Diferencia entre revisiones de «Composicion de la comida»

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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La comida que seguía al entierro y a los funerales recibía diversos nombres. En castellano los más usuales eran: «Comida de entierro», «Comida de funeral», «Comida de honras» (Arrasate-G). En francés: ''«Repas d'enterrement», «Repas du jour des obsèques» y «Collation». ''
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Las comidas organizadas con motivo de entierros y funerales varían poco de unas poblaciones a otras. Las diferencias en su composición obedecen, en todo caso, a la situación económica de la familia del finado y a las diversas costumbres alimentarias que se dan en los distintos territorios de Vasconia<ref>Vide ''La Alimentación doméstica en Vasconia''. Bilbao, 1990, capítulo dedicado a “''Alimentos y comidas rituales''”, pp. 391-480.</ref>.
  
En euskera se han recogido las siguientes:
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En las localidades encuestadas se hace constar que se trataba de una comida doméstica similar a aquéllas que se preparaban para los días festivos.
  
''Ondrak'' / ''onra-bazkaria'' / ''onratako bazkaria'' (Arrasate, Bidegoian, Elosua, Zerain-G), ''doluko bazkaria'' (Azkaine-L)
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En Mendiola, Salvatierra (A); Muskiz, Orozko (B); Gatzaga (G) y Arberatze-Zilhekoa (BN) advierten que esta comida de entierro era sencilla, aunque por las circunstancias se consideraba especial. En Moreda (A) y Hondarribia (G) señalan que la familia procuraba ofrecer lo mejor si bien eran tiempos de escasez ''y ''no había mucho para elegir.
  
''Entierroko bazkaria'' / ''enterramenduko bazkaria'' / ''enterramenduko jarra'' (Abadiano, Zeanuri-B; Amezketa, Elgoibar, Elosua, Zerain-G; Baigorri, Heleta, Izpura-BN; Beskoitze-L), ''ehortzeko aphaila'' / ''ehortzetako oturuntza'' (Donibane Lohizune-L; Ezpeize-Undüreiñe-Z), ''funzio-bazkaria'' (Amezketa G).  
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En Obanos (N), la palabra ''banquete ''referida a la comida de entierro sonaba mal en el pueblo. Esta comida, por otra parte, estaba destinada a los parientes y amigos venidos de fuera y era obligado corresponder a la atención que habían tenido con la familia. En Sangüesa (N), los informantes dicen que lo que se ofrecía a los parientes venidos de lejos era una comida ordinaria semejante a la de cualquier otro día.  
  
''Hil-bazkaria'' / ''hil-oturuntza'' (Ezkio-G, Lekunberri-BN, Sara-L), ''hilarioko bazkaria'' / ''hileta-bazkaria'' (Aria, Goizueta-N).  
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En Euskalerria peninsular, la comida estaba básicamente formada por caldo o sopa, cocido, casi siempre de garbanzos y berza, un plato de carne preparado con animales sacrificados en la propia casa tales como gallinas, ovejas, a veces hasta un ternero, ''y ''postre que en muchos lugares consistía en pasas y queso. Los convidados solían llevar un puñado de pasas a casa para repartirlas entre los familiares y que cada uno rezase por lo menos un ''Pater Noster ''por el alma del difunto. El ofrecer café, vino o licores difiere de unas familias a otras.  
  
''Kolazionea'' (Arberatze-Zilhekoa, Gamarte, Uharte-Hiri-BN, Ezpeize-Undüreiñe-Z).  
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La costumbre de comer garbanzos en los banquetes funerarios ha sido muy común. Un dicho sarcástico de Aria (N) lo recoge: ''«Fite ian biar'tu garbantzuek hire kontura» ''(Pronto comeremos garbanzos a tu costa).  
  
''Okasionea'' / ''okasinoa'' (Santa Grazi-Z, Urdiñarbe-Z y en muchos lugares de Bizkaia, según B. de Echegaray<ref>Vide Bonifacio ECHEGARAY. “Significación jurídica de algunos ritos funerarios del País Vasco” in RIEV, XVI (1925) p. 12.</ref>), ''okasioneko bazkaria'' / ''okasioneko apairia'' (Iholdi-BN, Liginaga-Z). También recibe la denominación ''ezkotia ''(Ezkiula-Z).  
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Testimonios recogidos en Valdegovía (A), Carranza (B), Berastegi (G), Artajona y Goizueta (N) dicen que no existía la prohibición de comer carne en los banquetes funerarios aunque fuera vigilia y en Salcedo (A) lo atribuyen a que se pagaba la Bula de Difuntos.
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Sin embargo, en las poblaciones de Euskalerria continental enfatizan el hecho de que si el banquete coincidía en viernes no se comía carne y preparaban menús alternativos para esos días. (En el Estado francés la obligatoriedad de la abstinencia de carne se extendía a todos los viernes del año a diferencia de lo que ocurría en el Estado español donde se practicaba sólo los viernes de cuaresma y unos pocos días más).  
  
  

Revisión actual del 08:37 1 feb 2019

Las comidas organizadas con motivo de entierros y funerales varían poco de unas poblaciones a otras. Las diferencias en su composición obedecen, en todo caso, a la situación económica de la familia del finado y a las diversas costumbres alimentarias que se dan en los distintos territorios de Vasconia[1].

En las localidades encuestadas se hace constar que se trataba de una comida doméstica similar a aquéllas que se preparaban para los días festivos.

En Mendiola, Salvatierra (A); Muskiz, Orozko (B); Gatzaga (G) y Arberatze-Zilhekoa (BN) advierten que esta comida de entierro era sencilla, aunque por las circunstancias se consideraba especial. En Moreda (A) y Hondarribia (G) señalan que la familia procuraba ofrecer lo mejor si bien eran tiempos de escasez y no había mucho para elegir.

En Obanos (N), la palabra banquete referida a la comida de entierro sonaba mal en el pueblo. Esta comida, por otra parte, estaba destinada a los parientes y amigos venidos de fuera y era obligado corresponder a la atención que habían tenido con la familia. En Sangüesa (N), los informantes dicen que lo que se ofrecía a los parientes venidos de lejos era una comida ordinaria semejante a la de cualquier otro día.

En Euskalerria peninsular, la comida estaba básicamente formada por caldo o sopa, cocido, casi siempre de garbanzos y berza, un plato de carne preparado con animales sacrificados en la propia casa tales como gallinas, ovejas, a veces hasta un ternero, y postre que en muchos lugares consistía en pasas y queso. Los convidados solían llevar un puñado de pasas a casa para repartirlas entre los familiares y que cada uno rezase por lo menos un Pater Noster por el alma del difunto. El ofrecer café, vino o licores difiere de unas familias a otras.

La costumbre de comer garbanzos en los banquetes funerarios ha sido muy común. Un dicho sarcástico de Aria (N) lo recoge: «Fite ian biar'tu garbantzuek hire kontura» (Pronto comeremos garbanzos a tu costa).

Testimonios recogidos en Valdegovía (A), Carranza (B), Berastegi (G), Artajona y Goizueta (N) dicen que no existía la prohibición de comer carne en los banquetes funerarios aunque fuera vigilia y en Salcedo (A) lo atribuyen a que se pagaba la Bula de Difuntos.

Sin embargo, en las poblaciones de Euskalerria continental enfatizan el hecho de que si el banquete coincidía en viernes no se comía carne y preparaban menús alternativos para esos días. (En el Estado francés la obligatoriedad de la abstinencia de carne se extendía a todos los viernes del año a diferencia de lo que ocurría en el Estado español donde se practicaba sólo los viernes de cuaresma y unos pocos días más).


 
  1. Vide La Alimentación doméstica en Vasconia. Bilbao, 1990, capítulo dedicado a “Alimentos y comidas rituales”, pp. 391-480.