Celebraciones de un solo día

Según indican las encuestas del Ateneo en los primeros años de este siglo, en Aoiz, Estella, Falces y Pamplona (N)[1], los festejos de boda duraban sólo un día. Unicamente en caso de que los novios no salieran de viaje era costumbre celebrar una comida al día siguiente, que a veces llamaban tornaboda. Un sólo día era la duración, por regla general, de las celebraciones de boda en Laguardia (A); Gernika (B); Tolosa (G); Sumbilla y Valle de Burunda (N).

A partir de los años 50, y sobre todo estas últimas décadas, conforme el banquete ha ido pasando del ámbito del hogar familiar de los casados a restaurantes o locales de hostelería más amplios, la tendencia más extendida es que todas las celebraciones, tanto el matrimonio civil en los lugares donde sea obligatoria su celebración como el religioso, al igual que el banquete de boda y los posteriores festejos, se concentren en un mismo día. En los casos de matrimonios vespertinos se limitan a una única tarde-noche. Algunos encuestados remarcan que en la actualidad se van generalizando las celebraciones a última hora del día en grandes restaurantes (Lekunberri-BN).

En tales casos la gente mayor se retira a última hora y el grupo de jóvenes suele prolongar la fiesta hasta la mañana del día siguiente.


 
  1. EAM, 1901 (Arch. CSIC. Barcelona) IIDh9.