Causas

Callo (del pie) es un espesamiento localizado de la epidermis, acompañado de cornificación de la masa central, clavo u ojo, que se hunde en el interior del tejido que le rodea y que es doloroso a la compresión (Arrasate-G). Es diferente del “ojo de gallo” y de la verruga plantar. En Hondarribia (G) dicen que el callo es piel vieja que aflora al exterior por amontonamiento de otras capas más jóvenes. En Berganzo (A) y Berastegi (G) señalan que los callos no se curan, pasado un tiempo vuelven a salir.

En Carranza (B) los que se forman en la región palmar de la mano por trabajar con herramientas se consideran beneficiosos, ya que una vez que se han hecho dejan de doler las manos al trabajar y tampoco salen ampollas. Además en una zona rural el tener “manos de señorito” equivale casi a arrostrar la consideración de vago. Dicen los informantes que el tipo de ampolla está indicando si una persona tiene o no manos adecuadas para trabajar. Si son ampollas de agua es que las manos son óptimas para el desempeño de labores manuales, si son de sangre, delatan que posee manos blandas, inadecuadas para estos trabajos.

Los datos recogidos en las encuestas están referidos mayoritariamente a los callos de los pies y por ello se achaca este padecimiento a la utilización de calzado inadecuado y más concretamente a la dureza y roce de los zapatos. Se han recabado algunas expresiones significativas a este respecto y así en Muskiz (B) dicen que hay que llevar calzado apropiado para “no martirizar los pies” y una informante de Allo (N) señala que los callos son “mucho gibadores”. En Arrasate (G) anotan que no se debe utilizar calzado prieto y muy ajustado de forma que los dedos del pie no puedan hacer juego y en Obanos (N) y Nabarniz (B) que los callos se evitan con calzados amplios. En esta última localidad se ha constatado que, a tal fin, antaño para trabajar en las labores agrícola-ganaderas calzaban anchas albarcas de goma o albarcas confeccionadas con piel de ganado.