Denominaciones

En un buen número de localidades encuestadas la epilepsia se conoce con este mismo nombre (Agurain, Apodaca, Berganzo, Mendiola, Pipaón, Valdegovía-A; Aoiz, Arraioz, Obanos, Tiebas-N).

En Amézaga de Zuya (A) se denomina de igual modo si bien habitualmente se suele decir que a la persona en cuestión le dan ataques.

En Gorozika (B) epilesia. En Berastegi y Astigarraga (G) al que la padece se le llama epiletikoa.

En Bidegoian (G) en tiempos pasados se desconocía el nombre de epilepsia, se le llamaba ataque sin más. En Muskiz (B) se decía epilepsia o que al afectado le daban ataques. En Viana (N) se refieren a ella simplemente como nerviosismo.

En Beasain, Elosua (G) y Goizueta (N) se llama atakea de forma generalizada porque se desconoce un nombre específico para la misma.

En Astigarraga (G) no ha sido una enfermedad conocida como tal hasta recientemente pues antes no se distinguía del resto de ataques; todos ellos, incluida la epilepsia, se conocían como atakeak.

En Telleriarte (G) a esta enfermedad la denominan biotzekoa, del corazón, y también ondoeza, malestar. En Donoztiri (BN) y Liginaga (Z) biotzeko mina, mal de corazón. En Arrasate (G) mal caduco o de corazón, lurmina o biotzmina.

Azkue recoge varios nombres en euskera relacionados con los anteriores: biotzeko mina en Bizkaia y Gipuzkoa, biozmina, en Bizkaia, Roncal y Salazar (N), bigozmina en Roncal.

En Donibane-Lohitzune, Sara (L) y Heleta (BN) se denomina erortzeko mina, literalmente el mal que causa la caída. El mismo vocablo se ha empleado algunas veces para designar el vértigo[1].

Azkue también recoge en su Diccionario esta denominación: erortzeko mina en Baztan (N) y Ainhoa (L) y Lhande, en el suyo, erorteko mina en Zuberoa.

Otras designaciones recogidas son las de alperizia en Gipuzkoa y alfeizena en Bizkaia[2], seguramente relacionadas con el nombre de alferecía con el que también se la designaba en tiempos pasados. Asimismo se ha recogido la voz aldiena en Bizkaia.

En Amézaga de Zuya (A) cuentan que se trata de un mal del que se elude hablar; las familias prefieren que nadie sepa que alguno de sus miembros sufre este tipo de ataques. El hecho de que deseen mantenerla en el anonimato se debe a que muchos la asocian con una especie de locura temporal.

En Valdegovía (A) reconocen que existe un conocimiento muy reducido sobre la misma ya que la envuelve un cierto tabú de tal modo que las familias donde había algún enfermo procuraban ocultarlo mientras podían.

En Gorozika (B) dicen que es una enfermedad relacionada con la sangre y que carece de remedio.


 
  1. Ángel GOICOETXEA. Capítulos de la medicina popular vasca. Salamanca: 1983, p. 45.
  2. Ángel GOICOETXEA. Capítulos de la medicina popular vasca. Salamanca: 1983, p. 46.