Diferencia entre revisiones de «Curacion del mal de ojo. Begizkoa»

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Hasta aquí se han recopilado remedios para evitar que los bebés padeciesen mal de ojo, pero cuando éste se manifestaba se recurría a diversos remedios para restablecer al estado normal a los niños. Los primeros que se recogen eran de naturaleza religiosa y consistían en la visita a un lugar de culto con una imagen a la que se atribuyese la cualidad de curar los aojamientos y embrujamientos. Al final de este apartado también se recogen otros procedimientos de curación de naturaleza mágica.
  
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En Artziniega (A) existía la costumbre contra el mal de ojo de llevar al niño afectado a la ermita de San Pedro de Zariquete, en Bizkaia. Cuenta un informante de esta localidad que siendo él apenas un recién nacido un día que su madre estaba trabajando en la huerta y él estaba dormido en la cuna pasó por el lugar una gitana. Por la noche se puso mal y su madre no hacía más que repetir que la gitana le había echado mal de ojo. Ante esta situación le cogió su padre y se encaminó con él hasta San Pedro de Zariquete, situado a unos 20 km. de distancia. Al llegar allí el cura bendijo al niño y después el padre regresó con él a casa.
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En Carranza (B) también se acudía con el niño a San Pedro de Zariquete en Zalla y a San Felicísimo de Deusto. Algunos llevaban las ropas de vestir del niño a San Felicísimo para pasarlas por encima de la urna.
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En Urduliz (B) se asistía con los niños a la iglesia de San Felicísimo o a la basílica de Begoña. En Orozko (B) se iba a San Felicísimo de Deusto con los niños cuyo aojamiento era muy fuerte, ''umeak begizkoa fuerte badauko einde, San Felizisimora eroan bear ''zan.
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En Llodio (A) a principios de siglo para desbaratar el mal de ojo se pedía limosna por todas las casas del barrio para ''sacar una misa encomendada. ''A cada familia o persona le pedían una pequeña cantidad de dinero (una moneda de cobre) porque según dicen en esto residía precisamente la virtud. Después enviaban lo recaudado a San Pedro de Zariquete en Zalla donde encargaban la misa<ref>EAM, 1901 (ed. 1990) I, 1, p. 475.</ref>.
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[[File:6.31 San Pedro de Zariquete. Zalla (B).jpg|center|600px|San Pedro de Zariquete. Zalla (B). Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: José Ignacio García Muñoz.]]
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En Urduliz (B) cuando un niño tenía mal de ojo también se recurría a una mujer que aplicaba un remedio contra el mismo. El rito se iniciaba tapando al niño con una manta o una sábana. Se ponía a calentar en una sartén estaño y plomo y cuando ya estaban derretidos se arrojaban sobre una palangana con agua situada al lado de la criatura. Mientras, la mujer que realizaba estas operaciones rezaba unas oraciones que nadie entendía. Al arrojar la mezcla sobre el agua, si el niño tenía el mal, al solidificarse se formaban multitud de aristas y salientes más finos que una aguja; en cambio, cuando ya estaba curado la mezcla quedaba como si fuera una masa de talo.
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En Gernika (B) se acudía a las personas que sabían curar el mal de ojo, ''beguizko. ''Se procedía del siguiente modo: La madre llevaba el niño a esta mujer y mientras le sostenía, esta última le cubría con un lienzo. Después derretía plomo en un cazo y lo vertía en una vasija con agua colocada junto a la madre ''y ''al niño mientras decía: ''"Santa Anak egiñ eban Marie, Mariek Jesus andie, kendu deiola ume oneri bere begizko andie" ''(Santa Ana hizo a María, María al gran Jesús que quite a este niño el grave mal de ojo que padece)<ref>EAM, 1901 (ed. 1990) I, 1, p. 475.</ref>.
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En Lemoiz (B), donde se atribuía al ''begizko ''la capacidad de causar la muerte, se llevaba al afectado donde una mujer con atribuciones de bruja que derritiendo plomo que después echaba en agua, aseguraba que quitaba el mal de ojo.
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En Mendaro (G) se creía que se podían hacer desaparecer los efectos del mal de ojo, ''begizkoa, ''rociando al niño con agua bendita de tres pilas distintas y secándole después con una camisa del padre. Si se sabía quién le había hecho el mal, se lavaba la cara a la criatura con el agua que antes había utilizado para lavarse el causante del daño<ref>EAM, 1901 (ed. 1990) I, 1, p. 475.</ref>.
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En Gernika (B) se creía que el remedio más eficaz era una fuerte disolución de añil<ref>EAM, 1901 (ed. 1990) I, 1, p. 475.</ref>. En Orozko (B), en cambio, se pensaba que el añil usado en la colada lo prevenía.
  
  
 
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Revisión actual del 07:01 15 abr 2019

Hasta aquí se han recopilado remedios para evitar que los bebés padeciesen mal de ojo, pero cuando éste se manifestaba se recurría a diversos remedios para restablecer al estado normal a los niños. Los primeros que se recogen eran de naturaleza religiosa y consistían en la visita a un lugar de culto con una imagen a la que se atribuyese la cualidad de curar los aojamientos y embrujamientos. Al final de este apartado también se recogen otros procedimientos de curación de naturaleza mágica.

En Artziniega (A) existía la costumbre contra el mal de ojo de llevar al niño afectado a la ermita de San Pedro de Zariquete, en Bizkaia. Cuenta un informante de esta localidad que siendo él apenas un recién nacido un día que su madre estaba trabajando en la huerta y él estaba dormido en la cuna pasó por el lugar una gitana. Por la noche se puso mal y su madre no hacía más que repetir que la gitana le había echado mal de ojo. Ante esta situación le cogió su padre y se encaminó con él hasta San Pedro de Zariquete, situado a unos 20 km. de distancia. Al llegar allí el cura bendijo al niño y después el padre regresó con él a casa.

En Carranza (B) también se acudía con el niño a San Pedro de Zariquete en Zalla y a San Felicísimo de Deusto. Algunos llevaban las ropas de vestir del niño a San Felicísimo para pasarlas por encima de la urna.

En Urduliz (B) se asistía con los niños a la iglesia de San Felicísimo o a la basílica de Begoña. En Orozko (B) se iba a San Felicísimo de Deusto con los niños cuyo aojamiento era muy fuerte, umeak begizkoa fuerte badauko einde, San Felizisimora eroan bear zan.

En Llodio (A) a principios de siglo para desbaratar el mal de ojo se pedía limosna por todas las casas del barrio para sacar una misa encomendada. A cada familia o persona le pedían una pequeña cantidad de dinero (una moneda de cobre) porque según dicen en esto residía precisamente la virtud. Después enviaban lo recaudado a San Pedro de Zariquete en Zalla donde encargaban la misa[1].

San Pedro de Zariquete. Zalla (B). Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: José Ignacio García Muñoz.

En Urduliz (B) cuando un niño tenía mal de ojo también se recurría a una mujer que aplicaba un remedio contra el mismo. El rito se iniciaba tapando al niño con una manta o una sábana. Se ponía a calentar en una sartén estaño y plomo y cuando ya estaban derretidos se arrojaban sobre una palangana con agua situada al lado de la criatura. Mientras, la mujer que realizaba estas operaciones rezaba unas oraciones que nadie entendía. Al arrojar la mezcla sobre el agua, si el niño tenía el mal, al solidificarse se formaban multitud de aristas y salientes más finos que una aguja; en cambio, cuando ya estaba curado la mezcla quedaba como si fuera una masa de talo.

En Gernika (B) se acudía a las personas que sabían curar el mal de ojo, beguizko. Se procedía del siguiente modo: La madre llevaba el niño a esta mujer y mientras le sostenía, esta última le cubría con un lienzo. Después derretía plomo en un cazo y lo vertía en una vasija con agua colocada junto a la madre y al niño mientras decía: "Santa Anak egiñ eban Marie, Mariek Jesus andie, kendu deiola ume oneri bere begizko andie" (Santa Ana hizo a María, María al gran Jesús que quite a este niño el grave mal de ojo que padece)[2].

En Lemoiz (B), donde se atribuía al begizko la capacidad de causar la muerte, se llevaba al afectado donde una mujer con atribuciones de bruja que derritiendo plomo que después echaba en agua, aseguraba que quitaba el mal de ojo.

En Mendaro (G) se creía que se podían hacer desaparecer los efectos del mal de ojo, begizkoa, rociando al niño con agua bendita de tres pilas distintas y secándole después con una camisa del padre. Si se sabía quién le había hecho el mal, se lavaba la cara a la criatura con el agua que antes había utilizado para lavarse el causante del daño[3].

En Gernika (B) se creía que el remedio más eficaz era una fuerte disolución de añil[4]. En Orozko (B), en cambio, se pensaba que el añil usado en la colada lo prevenía.


 
  1. EAM, 1901 (ed. 1990) I, 1, p. 475.
  2. EAM, 1901 (ed. 1990) I, 1, p. 475.
  3. EAM, 1901 (ed. 1990) I, 1, p. 475.
  4. EAM, 1901 (ed. 1990) I, 1, p. 475.