o un lienzo blanco y se le daba tierra bajo el alero de la casa, ittuxuren enterrauten ziren, trapuen edo izeran batute.

En Zeberio (B) antiguamente también se enterraban bajo el alero, itoxurapean, pero a raíz de una denuncia eclesiástica comenzaron a comunicárselo a la iglesia y a enterrarlos en el cementerio en un recinto especial.

Según indican los últimos testimonios recogidos en algunas encuestas de campo realizadas en Vasconia continental, hasta mediados de este siglo ha sido costumbre enterrar bajo el alero del tejado de la casa a los niños nacidos muertos[4].


 
  1. José Miguel de BARANDIARAN. Estelas funerarias del País Vasco. San Sebastián, 1970, p. 39.
  2. José Miguel de BARANDIARAN. "Pueblo de Kortezubi (Bizkaia). Barrios de Basondo y Terliz" in AEF, V (1925) p. 62.
  3. Manuel de LEKUONA. "Pueblo de Oiartzun" in AEF, V (1925) p. 126.
  4. Michel DUVERT. "La Maison Rasque, un espace sacré" in Etxea ou la Maison Basque. Saint Jean de Luz, 1979, pp. 20-21.