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Texto reemplazado: «Labayru Fundazioa: fondo» por «Labayru Fundazioa: Fondo»
 
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=== Contenido de la obra ===
Se analiza la mano de obra y se aborda la importancia de la participación de todos los miembros de la familia en los trabajos agrícolas con independencia de su edad o sexo, la colaboración vecinal y en la vertiente mediterránea la contratación de jornaleros, sobre todo para la recolección de las cosechas, dada su extensión y la premura con que debían ser recogidas. Se trata asimismo la importancia de la fuerza animal en unos tiempos en que todavía no había hecho su aparición la maquinaria tal y como la conocemos en la actualidad.
[[File:8.1_Faneuse_1896._Oleo_de_Emile_Claus.png|center|600px500px|Faneuse, 1896. Óleo de Émile Claus. Fuente: ''Émile Claus (1849-1924)''. Paris: Bibliothèque de l Image, 2013, p. 46.|class=nofilter]]
Se dedica un capítulo al transporte animal, sobre todo al carro de bueyes ateniéndose a la importancia que tuvo, así como al yugo y a todos los complementos necesarios para uncir a la pareja. El último capítulo de este bloque aborda la mecanización de la agricultura y los cambios que ha acarreado en la agricultura la moderna maquinaria.
Teniendo en cuenta la edad de los informantes y que una parte de la información se recopiló hace décadas, reflejamos preferentemente una agricultura que va desde finales del siglo XIX a mediados del siglo XX.
[[File:8.3_Laietan_Zeanurin_(B)_1920.png|center|600px|Laietan Zeanurin (B), 1920. Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: fondo Fondo Felipe Manterola.]]
Esta agricultura era de carácter familiar, implicando a todos los miembros de la casa con independencia de su edad o sexo y se caracterizó por el autoabastecimiento o al menos tendió a él mientras pudo.
Este conocimiento no formaba un corpus rígido, sino permeable, ya que quien cultivaba la tierra siempre estaba abierto a probar nuevas semillas e incluso técnicas, pero desde el empirismo que suponía la comprobación de que funcionasen. A pesar del desprecio con el que se ha contemplado desde la sociedad moderna, este conocimiento tenía un cierto carácter científico pues se basaba en la técnica de prueba y error. Además era de naturaleza acumulativa, ya que los conocimientos experimentados por cada generación se agregaban al corpus recibido y se transferían a la siguiente generación. Gracias a este conocimiento acumulado cada familia sabía además cuáles eran las mejores tierras de las que disponía para cada tipo de cultivo.
[[File:8.5_Recolte_des_betteraves_fin_du_XIXe_siecle._Huile_d’Emile_Claus.png|center|600px|Récolte des betteraves, fin du XIXe siècle. Huile d’Émile Claus. Fuente: ''Émile Claus (1849-1924)''. Paris: Bibliothèque de l Image, 2013, p. 35.|class=nofilter]]
[[File:8.7_Desherbage_late_19th_century._Oil_painting_by_Emile_Claus.png|center|600px|Désherbage, late 19th century. Oil painting by Émile Claus. Fuente: ''Émile Claus (1849-1924)''. Paris: Bibliothèque de l Image, 2013, p. 43.|class=nofilter]]
Este saber nacía del profundo vínculo que se establecía con la tierra y es que en una economía basada en el autoabastecimiento no cabía más posibilidad que ser respetuoso con la misma, ya que de ello dependía la propia subsistencia. De hecho, a diferencia de lo que hoy en día ocurre con los campos de cultivo, expuestos a la erosión y a la acumulación de residuos químicos, la tierra de labor de estos tiempos pasados mejoraba paulatinamente con los años de trabajo siendo la más apreciada la que había permanecido labrándose durante generaciones.
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