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En la antigua ermita de San Martín de Zulueta ubicada en el barrio Beko Mentxaka de Laukiniz (B) existía, según Coscojales, una lápida sepulcral sobre la que “tendiéndose en tres noches de sábados los que padecían tercianas y quartanas, quedaban sanos”<ref>Juan Ramón de ITURRIZA. ''Historia General de Vizcaya y Epítome de las Encartaciones''. Bilbao: 1938, p. 277.</ref>. Iguales virtudes son referidas al eremitorio de San Andrés de Gatika (B), también desaparecido.
En Bermeo (B) los calenturientos acudían a la ermita de San Martín hoy en día desaparecida<ref>Anjel ZABALA eta OTZAMIZ-TREMOYA. ''Historia de Bermeo''. Tomo II. Bermeo: 1931, p. 431.</ref>.
En Urnieta (G), según López de Isasti, se acudía ataño a la ermita de Santa Cruz, sobre todo para fiebres tercianas y cuartanas; en Segura (G) a San Vicente y en Getaria (G) a San Prudencio<ref>Ignacio Mª BARRIOLA, ''La medicina popular en el País Vasco'', San Sebastián: 1952, pp. 112-113.</ref>.
En Navarra los que padecían fiebres recu rrían a Santa Zita en San Martín de Unx (N) y los atacados por tercianas y fiebres tifoideas a la Virgen de Arrigorria en Arraiza (Etxauri-N). Los gozos de la Virgen de la Cerca, patrona de Andosilla (N), aseguran:
:En la ardiente calentura
:Del que os invoca ferviente
:Sois medicina segura<ref>José Mª IRIBARREN. ''De Pascuas a Ramos: galería religioso-popular-pintoresca''. Pamplona: 1970, p. 30.</ref>.
En Tudela (N), junto a la Casa de Misericordia, brota la fuente llamada de Manresa, cuya agua cura la calentura; según la tradición local esa virtud la comunicó San Francisco de Asís al beber en ella a su paso por la ciudad<ref>José Mª IRIBARREN. ''De Pascuas a Ramos: galería religioso-popular-pintoresca''. Pamplona: 1970, p. 40.</ref>.