Denominaciones

El cementerio se conoce en euskera como hilerria (Lezama-B, Zerain-G, Aria, Goizueta-N, Arberatze-Zilhekoa, Gamarte, Heleta, Izpura, Lekunberri-BN, Beskoitze, Bidarte-L, Barkoxe, Ezpeize-Undüreiñe-Z). En algunas localidades de Vasconia continental se utiliza muchas veces en plural, quizás por influjo de la voz hilarria, tumba o estela, así en Lekunberri (BN), Beskoitze y Sara (L). En esta última localidad también recibe la denominación ilarriak, piedras de los muertos, o ilargeta, lugar de las piedras de los muertos[1].

En Sara (L) se conoce además como ilargiak, lunas, o ilargieta, lugar de las lunas[2]. Popularmente se cree que los fuegos fatuos dieron lugar a la denominación argiak, después hilenargiak y de ahí hilargiak.

El término castellano cementerio, conocido en todas las localidades, convive en la mayoría de los pueblos encuestados con el de camposanto[3]. Este último se ha constatado en Apodaca, Artziniega, Berganzo, Bernedo, Galarreta, Laguardia, Llodio, Mendiola, Pipaón, Salvatierra, Valdegovía (A), Carranza, Portugalete (B), Aria, Eugi, Izal, Lezaun, Murchante, Obanos, Sangüesa y Viana (N).

En Otxagabia (N) en castellano hablan de camposanto y en euskera de zementerioa[4].

En euskera se utiliza un término equivalente, kanposantua (Aramaio-A, Abadiano, Bermeo, Durango, Orozko, Plentzia B, Altza, Ataun, Berastegi, Elosua, Zegama, Zerain-G, Goizueta, Izurdiaga, Lekunberri-N).

En Mañuas-Bermeo, Orozko, Plentzia y Zeberio (B) se conoce como ortusantua, y en Llodio (A) como huerto santo[5].

En euskera también se utiliza la voz lursaindua (Vasconia continental).

Necrópolis altomedieval. Argiñeta-Elorrio (B). Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: José Ignacio García Muñoz.


 
  1. José Miguel de BARANDIARAN. “Bosquejo etnográfico de Sara (VI)” in AEF, XXIII (1969-1970) p. 125.
  2. José Miguel de BARANDIARAN. “Bosquejo etnográfico de Sara (VI)” in AEF, XXIII (1969-1970) p. 125.
  3. Antaño se denominaba cementerio al pórtico que rodea la iglesia y que sirvió de lugar de enterramiento hasta que se generalizaron las sepulturas en el interior de los templos. Este era el lugar de reunión de la vecindad. El camposanto, por el contrario, fue el nombre que se dio a la necrópolis alejada de la iglesia. Sólo en tiempos más recientes se han comenzado a utilizar ambos términos como equivalentes. Vide Jose A. BARRIO LOZA. “El viejo camposanto neoclásico Mallona, en Bilbao” in Letras de Deusto, XVIII (1988) pp. 117-118. Así se ha constatado en Viana (N), donde hoy en día la voz camposanto es utilizada sólo por los mayores, pero no es una denominación muy antigua ya que en toda la documentación escrita se llama cementerio al lugar de enterramiento junto a las iglesias, por lo que es de suponer que comenzó a darse el nombre de camposanto al construido en el extrarradio de la ciudad en el siglo XIX.
  4. AEF, III (1923) p. 138.
  5. En castellano también se emplea la voz huerto con sentido jocoso (Muskiz-B).