Causas y denominaciones

Se ha constatado la apreciación bastante extendida de que los diviesos se manifiestan en los adolescentes y los jóvenes. En el s. XVII recogió Oihenart un dicho coincidente con los datos aportados por nuestras encuestas: “Ezta zaharra duena zaldarra” (quien tiene un divieso no es viejo).

En Bidegoian (G) señalan que los diviesos eran más frecuentes en los hombres y en los poseedores de sangre fuerte. En Berastegi (G) los consideraban señal de virilidad, fuerza física y sexual. En Moreda (A), dicen que les salían a los jóvenes fuertes, en la edad del desarrollo, porque “no purgaban y les daba guerra la sangre”. Se aseguraba que a las muchachas se les quitarían, sin más, cuando llegaran a la edad adulta.

En Aoiz (N) indican que son muy frecuentes en la pubertad. En Tiebas (N) algunos informantes señalan que los diviesos salían sobre todo a los adolescentes y era “por la sangre o los alimentos”. En Abadiano (B) creen que la condición de la sangre tiene que ver en la formación de los diviesos; aparecían cuando había mala sangre, a veces se propagaban con facilidad y producían escozor. En Nabarniz (B) apuntan que los diviesos, aldrea, se solían localizar en la parte baja de la paletilla u omóplato si bien a los hombres les salían frecuentemente en la zona del cuello. Esta última consideración la advierten también los informantes de Orozko (B).

En Elosua (G) se ha recogido que los diviesos, bixikak, tienen ojo y si no se extrae, sale otro junto a él y en Izal (N) se decía que si no se sacaba la raíz “hacían crías”. Igual observación han hecho los informantes de Carranza (B) al señalar que un grano es como un nabo y que por tanto hay que extraerlo porque de lo contrario se cura en falso y vuelve a reproducirse. Cuando están enrojecidos y duelen se dice que están verdes. Su tratamiento va encaminado a conseguir que maduren hasta que se les forme una mota de pus o cabeza y por último que revienten, se les abran bocas, expulsando su contenido purulento. Por ello, los remedios se llaman madurativos.

En Mendiola (A) se ha consignado la distinción entre diviesos y forúnculos. Definen a los primeros como “granos gordos de color rojo que, a diferencia de las espinillas, carecen de punta o cabeza”. Son propios de los jóvenes y aparecen en la espalda y en el pecho. Los forúnculos son granos ocasionados por la infección de un pelo y “crecen hacia dentro y no hacia fuera”. Aparecen a cualquier edad y se localizan sobre todo en la zona anal. En Sangüesa (N) al divieso se le llama también uñero.

Ha sido común sajar los diviesos o los granos si presentaban gran tamaño o no resultaba eficaz el remedio doméstico aplicado.

El nombre utilizado en castellano para designar al forúnculo es divieso o grano si bien en Moreda (A) se ha registrado además el vocablo cicachón. En euskera hemos recogido las denominaciones siguientes: zaldarra (Abadiano, Amorebieta-Etxano, Bermeo, Durango, Gorozika, Lemoiz, Nabarniz-B), mastarra (Orozko-B), bixika (Goizueta-N); en Astigarraga (G) distinguen entre bixika y antrak, estos últimos tienen más raíces y son más difíciles de curar. Se han constatado también los términos bixika / pitxika (Berastegi, Elosua-G; Eugi-N), erlakaiztena / erlegiztena (Bidegoian, Elgoibar, Elosua, Oñati-G) que algunos diferencian entre con ojos, muturduna, y ciegos, itsua (Telleriarte-G) y handitsua / haunditsua (Azkaine, Donibane-Lohitzune-L, Arraioz-N).